EDDY LAVANDAIO*
El 9 de junio se celebra el “Día del Geólogo” rememorando la fecha en que se realizó la primera reunión destinada a la creación del Centro Argentino de Geólogos, en 1947, en la ciudad de Buenos Aires. Si bien esa pionera entidad ya no existe, son varias las organizaciones que heredaron su espíritu y sus objetivos, entre ellas nuestra Asociación Geológica de Mendoza, fundada el 23 de febrero de 1952.
Uno de los objetivos básicos de la entidad es propender a la divulgación y conocimiento de las ciencias geológicas a través de distintos medios, formas y niveles de comunicación, mediante tareas que se realizan pero no siempre son eficaces.
La falta de eficacia puede tener diferentes motivos pero hay uno en particular al que ya nos hemos referido en otras oportunidades y es necesario reiterar. Existe una especie de “barrera intelectual” en la política educacional de la Dirección General de Escuelas que omite, en los planes de estudio, los temas relacionados con nuestra disciplina científica y sus muchas y variadas aplicaciones prácticas. El caso más notable, al menos en los últimos años, es el de los minerales y las rocas, y su importancia en la vida cotidiana.
Desde muy pequeños, nuestros niños aprenden, por ejemplo, a relacionar lo que comen con las fuentes de producción. Así asocian con facilidad la leche y las carnes con la ganadería, y las frutas, las verduras y las harinas con la agricultura. De esa manera no sólo aprenden el origen de cada cosa que comen sino que, además, se acostumbran a valorar la importancia que tiene el productor de alimentos y el rol que cabe a los profesionales y a las instituciones que dan soporte científico y técnico a la producción para que se realice de acuerdo a las reglas del arte y a las normas vigentes, y su consumo sea confiable y seguro.
No ocurre lo mismo con el plato y los cubiertos que usan para comer, ni las ollas y fuentes utilizadas para cocinar y servir la comida. A los niños no se les enseña que están hechos con ciertos y determinados minerales y, menos aún, que los relacionen con los productores mineros y con los profesionales e instituciones del sector, que desempeñan los mismos roles y tienen las mismas responsabilidades que en el caso anterior frente a la sociedad.
Creemos necesario que las autoridades educativas estudien este tema con seriedad e implementen las medidas que correspondan para paliar o solucionar definitivamente este déficit en la educación de nuestros chicos que ha traído, como consecuencia más visible, una cierta actitud de “desprecio” hacia los productores de minerales y rocas, unida a una especie de “negación” de la validez de soportes científicos, técnicos y normativos en esta actividad.
Al igual que otras veces queremos ofrecer la colaboración de la Asociación Geológica de Mendoza para acercar ideas o propuestas que abarquen desde la elección de los temas más elementales hasta la capacitación de los docentes con la misma finalidad.
* Vocal Asociación Geológica de Mendoza