El gobierno anterior impulsó el consumo de gas domiciliario a los precios casi más bajos del mundo, pero al mismo tiempo, decidió no pagarle a los productores de ese insumo. Así el consumo de gas creció un 41 por ciento entre 2003 y 2015 y el de energía eléctrica, un 53 por ciento. Al mismo tiempo, la producción de gas cayó un 26%. Se gastó lo que no se tenía, según publicó Clarín.
Igual no se pudo evitar la interrupción del suministro de gas a industrias desde ayer hasta el lunes. La situación podría repetirse mientras haya temperaturas bajas. Eso sí no, habrá desabastecimiento de GNC.
Para la ola de frío, no alcanzó el gas que se compra a Bolivia, ni el GNL (líquido) que se trae en barcos o el que viene de Chile. A las importaciones de energía eléctrica que se suelen realizar (aunque son menores en proporción) de Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay, ayer también se decidió recurrir a electricidad del territorio trasandino. En estos días de temperaturas bajas, el país depende mucho de las importaciones. En gas, las compras afuera representan alrededor de un tercio del consumo nacional, mientras que en luz son de un ocho por ciento.
El sistema energético está en un estado muy crítico. La única forma de recomponerlo es con mayor producción de gas y, por ende, de luz. Para lograr un incremento en el gas disponible, es necesario ofrecerle a las empresas productoras un importe que les justifique la inversión. Pero buena parte del arco político (incluso algunos dirigentes oficialistas) se resiste a eso: quieren que haya más gas, pero sin pagarlo a un precio de mercado.
El país comenzó este año a importar gas de Chile. Antes, le exportaba al país vecino, pero el ex presidente Néstor Kirchner decidió -en abril de 2004- que no había que hacerlo por cuestiones políticas internas.
El ministro de Energía actual, Juan José Aranguren, tomó la decisión de negociar con Chile para no ser exclusivamente dependiente de Bolivia.
“Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) nos comunicó que entregarán cinco millones de metros cúbicos menos de gas por día de lo que está contractualmente acordado por haberse incrementado la demanda de Brasil que tiene prioridad sobre el contrato con Argentina. Eso sumado al “retraso en la llegada a puerto de los barcos de GNL por malas condiciones climáticas”, llevaron al comité de Emergencia del ente regulador Enargas a “solicitar a las industrias el inicio de reducción de consumo hasta llegar al corte total de sus consumos”, según comunicó el ministerio de Energía.
El país le suele comprar a Bolivia unos 20 millones de metros cúbicos de gas diarios. Pero Bolivia tiene un contrato más grande con Brasil. “Una cosa es cuando los contratos se hacen “spot” (a precio corriente) y otra es cuando los contratos se hacen a largo plazo, que implica décadas de inversión, lo que permite mejor planificación para el productor. Brasil acordó a largo plazo y por eso Bolivia le da preferencia. El arreglo de Argentina (que viene de la primera presidencia de Néstor Kirchner) fue spot. Ahora vemos las consecuencias”, analiza Daniel Gerold, experto en energía.
La administración anterior le quedó debiendo a Ypfb (del país del altiplano) 377 millones de dólares del año pasado. Para que la actual gestión pudiera volver a importar, primero hubo que pagar esa factura. Energía abrió la posibilidad de traer gas de Chile. De allí están entrando alrededor de 4 millones de metros cúbicos por día. No alcanza para suplir los 5 millones que dejó de enviar Bolivia, pero harán que el faltante de gas sea menos dramático.
A través de los barcos se inyecta al gas al sistema por 26 millones de metros cúbicos diarios. La producción nacional es de 104 millones de metros cúbicos. Con eso, se logra abastecer la demanda domiciliaria y comercios. Pero el gas industrial depende de Bolivia y Chile.
Para las próximas horas, se anuncia la llegada al puerto bahiense del buque Wild Force (Noruega) que lleva en bodega 55.000 toneladas de gas natural licuado (GNL) cargados en Trinidad y Tobago. Serán trasvasados al buque belga Exemplar, que los regasificará y enviará a la red nacional de interconexión.
Dentro de 10 días, vendrá otro buque metanero al puerto bahiense con una carga similar.