La energía más económica es la que se evita utilizar y, en tiempos de "sinceramiento tarifario", las empresas empiezan a poner foco en la eficiencia energética. Se trata de utilizar menos energía para realizar la misma tarea y obtener iguales resultados, reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático, según lo publicado en El Cronista.
"La eficiencia energética es el gran desafío para un mundo que va a aumentar su consumo eléctrico en un 50% de aquí a 2025, y aún debe llevarle energía a 1.300 millones de personas sin acceso a la electricidad", disparó Jean Pascal Tricoire, CEO de Schneider Electric, en el marco de la Innovation Summit que la compañía gala organizó en abril. "Antes de generar más energía habría que usar más racionalmente la que tenemos, ya que por cada unidad energética consumida, se deben generar tres", explicó .
Durante el evento, que se llevó a cabo en el Palacio de los Deportes (Palais des Sports) en París, la firma, creada en 1836 y con presencia en la Argentina desde 1982, presentó nuevos productos (lanzan más de 300 por año) y soluciones para la gestión energética eficiente, tanto de uso residencial como industrial.
Una de las conferencias estuvo dedicada a edificios inteligentes, dado que la construcción es el sector con mayores oportunidades de ahorro energético. Con medidas como la aislación de techos y ventanas, una orientación adecuada para aprovechar la luz solar o evitarla (según la localización) y la automatización de los mecanismos de iluminación y climatización, se puede reducir el consumo hasta en un 80%.
Los Data Centers son una de las actividades que mayor consumo presentan, debido a la necesidad de energía tanto para el procesamiento de los datos, como para la refrigeración de los equipos. Por esto la compañía impulsa los sistemas de "cómputo en el borde" (Edge Computing).
Bajo este paradigma, los datos se procesan más cerca de su generación (por ejemplo los aplicativos del teléfono móvil), evitando que "viajen" hasta un centro de cómputos remoto. Finalmente, la seguridad en las instalaciones eléctricas fue un tópico central de la Innovation Summit, dado que cortocircuitos e incendios causan en el mundo miles de accidentes cada año.
Más allá de los sectores de la economía, la eficiencia en el uso de la energía difiere según el país. Mientras en Estados Unidos es del 15%, en Alemania alcanza al 65%. "Las mayores oportunidades de ahorro y mejora están en los países emergentes", señala Tania Cosentino, presidente de Schneider Electric para América Latina. Justamente en estos mercados es donde la compañía (que invierte el 5% de sus ingresos en Investigación y Desarrollo), está experimentando su mayor expansión.
En la Argentina, "las políticas de eficiencia energética permitirían reducir el consumo sin afectar el crecimiento, evitando importar 6000 MW de energía (equivalente a dos represas como Yacyretá)", destaca el informe Escenarios Energéticos para la Argentina (2013/2030), dela Fundación Vida Silvestre (FVSA) y un grupo de ONGs.
Con normativas puntuales como la obligatoriedad de usar calefones sin piloto se evitaría el consumo constante y pasivo de unos 3 millones de m3 al día de gas, equivalentes al gas que consumen 800.000 hogares argentinos en un año.
La implementación de iluminación LED en el alumbrado público, los sistemas de construcción inteligentes que aprovechan la ventilación y luz natural, con buena aislación, el etiquetado de eficiencia para electrodomésticos y maquinarias y la migración hacia tecnologías más eficientes en la generación y transporte de energía, permitirían ahorros importantes sin afectar la producción y la calidad de vida (ver entrevista).
En las empresas, poner en marcha planes de eficiencia permite reducir el impacto de los ajustes tarifarios y mejorar los procesos productivos. En la UIA se lleva adelante desde 2012 un programa de consultoría sobre eficiencia energética para pymes.
Consiste en diagnósticos energéticos y una propuesta de mejoras que puede financiarse con el Fonapyme, a una tasa del 9% anual. Las empresas sólo abonan el 10% del costo, y el 90% restante se cubre con aportes del Fondo Global para el Medioambiente (GEF). "Uno de los mayores logros de esta iniciativa es que genera un cambio cultural", destaca Alberto Calziano, responsable del programa en la UIA.
Entre los beneficios, se cuentan "el aumento de la producción, utilizando la misma cantidad de energía, disminución del costo energético, mejora de la competitividad, reducción de los costos en infraestructura y disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)", enumera Calziano.
El especialista destaca que desde comienzos de este año hubo mayor interés de empresas por acceder al programa, así como consultas por la nueva Ley de Energías Renovables, que obligará a a partir de 2017 a los grandes consumidores (más de 300 kw) a contar con un 8% de su consumo eléctrico proveniente de energías limpias (eólica, solar, biomasa).
Gustavo Galuppo, director de Ventas Cono Sur de Eaton, coincide con la apreciación. "Este año creció el interés empresario en asesorarse para ahorrar en sus consumos", destaca el ejecutivo de la compañía de sistemas y equipamiento para la distribución eléctrica. "Con las tarifas subsidiadas, predicábamos en el desierto -dice-.
Pero con los aumentos se vuelve imperioso cambiar hábitos: desde apagar las luces que no usamos a utilizar correctamente los sistemas de climatización: las computadoras funcionan bien con una temperatura de hasta 26 grados. No tiene sentido poner el aire a 18 grados. Los centros de cómputos consumen el 5% de la energía mundial. Si bajamos 1% ese consumo, estamos logrando un ahorro enorme", reflexiona.
Según la Fundación Observatorio Pyme, la energía representa entre el 6 y el 10% de los costos en las empresas (dependiendo de su tamaño, rubro de actividad y grado de tecnificación). En tiempos de "tarifazo", hacer un uso eficiente de la energía para seguir produciendo con un menor consumo se ha transformado en una cuestión vital.