MARCELO BONELLI
Julio de Vido tendrá otro revés judicial: será procesado por el negociado de la compra de los trenes chatarras a España y Portugal. Así la situación judicial del ex ministro de Planificación se complica. Acumula otra seria imputación judicial por graves hechos de corrupción. Clarín confirmó que el Juez Julián Ercolini comenzó la redacción del dictamen y se conocería la semana próxima. De Vido tiene otras imputaciones. Está procesado por la tragedia de Once y su nombre figura en una causa de asociación ilícita. Y también lo investigan por el pago de sobreprecios en la compra de barcos con gas importado.
Por otro lado, la semana próxima la AFIP entregará a la Justicia, en la causa Hotesur, las declaraciones juradas de Cristina. El cerco se le cierra a la ex presidenta.
La impudicia de la corrupción “K” tapa buena parte de los traspiés de la Casa Rosada. Entre ellas la equivocada estrategia de poner plazos a la economía.
La suba de precios bajará un escalón, pero está lejos de perforar un piso de inflación compatible con un crecimiento del consumo.
La recesión seguirá y el nivel de actividad continuará a los tumbos en los próximos meses, hasta fin de año.
No habrá “lluvia” de dólares. El blanqueo puede generar un “chaparrón”.
Así entra hoy la economía argentina en el prometido segundo semestre de bonanzas. Las noticias están lejos de la panacea que promocionó la Casa Rosada.
El Presidente tendrá que enfrentar ahora al traspié político de atarse a una fecha. El error surgió como un “eslogan” para enfrentar el malhumor del duro ajuste que obligó la herencia del Plan Bomba de Cristina.
En el segundo semestre habrá sin dudas solo leves señales positivas. La comunidad económica traslada recién para el 2017 la posibilidad de una mejora concreta Así se dijo el martes en la hermética pero dura reunión de evaluación de la cúpula de la Unión Industrial Argentina. Fue una copia de los problemas que expuso una semana antes el influyente Grupo de los 6.
El movimiento empresario tampoco visualiza un “boom” de inversiones hasta tanto el Gobierno no defina un rumbo concreto. En otras palabras: hasta que no haya un plan económico y de atracción inversiones.
Un “leading case” ocurre en materia de energía. Existe un déficit fenomenal, pero hasta ahora el Ministerio de Energía sólo se ocupó del tarifazo. No se conoce cual es el plan energético de José Aranguren para atraer inversiones que aumenten la producción de gas, petróleo y electricidad.
Los caciques fabriles que lidera Adrián Kaufmann Brea reconocen el esfuerzo que hace el Gobierno y ponderan las correcciones a la economía. Pero ven ausencia de pericia en muchas áreas y falta de interés por encarar problemas que están afectando la actividad y, por lo tanto, el futuro del empleo.
El abrupto aumento de las importaciones de Brasil y de China unió en la preocupación a empresarios antagónicos: coincidieron el kirchnerista Juan Lascurain – que nada dijo cuando Kicillof estancó a la industria — y el líder de la alimentación Daniel Funes de Rioja. El liberal jefe de la Copal denunció: “los supermercados importan libremente desde chanchos hasta fideos”.
En la UIA no entienden la pasividad de Cancillería. Dicen que Susana Malcorra ocupa el tiempo sólo en su proyecto personal para liderar las Naciones Unidas y su ministerio no se ocupa del problema de Brasil.
También cuestionan la inacción de la secretaria de Comercio. La UIA confecciona un informe donde explica que todas las naciones aumentaron la protección, mientras que Argentina bajó inexplicablemente la aplicación de las licencias no automáticas.
Ayer estuvo Carlos Melconian y su equipo con la cúpula fabril. La crisis de Brasil puede retrasar los intentos de reanimación de la economía en el segundo semestre. Kaufmann Brea dijo: “La serie histórica dice que nunca nos fue bien cuando a Brasil le fue mal”.
Para los hombres de negocios está mal armada la estructura de decisión en el Gobierno. Sostienen que en momentos de crisis hay que concentrar y no dividir el poder de decisión. Tampoco se entiende por qué hay -y para qué sirven- 26 ministerios. Hay ministros – en especial los radicales – que no tienen presupuesto y directamente no funcionan.
El tema se trató en la reciente reunión del Grupo de los 6. La división del área económica en un sexteto de ministros aumenta las contradicciones y hace que Mauricio Macri pague directamente el costo político de sus desaciertos. La división se organizó con la idea de que no haya “ministro estrella”. Hay seis ministros, el titular del BCRA y dos potenciales reemplazantes como Melconian y Rogelio Frigerio. Es una gran interna.
Los caciques de los bancos, el comercio, el campo y la industria prefieren un ministro de Economía con poder y con todas las reparticiones a su cargo. Una figura que asuma la responsabilidad y que — si las cosas no andan – sea fusible de Macri. En su mayoría consideran que Alfonso Prat Gay tendría que asumir esa tarea y que estén bajo su orbita Aranguren, Francisco Cabrera y Ricardo Buryaile. Para ellos Guillermo Dietrich debe seguir como jefe de Infraestructura.
Prat Gay manejó en forma acertada la salida del cepo y la negociación de la deuda. Eso hizo que Macri lo integre a las selectas reuniones diarias de “coordinación del Gobierno”. Pero Prat Gay comente errores políticos, con declaraciones poco oportunas. En la Casa Rosada – no el Presidente — no le confían del todo. Dicen que tiene demasiadas aspiraciones políticas y que podría opacar a dirigentes históricos del Pro que quieren hacer carrera electoral el año próximo.
Prat Gay también cometió el error de sobreactuar la rebaja del gasto y profundizar la recesión. Igual que Federico Sturzenegger sobreactuó la suba de la tasa. Y ambos le pegaron un excesivo freno a la actividad económica. Ahora hay urgencias y el proyecto de pago a jubilados busca un impacto: olvidarse del discurso de las inversiones-derrame y meter dinero directo para el consumo.
En la Casa Rosada no quieren admitir algo que tiene consenso entre los expertos. Que se trata realmente de un plan para ganar las elecciones en el 2017: inyectarán dinero al consumo y financiarán el déficit - que no va a bajar — con la venta de las acciones de empresas que tiene el ANSeS. Serían 100.000 millones de pesos.