Silvia
“Más vale reconocer la verdad, tenemos un serio problema”, dicen que dijo durante su encuentro con Mauricio Macri esta semana el CEO interno de YPF, Daniel González. Y trazó un escenario que encendió todas las alarmas. González habló de una crisis que puede evitarse si se autorizan nuevos ajustes en el precio de la nafta, pese a que ya está alta en la Argentina: toca los $20 el litro, cuando en EE.UU. sale $ 9 y en Brasil, 14. González observa en el valor de la nafta el único instrumento para enfrentar una deuda millonaria y altos costos. También reclamó unos US$ 1.300 millones que el Estado les adeuda por el programa Gas Plus instrumentado por el ex ministro De Vido.
La situación de la petrolera, con el 51% y el control en manos del Estado y cuyo 49% pertenece a privados como Carlos Slim, George Soros y fondos como Blackrock, Lazard y Mason, también inquieta a su propio directorio: discuten cómo salvarla. No hay una postura unánime. Están quienes impulsan una reducción de la actividad en Santa Cruz que incluiría despidos, algo que rechazan directores como Roberto Monti, con lazos con el sindicato petrolero. En ese directorio sobresalen Emilio Apud y Octavio Frigerio designados por Macri. Daniel Montamat representa a la UCR y el geólogo Daniel Kokogian no se cansa de advertir sobre la inconveniencia de insistir con el shale oil de Vaca Muerta. En este momento se suma la puja por otro puesto clave: el vicepresidente de explotación. Al cargo lo ocupa actualmente Jesús Grande, que provino de Schlumberger, igual que Miguel Galuccio.
Enterado por sus técnicos de este cuadro de situación, Sergio Massa prepara un crítico informe para debatir en el Congreso. Entre tanto, en Houston, los expertos en petróleo vaticinan un precio del barril entre US$ 40 y 50 hasta el fin de esta década. En EE.UU. estos valores hicieron caer la producción de 10 millones a 8 millones de barriles diarios y provocaron un derrumbe de 40% en los costos, salarios incluidos.