Tres semanas antes de la presentación oficial que deberá hacer ante la Justicia, la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) comenzó una ronda de encuentros para difundir cómo readecuará el plan de saneamiento del río más contaminado de la Argentina. La novedad: 2023 es la fecha que estimaron las autoridades del ente tripartito para que el curso de agua muestre una limpieza palpable.
as acciones previstas para lograrlo, según el plan que ya se presentó en la sede del gobierno de la ciudad, son: el saneamiento de Dock Sud, la concreción del colector cloacal de la margen porteña y el control estricto de 104 industrias, que no identificaron. Así lo pudo reconstruir LA NACION con algunos de los 200 asistentes de áreas relacionadas con el plan de limpieza.
La presentación estuvo a cargo de quien será, luego de varias idas y venidas, el presidente de la Acumar, Julio Torti, quien hizo gran hincapié en la calidad del agua. En ese sentido, detalló que hoy la cuenca baja tiene registros de menos de 2 mg/l de oxígeno disuelto y que el objetivo es elevar el nivel a 5 mg/l; eso permitiría que la calidad del líquido fuera "aceptable" y pudieran desarrollarse en ese sector flora y fauna.
En la reunión se mencionaron tres lugares conflictivos en la cuenca sobre los que se reforzará el control: el Mercado de Liniers, el Mercado Central y el Aeropuerto de Ezeiza.
La actualización del plan de saneamiento fue ordenada por la Justicia Federal, a la que la Corte Suprema indicó supervisar el cumplimiento del fallo que obliga a limpiar el Riachuelo, ya que todos los plazos impuestos por el máximo tribunal en 2008 fueron incumplidos.
El mes próximo, cuando se cumplan ocho años de aquella decisión, la lista en el haber será bastante pobre: se liberó el camino de sirga, se mantiene y se limpia diariamente de residuos la margen de la Capital, se reubicaron unas 600 de las 17.000 familias censadas, se eliminaron algunos basurales y se consiguió el crédito del Banco Mundial por 840 millones de dólares para construir el colector cloacal.
Sólo esta obra demandará un plazo de ejecución de cinco años; es uno de los principales motivos por los que no habrá cambios palpables hasta 2023.
También faltan todavía un serio estudio epidemiológico en el área de la cuenca, controles estrictos a las empresas y cambiar la normativa, que los expertos consideran permisiva.
Para empeorar el panorama, el cuerpo colegiado nombrado por la Corte está descabezado: no hay defensor del pueblo desde 2009 ni su designación aparece en la agenda política. Es la figura que debe presidir a las ONG encargadas de controlar que se cumpla el plan.
En la Defensoría del Pueblo indicaron ayer que no conocían el plan. En tanto, expertos consultados por LA NACION consideraron que se trata de un plan razonable; la cuestión es que se cumpla.
Respecto de la calidad del agua, en los informes presentados previamente por la Defensoría ante la Corte figuraba la preocupación de que no sólo hay que pensar en el oxígeno, sino también en los contaminantes. La carga orgánica no es la única que hace pestilente al Riachuelo; cromo, hidrocarburos y sulfuros también deben ser controlados.
Los expertos consideran que debe ser modificada la normativa que regula los efluentes industriales, sobre la base de un estudio pendiente de la capacidad de volcado que soporta el curso de agua.
"Estamos ante un momento histórico; después de unos meses difíciles con turbulencias, de las que no vale la pena hablar pero que todos conocen, está normalizándose la Acumar", dijo Sergio Bergman, el ministro de Ambiente de la Nación, en referencia a las peleas internas que tienen paralizado al organismo desde enero.
Con este nuevo plan, el Gobierno pretende dar agilidad y visibilidad a un problema que afecta a las tres jurisdicciones administradas por Cambiemos: la Nación, la provincia de Buenos Aires y la ciudad. Hoy, representantes de los tres gobiernos participarán del acto de lanzamiento de la obra más prometida y más esperada de la cuenca: el colector de la margen izquierda del río.
La obra consiste, principalmente, en la construcción de un túnel de unos 16 km de extensión que irá bajo tierra por la margen izquierda del curso de agua. El diámetro del túnel varía de 80 cm a 4,5 metros y su función es recoger y transportar los efluentes cloacales hacia la zona de tratamiento, sobre el Río de la Plata, evitando que se descarguen en el Riachuelo.
La nueva fecha fijada para el saneamiento, que será comunicada a la Corte el 7 de julio, suma otro hito en el cúmulo de promesas para el Riachuelo. Ya en 1811 el Primer Triunvirato se comprometió a limpiarlo, a un año de que se hubieran instalado los primeros mataderos, curtiembres y saladeros. Más de un siglo después, en 1993, la entonces secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable María Julia Alsogaray prometió que en 1000 días el líquido iba a ser bebible. En 2006, Romina Picolotti estimó una década como plazo de saneamiento.
Pero hoy todavía 8 millones de personas conviven diariamente con la contaminación. Sólo esperan dejar de esperar.
1811
Anunció su limpieza el Primer Triunvirato. Ya funcionaban curtiembres, mataderos y saladeros
1871
La Cámara de Diputados provincial se comprometió a canalizar y limpiar el río
1993
La entonces secretaria de Desarrollo Sustentable María Julia Alsogaray prometió que en 1000 días el agua sería apta para consumo
2006
La funcionaria Romina Picolotti estimó una década como plazo para el saneamiento