Argentina celebra hoy el Día del Geólogo. La geología es el estudio de la Tierra, su origen y evolución a través del tiempo, su composición, forma y tamaño, los procesos que tienen lugar dentro de ella y en su superficie, origen y evolución de los seres vivos, etc. La historia de la Tierra se encuentra en las rocas y es un desafío para el geólogo poder interpretarla.
Según el Boletín del Consejo Superior Profesional de Geología, en un artículo escrito por el Dr. Roberto M. Cayo, se determinó el 9 de junio como Día del Geólogo, en circunstancias en que el panorama profesional de la geología era ciertamente desalentador.
Por otro lado, la Comisión Directiva de la Asociación Geológica Argentina recuerda que el 31 de julio de 1947, se constituyó el Centro Argentino de Geólogos, una entidad estrictamente gremial, que agrupó a los profesionales geólogos en las distintas especialidades.
Esta institución fue el organismo que representó y defendió las justas aspiraciones vinculadas al ejercicio profesional, profundizó el mejoramiento y el prestigio de la actividad y veló por la ética.
El 9 de junio se festeja en Argentina el “Día del Geólogo”, fecha que nació en 1947.
Una frase que resume el sentimiento de la profesión dice que: “El paisaje nos recuerda que la elección profesional del geólogo está siempre ligada a la vida, a la belleza y a este arte tan especial de combinar la ciencia y la técnica con un permanente compromiso ante la sociedad” (Consejo Superior Profesional de Geología, Buenos Aires, 9 de Junio de 2004).
Cuando se habla de geología existe muchas veces confusión en su exacto significado.
Algunas personas la relacionan con lo atinente al estudio de las culturas indígenas. De allí que muchas veces los geólogos son avisados del hallazgo de vasijas o urnas funerarias, tema que compete a otros profesionales tales como arqueólogos o antropólogos.
El origen de la confusión de geología con arqueología, está arraigada en el hecho que hasta no hace mucho tiempo, los viejos sabios naturalistas, eran verdaderos enciclopedistas en sus conocimientos. De allí que se ocuparan de investigar un amplio espectro de temas relativos a todo aquello que yaciera enterrado.
Para ellos era tan valioso un instrumento del arte indígena, como el esqueleto de un animal extinguido, una roca, o un mineral. Es el caso de Florentino Ameghino, el más grande hombre de ciencia que dio la Argentina, quién desarrolló vigorosamente el estudio del Plata y las Pampas, alcanzando renombre universal. Hoy no queda nada del viejo enciclopedismo y existen numerosas disciplinas que estudian los distintos aspectos de la ciencia.
A la geología en general le interesa el estudio de nuestro planeta y por extensión los demás planetas del sistema solar (planetología). Le interesa saber de que están formados los planetas y para ello recurre a técnicas directas e indirectas.
Del análisis de los meteoritos que caen a diario en la Tierra, se obtiene valiosa información sobre la composición química del material original que pudo acrecionarse para dar nuestro planeta y los demás vecinos. Basándose en las técnicas de obtención de edades por métodos radiactivos se sabe que los meteoritos tienen una edad de 4.560 millones de años.
Dado que son los restos de la primigenia materia del sistema solar, entonces esa debe ser aproximadamente la edad que tiene la Tierra. Sin embargo, los geólogos sólo pueden conocer lo que pasa en la delgada piel que recubre el planeta y que se ha dado en llamar corteza.
Si exceptuamos unos cristales de zircón encontrados en Australia cuya edad se remonta a 4.100 millones de años, hasta ahora las rocas más antiguas indican una edad de 3.800 millones de años, por lo que existe un lapso, que tal vez esté extraviado para siempre en la noche de los tiempos. Y esta situación se repite muchas veces, ya que numerosos periodos de tiempo no tienen su correspondiente página de roca, por lo que el libro de la historia del mundo se encuentra incompleto. Como puede verse, el geólogo tiene que manejar mentalmente extraordinarios periodos de tiempo.
Por ello la unidad de medida en geología es el millón de años. Las capas profundas son estudiadas por los geofísicos a través de las ondas producidas por los terremotos o inducidas por explosiones dirigidas. El análisis de las rocas compete a los petrólogos y el de los minerales al mineralogista. Al relieve y su génesis lo estudian los geomorfólogos, mientras que los suelos es campo de los edafólogos. Los fósiles son estudiados por los paleontólogos y hay tantos especialistas como clases de animales y de plantas existen.
Por su grado de evolución en la escala zoológica determinarán cual es la edad de la roca. Si los fósiles pertenecen a primitivos invertebrados marinos dirán que es un estrato de la era Paleozoica, si es un hueso de dinosaurio dirán que es de la era Mesozoica y si en cambio se trata de un hueso de mamífero determinarán que pertenece a la era Cenozoica.
Las yacencias de petróleo y minerales son estudiadas por los geólogos economistas. Las deformaciones de las rocas y la generación de las montañas es territorio de los geólogos estructurales; la posibilidad de obras civiles en ellas de los geotécnicos. El agua subterránea y su búsqueda son encaradas por los hidrogeólogos. La sismología, con todo lo referente a la importancia de los movimientos de tierra es otro de los campos que aborda la geología. Los comentados son algunos de los campos de incumbencia de los geólogos.
Queda todo un terreno sin explicar y es lo que hace al pensamiento mismo, por el cual el pasado se proyecta al presente cuando se leen las enormes páginas pétreas de ese gran libro de la corteza terrestre donde está grabada la historia apenas contada del mundo en que vivimos.
De allí que la frase mundial que identifica a la geología sea la de “Mente et Malleo” (con la mente y el martillo).
Lo cierto es que los minerales que usamos en la vida diaria (industrias químicas, farmacéutica, metalurgia, agro, etc.), los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) que alimentan las plantas de energía o el motor de nuestro automóvil, los minerales nucleares (uranio para generar electricidad y radioisótopos para la cura del cáncer), los materiales de construcción para nuestras casas, edificios, rutas, etc., los suelos en que sembramos o asentamos las obras civiles, las aguas subterráneas que bebemos; en todo ello y mucho más está presente el martillo silencioso del geólogo.
La riqueza de un país tiene que ver, entre otras cosas, con el conocimiento de sus recursos naturales. Cada hallazgo y evaluación de minerales o hidrocarburos, suma miles de millones de pesos al patrimonio nacional y al balance de sus riquezas.
La puesta en movimiento de esa riqueza es lo que hace grande a un país. Como dijera Juan Domingo Perón, gran propulsor de la geología y la minería argentina: “No considero como riqueza lo que está bajo tierra, sino lo que se ha extraído”.
Y en esto los geólogos tienen un papel fundamental.
*Doctor en Geología.
