Según la publicación de Pulso la puesta en marcha del proyecto cuprífero Sierra Gorda, ubicado en la II Región, y que pertenece al grupo polaco KGHM y la japonesa Sumitomo ha resultado ser un “dolor de cabeza”.
La faena, la última gran mina en inaugurarse antes que el precio del cobre comenzara su descenso, ha tenido un complejo proceso de puesta en marcha, reportando pérdidas cercanas a los US$1.000 millones en su primer año en operación.
Para revertir estos números, se han implementado una serie de medidas para optimizar su producción y reducir los costos, pero también se le han debido inyectar recursos extras con el fin de darle continuidad a la operación y contar con capital de trabajo.
Según informó la minera en sus estados financieros, el pasado 13 de enero se realizó una junta extraordinaria de accionistas en las que los controladores acordaron un aumento de capital por 300 mil acciones de su joint-venture Sierra Gorda SCM, en proporción a sus participaciones de la sociedad. Con dicho aumento de capital se recolectaron US$150 millones, los que ya habían sido abonados el 13 de noviembre -US$80 millones- de 2015 y el 7 de diciembre, de US$70 millones.
Sin embargo, días antes KGHM y Sumitomo ya habían suscrito acciones adicionales por un importe de US$80 millones en proporción a sus acciones en la compañía.
“En febrero de 2016 se recibió un nuevo compromiso de los propietarios de proporcionar US$ 190 millones adicionales. A la fecha de emisión de estos estados financieros (abril de 2016), US$80 millones han sido recibidos por la sociedad en concepto de aportes y otros US$112,6 millones se habían dispuesto de una línea de crédito garantizada por el patrocinador”, señaló la empresa.
Dicho crédito fue solicitado al Banco de Chile, con tasa de interés fija y pagadero al 13 de febrero de 2017.
De acuerdo a lo expuesto en dicho documento, durante el año pasado la minera metálica incurrió en una pérdida después de impuestos de US$926,6 millones y al 31 de diciembre de 2015, tenía una deficiencia de activo corriente neto de US$159,5 millones.
De esta manera, los importes antes mencionados buscaban reducir dicho déficit, el cual se atribuye a “precios del mercado de metales desfavorables y un período prolongado de ramp up (puesta en marcha)”.
Las medidas. En resumen, los controladores han aportado US$230 millones en lo que van del año por medio de aumento de capital -considerando los importes retroactivos suscritos en enero-, más su patrocinio para la solicitud de un crédito. Esto, con el fin de inyectar recursos al proyecto minero, la primera gran iniciativa de la polaca KGHM en el país.
Desde la empresa indican que están llevando adelante una serie de medidas para preservar el efectivo y gestionar su liquidez. Para ello han implementado un plan con dos pilares estratégicos, con el fin de mantenerse dentro del presupuesto aprobado el pasado 8 de abril.
El primero es aumentar la producción a través de una variedad de medidas, incluyendo una mejora de la gestión de la minera, la mejora de la disponibilidad de la planta, incrementando el rendimiento instantáneo y la mejora de recuperación de los metales.
Al mismo tiempo, la compañía introdujo el segundo pilar de la estrategia, el denominado “Plan Efectivo Neutro”, que se centra en la reducción de costos. Las principales actividades comprenden la renegociación de los contratos de servicios y la racionalización de los contratos de compra, la internalización de actividades, la reducción del gasto discrecional, la reducción de personal interno y contratistas, la reducción del inventario y el aplazamiento de gasto de capital.
“Todas estas iniciativas están en marcha según lo previsto, lo que ayuda a gestionar el riesgo de liquidez de la compañía”, indicó Sierra Gorda. Estas medidas se suman a la paralización de un proyecto por US$2.000 millones, que buscaba ampliar el yacimiento y modificar su plan minero.