La conmoción por el episodio que protagonizó José López en el monasterio de General Rodriguez aceleró los tiempos de varias causas. Según pudo saber Clarin de manera exclusiva, el juez Marcelo Martinez de Giorgi acaba de citar a indagatoria al ex ministro de Planificación Julio De Vido, al ex secretario de Obras Públicas, a la titular de las Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini, y a los hermanos Schoklender, entre otros, luego de comprobar que hub un desvío de más de 200 millones de pesos con los fondos oficiales destinados al programa de viviendas Sueños Compartidos. No es la única irregularidad. La Justicia también comprobó que no se realizaron licitaciones para adjudicar las obras y que se saltearon los controles estatales. En total, deberán declarar 43 personas. La ronda de indagatorias comenzará el 4 de julio y terminará recién a fines de septiembre.
La resolución tendrá alto impacto político, especialmente en el kirchnerismo, porque involucra a Bonafini, que hasta ahora solo había declarado como testigo. Aunque no aparecieron pruebas concretas para acusarla del desvío millonario, la Justicia quiere saber si hizo algo para frenarlo. Hay algo que la involucra de manera directa: la firma en un convenio marco con el Ministerio de Planificación. Ese documento también lleva la firma de De Vido.
La investigación acaba de cumplir cinco años. Todo comenzó en mayo de 2011, cuando Clarín reveló una pelea entre los Schoklender en la sede de las Madres. En ese momento se abrieron dos causas judiciales. El juez Norberto Oyarbide se encargó de investigar sólo a los hermanos y a sus allegados: hizo decenas de allanamientos y otras medidas de alto impacto. También detuvo a los Schoklender en dos ocasiones. Pero la investigación fue un fracaso. En agosto de 2013, la Cámara Federal decidió anular todo y sacarlo de la causa. Desde entonces, todo el expediente se concentra en el juzgado de Martínez de Giorgi, que ya tenía una denuncia contra algunos funcionarios.
Con el aporte de la Auditoria General de la Nación (AGN) y otros organismos, la Justicia también detectó una serie de maniobras, como extracciones en efectivo o emisión de cheques, para desviar el dinero al bolsillo de Sergio y Pablo Schoklender o a empresas allegadas como Meldorek y Antártica Argentina. En total suman $52.149.459.
Luego del desvío, se produjo el lavado. Hay decenas de pruebas sobre compras injustificadas de departamentos, terrenos, quintas, autos, aviones y otros bienes con dinero que provenía del Estado.
La hipótesis del juez es que los Schoklender utilizaron el prestigio de la Fundación, en connivencia con funcionarios publicos, del orden nacional, provincial y municipal, para obtener los fondos del Ministerio de Planificación. En el listado de indagatorias también aparecen ex empleados de las Madres, allegados a los hermanos como Hugo Gallardo o el contador Alejandro Gotkin.
De Vido y López serán indagados por el delito de administración fraudulenta, pudo saber Clarín. No son los únicos funcionarios citados. La ronda de indagatorias comenzará el 4 de julio con Abel Fatala, ex subsecretario de Obras Públicas. También están citados el ex ministro de Trabajo Carlos Tomada; el ex gobernador de Santiago del Estero Gerardo Zamora; el intendente de Ezeiza Alejandro Granados; el ex jefe de Gabinete Jorge Capitanich (por su rol de ex gobernador); y el ex gobernador de Misiones Maurice Closs, entre otros.
La citación sorprendió a varios funcionarios. "En Ezeiza se hicieron 84 departamentos, todos están terminados y entregados", dijeron fuentes de ese municipio.
Los Schoklender están citados para el 11 y 12 de julio. Sergio sigue involucrado en el rubro de construcción y esta mañana reapareció en público hablado de la detención de López. Su hermano está viviendo en Paraguay, con un permiso de la Justicia.
Durante años, manejaron la “empresa” de construcción más gran del país, casi sin controles. Llegaron a tener mas de treinta obras desparramadas por varias provincias. Pasó mucho tiempo. Se fue el kirchnerismo. Ahora volverán a dar explicaciones ante la Justicia.
El listado completo de las indagatorias:
1) Abel Claudio Fatala, el 4 de julio a las 10 horas
2) José Francisco López, el 5 de julio a las 10 horas
3) Julio Miguel De Vido, el 6 de julio a las 10 horas
4) Hebe María Pastor de Bonafini, el 7 de julio a las 10 horas
5) Sergio Mauricio Schoklender, el 11 de julio a las 10 horas
6) Pablo Guillermo Schoklender, el 12 de julio a las 10 horas
7) Carlos Tomada el 13 de julio a las 10 horas
8) Claudio Freidin el 8 de agosto a las 10 horas
9) Carlos Castellano el 9 de agosto a las 10 horas
10)Gerardo Zamora el 10 de agosto a las 10 horas
11) Daniel Alfredo Nasif, el 11 de agosto a las 10 horas
12) Josefina Sosa, el 12 de agosto a las 10 horas
13)Karina Nasif, el 16 de agosto a las 10 horas
14) Alejandro Sergio Granados, el 18 de agosto a las 10 horas
15) Miguel Ángel Lifschitz, el 19 de agosto a las 10 horas
16) Julio César Zamora, el 22 de agosto a las 10 horas
17) Arq. Carlos Pisoni, el 23 de agosto a las 10 horas
18) Mariano Cullen Paunero, el 24 de agosto a las 10 horas
19) José Valentín Benítez, el 25 de agosto a las 10 horas
20) Daniela Vanesa González el 26 de agosto a las 10 horas
21) Jorge Milton Capitanich, el 29 de agosto a las 10 horas
22) Omar Vicente Judis, el 30 de agosto a las 10 horas
23) Enzo Judis, el 31 de agosto a las 10 horas
24) Ricardo Apelbaum, el 1° de septiembre a las 10 horas
25) Humberto Schiavoni, el 2 de septiembre a las 10 horas
26) Omar Ahmed Abboud, el 5 de septiembre a las 10 horas
27) Fabián Maurice Closs, el 6 de septiembre a las 10 horas
28) Ricardo Adolfo Escobar, el 7 de septiembre a las 10 horas
29) Rubén Darío Giustozzi, el 8 de septiembre a las 10 horas
30) Ivana Rezano, el 9 de septiembre a las 10 horas
31) Marcelo Alejandro Cascón, el 12 de septiembre a las 10 horas 32) Alejandro Abraham Gotkin, el 13 de septiembre a las 10 horas 33) Gustavo Adrián Serventich, el 14 de septiembre a las 10 horas 34) Daniel Laurenti, el 15 de septiembre a las 10 horas
35) José Fernando Caparrós Gómez, el 16 de septiembre a las 10 horas
36) Manuel Camet, el 19 de septiembre a las 10 horas
37) Mariano Moncada, el 20 de septiembre a las 10 horas
38) Pablo Javier Sette, el 21 de septiembre a las 10 horas
39) Adolfo Daniel Bus, el 22 de septiembre a las 10 horas
40) Christian Ariel Terdjanian, el 23 de septiembre a las 10 horas 41) Hugo Omar Gallardo, el 26 de septiembre a las 10 horas
42) Enrique Osvaldo Rodríguez, el 27 de septiembre a las 10 horas 43) Andrea Alejandra Marrone, el 28 de septiembre a las 10 horas
PARLAMENTARIO
Como coletazo de la escandalosa detención de José López, la alianza oficialista Cambiemos intentó sin éxito incluir en la sesión de este miércoles de la Cámara de Diputados un proyecto de resolución para autorizar a la Justicia a allanar la vivienda y las oficinas de Julio De Vido.
“Los hechos de ayer nos impulsan a que tratemos hoy, sin demoras, este proyecto de resolución”, pidió el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Pablo Tonelli (Unión Pro), autor de la iniciativa.
Sin embargo, el interbloque oficialista no pudo siquiera poner a consideración el proyecto al no contar con la autorización de las tres cuartas partes del recinto para incluirlo en el temario de la sesión.
Tonelli recordó que José López, como exsecretario de Obras Públicas de la Nación, secundó a Julio De Vido en el Ministerio de Planificación Federal durante los gobiernos kirchneristas.
“Como es muy posible que detrás del episodio de ayer haya una trama de corrupción vasta y de largo alcance, nos parece sumamente importante que hoy la Cámara sin demora, autorice el allanamiento al diputado De Vido”, explicó el diputado macrista.
El diputado De Vido (Frente para la Victoria-Buenos Aires) se había amparado en sus fueros para frustrar el allanamiento que quería realizar el juez federal Luis Rodríguez -titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nro. 9- en el marco de una investigación por supuesto enriquecimiento ilícito.
CLARÍN
CLAUDIO SAVOIA
Tres y media de la mañana. Noche cerrada, y helada. Un colchón de niebla amortigua el ronquido de la camioneta Meriva gris, cuyas luces cortan la oscuridad como dos cuchillos que abren la masa oscura del campo bonaerense, apenas interrumpida por el filo de unas pocas casas bajas. Desvelado, Omar Jesús Ojeda escucha la frenada frente a su casa, y cuando abre la ventana cree seguir soñando: agitado y a las corridas, un hombre se baja de la camioneta, saca unos bolsos de atrás y comienza a tirarlos por encima del paredón del convento Nuestra Señora de Fátima, donde unas monjitas viven sus días de recogimiento.
Luego toca el timbre, y le abren la puerta. Recobrado de la sorpresa, Omar corre al teléfono y llama al 911. Son las 3:53. Sabe que la mera descripción de lo que acaba de ver lo asemeja a un chiflado noctámbulo, pero no importa. Tres minutos después, un primer móvil del Comando de Patrulla de General Rodríguez llega al monasterio; antes de las 4 se presenta otro. Golpean la puerta, entran al convento y detienen al misterioso salteador, que estaba en la cocina.
Entonces, la sorpresa: con los ojos desorbitados pero sin oponer ninguna resistencia, el poderoso ex secretario de Obras Públicas durante los tres gobiernos kirchneristas, José López, pide que no disparen. Desparramados a su alrededor y en el baúl de la Meriva, cuatro bolsos y una valija con casi nueve millones de dólares, relojes de alta gama y una carabina.
Con caballos en lugar de la camioneta, sacas de tela en vez de bolsos y la cruda estepa patagónica a cambio de un estéril descampado bonaerense, la escena de ayer a la madrugada bien podría animar un capítulo de las correrías de Butch Cassidy, el famoso ladrón estadounidense que hace más de un siglo protagonizó varios golpes tan cinematográficos como la huida que ayer quiso coronar López.
La noticia del suceso recién llegó pasadas las diez de la mañana, para inundarlo todo de asombro y estupor. Y el escándalo recién comenzaba: con el correr de las horas se supo que el ex funcionario kirchnerista había intentado sobornar los policías con un millón de dólares para que lo dejaran irse, y que buscó esconder en el convento 160 bultos con 8,5 millones de dólares, que la policía tardó horas en poder contabilizar porque los billetes estaban húmedos y las máquinas contadoras se trababan. Debieron contarlos a mano. En el tesoro nocturno también había euros, yenes y billetes qataríes. Además, se encontraron dos relojes Rolex, dos relojes Omega, dos Hamilton y un Tommy Hilfiger, y un recibo de compra de un banco chino. ¿La frutilla? Una carabina SIG SAGUER calibre 22, y un cargador con 25 cartuchos.
Los policías Pablo Delmo Román, Fernando Sei, Carolina Czuyc y Alejandra González entraron a la cocina del convento de la calle General Mansilla cuando López intentaba ocultar ese arma, cuya portación vencida permitió justificar la detención del ex funcionario K. Otra ayuda la dieron sus palabras: “Yo robé dinero para venir a ayudar acá”, le gritó a la policía, tal como antes le había dicho a las dos monjitas que lo recibieron. “Es un hombre muy bueno”, lo describió después una de ellas –cuyo nombre no trascendió– durante una entrevista radial. “Acá venía una vez al año y ayudaba, pero ahora estaba enloquecido este hombre. Nunca mandó dinero, pero una vez al año venía, ayudaba con algo, traía té, café, cosas así, dinero nunca trajo. Ahora sí”. Sí, ahora sí.
La fiscal Antonella Occhipinti, titular de la UFI 10 de General Rodríguez, fue la primera que tomó las riendas judiciales. Su primera decisión fue convocar a la Policía Científica, que se encargó de los bolsos y demás enseres. A las nueve de la mañana, López fue trasladado a la comisaría 1° de General Rodríguez, donde permaneció hasta pasadas las 18, cuando ataviado con casco y un chaleco antibalas, bajo una lluvia de insultos y con un fuerte operativo de seguridad comandado por el Grupo Halcón, lo sacaron de allí para llevarlo a una dependencia policial de Moreno, en donde permanecerá al menos hasta mañana.
A esa hora, el juez federal Daniel Rafecas ya había emprolijado un poco los papeles para encuadrar a López en alguna de las causas que lo tienen imputado. Hasta entonces, el segundo de Julio De Vido en el ministerio de Planificación pasaba las horas envuelto en una nebulosa judicial. Rafecas, que tenía durmiendo en su juzgado una vieja investigación por enriquecimiento ilícito contra López, aceptó el pedido del fiscal Federico Delgado y le comunicó al juez bonaerense Adrián Rivera Solari una “anotación conjunta” en la detención del ex secretario de Obras Públicas. Según fuentes de Comodoro Py, el juez lo escuchará en indagatoria mañana por la mañana. En cambio, Rafecas no respondió al otro pedido de Delgado, de pasar esta causa a la que tiene abierta su colega Julián Ercolini por una denuncia de 2008 de la diputada Elisa Carrió contra ex funcionarios y empresarios kirchneristas por presunta asociación ilícita. Un detalle: López no estaría imputado en ese expediente.
Hasta aquí, la información. Ahora, las preguntas: ¿Qué empujó a José López a dejar su domicilio en el barrio Dique Uno de Tigre –una de sus siete casas– en mitad de la noche, a las apuradas y cargado de dinero? ¿Por qué dirigió su camioneta Meriva hacia el convento de General Rodríguez?
La respuesta al primer interrogante es clave, y la más difícil de develar. Pero hay versiones. “López recibió un llamado para avisarle que iban a allanar su casa. El que lo llamó es un hombre de extrema confianza de Néstor Kirchner y que nunca ocupó un cargo. Se llama Javier Cuervo”, dijo a Clarín un funcionario que integró la mesa chica del kirchnerismo.
La otra pregunta también es importante: en helicópteros y autos de alta gama, de a uno o con más gente, López y De Vido iban seguido al monasterio de General Rodríguez, para visitar al obispo emérito Rubén Di Monte, fallecido hace dos meses. ¿Además escondían dinero allí? Tres parejas de perros intentaban develarlo ayer, en otra escena digna de Butch Cassidy.
Esta madrugada, hubo una respuesta para la cantidad exacta de dólares que había en las bolsas. Con máquinas y a mano terminó el conteo: había 8.892.000.
LUCÍA SALINAS
Santacruceño por adopción y del riñón K como pocos. José López fue un hombre clave en el complejo entramado de la obra pública durante el kirchnerismo. Sin su intervención, Lázaro Báez nunca se habría alzado casi el 80% de la obras viales de la provincia en los últimos 12 años.
Se fue de la Casa Rosada con un patrimonio declarado de $ 2 millones, cuando su primer ingreso como funcionario nacional no superaba los $ 160.000 y apuntado por la Justicia por su manejo de la obra pública. Quienes lo conocen, saben que cada paso y decisión se tomaba con pleno conocimiento de su jefe directo: Julio De Vido.
El ex secretario de obras públicas de la Nación, que en la última elección fue electo como parlamentario del Mercosur, está investigado (entre otras causas) por el juez Julián Ercolini a raíz de la denuncia presentada por Vialidad Nacional, que expone la discrecionalidad y direccionamiento de la obra pública a favor de Lázaro Báez.
De sonrisa petrificada, estaba presente en la mayoría de los actos de Cristina Kirchner cuando de inaugurar obra pública se trataba. Ingeniero civil y tucumano, fue colocado como segundo De Vido por el propio Néstor Kirchner para ejercer un control absoluto sobre esa millonaria cartera, donde llegó a manejar U$S 100.000 millones.
Su historia arraigada a los Kirchner viene desde Santa Cruz. Allí ocupó su primer cargo público en 1991 cuando Néstor llegó a la gobernación, durante los primeros años se desempeñó como vocal del directorio de Vialidad Provincial. Fue el inicio de su gestión en la obra pública.
Después de representar a Santa Cruz en el Consejo Interprovincial de Ministros de Obras Públicas, llegó a la presidencia del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda: Toda la obra pública que Kirchner inauguró como gobernador, estuvo dirigida por López.
Pese a la tensa relación que tuvo con De Vido, coincidían al momento de beneficiar a Santa Cruz. Desde 2008 a diciembre de 2015 direccionaron a favor del Grupo Austral de Lázaro Báez, el 78,4% de las obras viales. Le garantizó al empresario K, $ 21.600 millones, suma sobre la cual, según denunció Javier Iguacel titular del organismo, se cobró un 30% de sobreprecio.
En “La Ruta del Dinero K”, López integra la lista general de funcionarios “que enviaban el dinero de la obra pública” al sur. Así lo mencionó Leandro, hijo de Báez que pidió "investigar” a las autoridades vinculadas a la obra pública.
Sin escapar de las denuncias por su llamativo incremento patrimonial, el ex secretario de Obras Públicas estuvo apuntado por su vinculación con la empresa Rovella & Carranza, que adquirió acciones de la constructora Gotti: fue la firma que absorbió Báez con Austral.
Los últimos años su peso político fue importante manejando el programa “Más Municipio, Mejor País, Más Patria”, con el que recorrió sobre todo, el territorio bonaerense tendiendo puentes con los intendentes K principalmente.
JOAQUÍN MORALES SOLÁ
Jose López no pudo enterrar los dólares, pero enterró al kirchnerismo. En la ingrata madrugada de ayer, protagonizó el espectáculo más escandaloso y patético que se recuerde de funcionarios corruptos. Pero fue algo más que una imagen aislada. Fue, en última instancia, la síntesis de una época. Coimas por las obras públicas, dinero negro que no lograron blanquear, desesperación final por la cercanía de la Justicia. ¿Cuántos ex funcionarios como José López dan vueltas por la Argentina, cargados de dólares que no pueden usar, ni depositar, ni lavar? ¿Cuántos, después de doce años en los que el Estado supuestamente benefactor sirvió, sobre todo, para convertir en rica a una estirpe política?
López es hijo de la escuela política de Néstor Kirchner . Éste sostenía que el dinero mal habido debía ahorrarse en efectivo y en monedas de valor constante (dólar y euro, más que nada), porque los bancos internacionales terminaban siempre quedándose con los depósitos. La tesis agregaba que esos bancos les abrían sus puertas a los funcionarios para que hicieran sus depósitos, pero las cerraban cuando dejaban el poder. "Los bancos se quedan con los depósitos con el pretexto de una investigación judicial y no te los devuelven nunca más", decía.
El problema que ni Kirchner ni sus discípulos previeron es que después del poder les sería muy difícil blanquear ese dinero.
Desde 2001, el sistema financiero internacional tomó mucho recaudos para recibir depósitos, impulsado más que nada por la necesidad de evitar la circulación de recursos entre grupos terroristas. También hubo, es cierto, una fuerte denuncia mundial sobre los negocios que hacían los bancos con el dinero que provenía del narcotráfico o de la corrupción.
El sistema se fue cerrando a todo dinero de procedencia desconocida. Kirchner murió antes de percibir que ese problema existía. Ahora lo están padeciendo su familia y sus funcionarios, como José López. La familia Kirchner pudo incorporarse a la propiedad de empresas importantes (¿las de Lázaro Báez o las de Cristóbal López, por ejemplo?), pero los ex funcionarios se quedaron con el dinero en la mano, sin escondrijos posibles y con la policía cerca de sus casas.
Esa situación es, precisamente, la que provocó el desvarío de José López, el momento de locura que lo llevó a intentar enterrar entre 9 y 10 millones de dólares, el total entre distintas monedas y relojes valiosos, aunque mayoritariamente dólares, en el jardín de un monasterio conducido por una monja de 94 años. Pudo haber sido el primer intento, pero la Justicia hizo bien en investigar si no había dinero escondido anteriormente en ese jardín misterioso, perdido en General Rodríguez. La Iglesia argentina debería también aclarar qué hacia ese funcionario en ese monasterio y por qué se vio en ese lugar a varios ex funcionarios kirchneristas.
En la mañana de hoy habrá allanamientos en Río Gallegos como consecuencia de la detención de José López. Lo hará la policía bonaerense por pedido de la fiscal del caso. La investigación podría tomar ribetes judiciales más graves que los que se conocen hasta ahora. Pero la política se notificó ya, de todos modos, de una novedad importante. El latrocinio de los fondos del Estado en tiempos kirchneristas fue mucho más profundo y amplio de lo que cualquiera suponía. Hace poco, un economista honesto, cercano al peronismo, dijo que nunca había visto un proceso de corrupción tan grande como el que sucedió durante el gobierno de los Kirchner. Era la teoría de un intelectual, que José López confirmó con las pruebas de los hechos irrefutables.
Las estelas políticas que dejará el caso de José López son muchas y algunas impredecibles. La primera de ellas es la constatación de una dirigencia insensible, que gobernó sin escrúpulos en un país donde el 30 por ciento de su población está bajo el umbral de la pobreza. Los fajos de dólares de José López deben sumarse a las vastas y suntuosas estancias de Lázaro Báez en la Patagonia y al voraz conteo de dólares en La Rosadita por parte de personas vinculadas al anterior gobierno. Todo indica, sin embargo, que se trata sólo de una parte de inmensas fortunas que aún no fueron descubiertas.
¿Qué sustento tendrá en adelante ante el argentino común el discurso de una revolución inconclusa desplegado por el cristinismo? ¿Qué respaldo moral tendrá la supuesta sensibilidad por los pobres que batía el cristinismo para rechazar las políticas de Macri? La suposición de la política y la Justicia sobre la cantidad de dinero robado puede ser mucho más grande que los dólares encontrados en manos de José López, pero ningún papel ni ninguna explicación teórica calarán tan hondo en la conciencia social como la imagen que dio el ex secretario de Obras Públicas cuando trataba de esconder sólo los dólares que acumuló (o parte de ellos) en una casa de monjas ancianas. El último valor de la defensa del cristinismo es, al fin y al cabo, el dólar constante y sonante. El kirchnerismo, al menos tal como se conoció, carece de destino.
Los tiempos se agotan también para la Justicia. José López estaba siendo investigado por el juez Daniel Rafecas por la sospechosa concesión de obras públicas a la empresa Rovella & Carranza SA, pero ahora el fiscal Federico Delgado pidió, con razón, que esa causa se unifique con una investigación por enriquecimiento ilícito en manos del juez Julián Ercolini. Rafecas ordenó ayer la detención de José López por enriquecimiento ilícito y lo llamó a prestar declaración indagatoria. El poder de las imágenes, ya visto con el caso de La Rosadita, es decisivo en la Justicia.
La causa en poder de Ercolini fue iniciada en 2008 por Elisa Carrió, quien denunció una asociación ilícita formada por Néstor Kirchner, a quien señaló como jefe, y por Julio De Vido, Claudio Uberti, Ricardo Jaime, Carlos Zannini, Cristóbal López, Lázaro Báez y Rudy Ulloa Igor. Carrió había pedido, ya hace algunos años, que se incorporara también a Cristina Kirchner como integrante de la asociación. Delgado respaldó su planteo en las confesiones de Leonardo Fariña, que dispararon la movilización de otra causa, la llamada "ruta del dinero K", en manos del juez Sebastián Casanello.
Ahora se entiende, por lo demás, la inclusión de José López como candidato del kirchnerismo en las elecciones pasadas a parlamentario del Parlasur. López es un personaje electoralmente insignificante. Sabían que necesitaría fueros por su gestión como secretario de Obras Públicas. Es el mismo caso de De Vido como diputado nacional. A estas alturas, ya no es necesario preguntarse si la cartera que De Vido controló durante doce años fue la gran caja de recaudación del kirchnerismo. Lo fue. Bajo sus órdenes estaban Jaime, ya preso, y López, que madruga escondiendo los sobornos de las obras públicas. Queda por investigar la importación de combustible, la mayor erogación en subsidios del Estado en los últimos años. También ese negocio lo controlaba de Vido.
Ayer se tornó obsoleta la discusión sobre si deben sacársele o no los fueros a De Vido. El ex ministro tropezará con la Justicia más temprano que tarde. El negocio personal de los Kirchner pasó por el ministerio que él conducía. Si bien es sospechosa la llamada anónima que delató a José López (a las 3 de la madrugada muy pocos andan despiertos y circulando en la insegura y áspera Buenos Aires), el ex secretario fue sólo el primer eslabón de una cadena de corrupciones y complicidades, que tenía a la obra pública como epicentro del saqueo de fondos del Estado. José López seguía órdenes de De Vido y éste del ex matrimonio presidencial. Eso es lo que el propio De Vido hizo trascender cuando era ministro de Planificación.
Quizá porque lo tiene a De Vido dentro de sí, lo cierto es que la reacción del bloque de diputados cristinistas no pudo ser peor. Hizo el esfuerzo de criticar con las fórmulas habituales a "funcionarios y ex funcionarios" que tienen dinero mal habido, pero nunca lo nombró a José López el mismo día en que José López se convirtió en el argentino más perseguido por la mala fama. Mezcló también los dólares de José López con el caso de los Panamá Papers para señalar en la misma categoría a Mauricio Macri. Ridículo. La empresa de la familia Macri se cerró en 2008, un año después de que el Presidente asumiera su primera función ejecutiva en el Estado como jefe del gobierno de la Capital. En todo caso, Macri deberá explicar si pagó los impuestos correspondientes del dinero de su familia.
López, De Vido y Cristina Kirchner deben responder, en cambio, por el dinero del Estado que terminó en sus bolsillos. O en bóvedas. O bajo tierra. O en un monasterio, el mejor lugar del mundo para esconder el dinero robado. A los cristinistas les falta sofisticación política, pero les sobra ingenio para guardar los imperialistas dólares que, además, no son suyos.
JULIO BLANCK
El secretario del Presidente entró ayer a la reunión de Gabinete, celular en mano. “Es la gobernadora, dice que es urgente” señaló. Macri tomó el celular. Los ministros le escucharon decir “No, no... no puede ser, no se puede creer, no...” y poco más. Fin de la comunicación. El Presidente, que disfruta ser el que manda, les dijo a los demás, que desbordaban ansiedad: “Terminamos la reunión de gabinete y les cuento”. Y los hizo seguir hablando 10 ó 15 minutos más hasta que dio por cerrada la sesión y les reveló lo que María Eugenia Vidal le había dicho: la detención de José López, mano derecha de Julio De Vido en el negocio de la obras públicas, mientras trataba de esconder millones de dólares en un convento de monjas de General Rodríguez.
Que López fuese pescado de modo flagrante hizo que adquirieran sentido definitivo las denuncias sobre la hipercorrupción kirchnerista, la plata negra viajando en bolsos, los sobreprecios, la mentira edificada acerca de los verdaderos fines de la camarilla que gobernó durante doce años y la propaganda abusiva y abrumadora destinada a tapar y distraer la atención de semejante latrocinio.
Un hecho así no tiene antecedentes. Es más y peor que el video de los millones que contaban el hijo y el contador de Lázaro Báez en La Rosadita, que difundido en marzo por Telenoche produjo una conmoción social, política y judicial que aún resuena.
Esto no es una filmación de tiempo atrás y con personajes secundarios, que pueden intentar algún tipo de defensa para explicar lo que a todos resulta evidente. Acá hay un actor directo de la corrupción sistémica del kirchnerismo el que cae con parte del tesoro acumulado. Ni la mejor ficción podría imitar fácilmente a esta realidad. El efecto político de semejante hecho hoy es incalculable.
Así como en el Gobierno había ayer una sensación de alivio y desahogo después de muchas semanas de sinsabores y asperzas sociales y económicas, el kirchnerismo transmitía la sensación de un hormiguero pisado y zapateado. Todo el mundo disparando adonde podía, en un sálvese quien pueda que pretende antes que nada poner a resguardo la propia ropa así fuese a costa de prenderle fuego a la del vecino.
Según testimonios directos, algunas expresiones que cruzaban intendentes y legisladores eran del tipo “se acabó”, “esto es el final”, “es tremendo”, “estamos muertos”. Quizás porque hay tanto poder y dinero en juego, la política tiende muchas veces a sobredimensionar los momentos felices y los amargos. Pero esta vez la sobredimensión parecía tener razón de ser.
Una primera reacción fue ausentarse de los lugares que solían frecuentar. Algunos anularon sus apariciones en medios de comunicación para las próximas 48 horas. Mejor no estar que tener que poner la cara por los otros. Esa actitud tomaron dirigentes que siguen reivindicándose kirchneristas y que venían sosteniendo un plano de enfrentamiento político y discursivo con el Gobierno y con lo que ellos llaman “los traidores”, que son los peronistas abiertos al diálogo y la cooperación mutua con el oficialismo.
Había terreno fértil para la espantada. Un operador bonaerense recordó que el fin de semana se habían reunido en San Antonio de Areco intendentes, dirigentes y legisladores kirchneristas. Y que aún antes de este escándalo habían adoptado una línea de acción inmediata que privilegia la gestión sobre la confrontación. El anfitrión fue el intendente local Francisco Durañona, enrolado hasta acá entre los incondicionales de Cristina.
Ayer, en la escapada angustiosa del hormiguero zapateado, hubo dirigentes y ex funcionarios que aprovecharon para pintar con colores fluorescentes a los otros, a los que señalaron como el grupo que operaba con López –siempre bajo el paraguas generoso y facturador de Julio De Vido– para incrementar su propia cosecha. Por supuesto, lo hacían en nombre del modelo, el relato y el proyecto.
Ex funcionarios expulsados del paraíso kirchnerista cuando sobrevino la desgracia, recuerdan ahora que José López fue secretario de Obras Públicas colocado directamente por Néstor Kirchner, a quien finalmente reportaba. “Josesito” era formalmente el segundo de De Vido, pero se manejaba con autonomía por su relación directa con Kirchner.
Tenía en sus manos el manejo de toda la obra pública: licitaciones millonarias para viviendas, rutas y caminos; para alumbrado, asfalto y cloacas; para hospitales, maquinaria y limpieza de autopistas. Esa era la llave de la relación de Kirchner –y después Cristina– con los gobernadores y sobre todo con los intendentes bonaerenses. Por supuesto pasándole por arriba a Daniel Scioli, según señalan quienes conocieron al detalle tales mecanismos.
Aseguran que Kirchner solía decirle a los jefes territoriales, después de establecer algún acuerdo: “Andá a verlo a Josesito que él se va a ocupar de lo tuyo”. Bajo esas condiciones, no resultaba extraño que la relación entre De Vido y López pasara por momentos de alta tensión.
“Manejaba su propio quiosco y no lo compartía”, dicen de López. Apuntan que De Vido tenía un entendimiento más afiatado para operar en un dúo temible con su subsecretario de Coordinación, Roberto Baratta y que López “se cortaba solo”, al punto que quiso ser candidato a gobernador de Tucumán hasta que lo bajaron desde la Casa Rosada.
Entre los funcionarios que trabajaban junto a López en la provechosa negociación de obras públicas con los intendentes bonaerenses señalan entre otros a Nicolás Glinatsis, un hombre de De Vido que revistaba en el organismo que controla las concesiones viales (Occovi) y que fue despedido con la llegada del gobierno de Macri. Se fue con un mensaje en las redes diciendo “tanto es el miedo que nos tienen que necesitan tenernos lejos (...) Abrazo peronista. El griego”.
También nombran a Luis Vitulio, viejo compañero de estudios de Baratta, que manejó programas importantes durante el kirchnerismo vinculados a la Televisión Digital (TDA) y que por un par de meses, en la reciente transición, fue director de administración del sistema de medios públicos hasta que el ministro Hernán Lombardi lo dio de baja.
El anterior intendente de General Rodríguez, Juan Pablo Anghileri, habría sido parte decisiva de este grupo operativo, articulándose con los entonces jefes municipales kirchneristas Sandro Guzmán (Escobar) y Stella Giroldi (Campana).
En la historia, siempre circular, General Rodríguez vuelve a ser el escenario. Allí cayó López, con bolsos y valijas repletas de dinero que buscaba escamotear del alcance judicial, sabiendo que una causa por irregularidades en Vialidad Nacional avanzaba sobre él. Las monjas del convento de clausura donde quiso refugiar su tesoro dijeron a las funcionarios judiciales que López iba por allí “una o dos veces al año”.
Entre tantos millones de dólares, entre euros y relojes de alta gama, las autoridades encontraron también copia del comprobante de una operación bancaria en Beijing. Recuérdese el deleite y el fervor con que De Vido y sus hombres defendían las inversiones de China, que tenían en Cristina Kirchner a su principal auspiciante. Ese recibo chino, tanto como los millones que le capturaron a López, obligan a buscar el origen del dinero.
Los que hoy cuentan la historia aseguran que “si De Vido hizo 100, José hizo 400”, quizás sin advertir que por 100 o por 400 se puede terminar igualmente preso, si es que hay Justicia en esta tierra.