José Augusto Palma*
Los últimos años han sido sumamente difíciles para la industria minera por el desplome del precio internacional de los metales. Para sobrevivir en dicho entorno, la industria ha tenido que adoptar medidas drásticas para reducir costos, principalmente a expensas de la disminución de gastos administrativos, la reducción de personal, la postergación de inversiones y la reducción temporal de la exploración. No obstante, como en toda crisis, también se han generado oportunidades que han fortalecido a la industria. Es así que muchas empresas han vendido activos no estratégicos, innovado y optimizado sus procesos y fortalecido sus balances, reduciendo o reperfilando su deuda. A pesar del contexto, varias empresas también han realizado importantes inversiones en proyectos estratégicos de largo plazo, como Las Bambas, Constancia, Inmaculada y Cerro Verde en el Perú.
Felizmente, parece ser que el 2016 será un mejor año para los precios de algunos metales como el oro y la plata. Por ello, hoy más que nunca, es imperativo dar un decidido impulso a la industria minera para fomentar y acelerar la inversión en exploraciones, actividad que representa el motor de desarrollo de la industria. Sin embargo, es preocupante ver que los principales productores de ciertos metales a nivel mundial, tales como el Perú, México y Chile, con una larga tradición minera y con un enorme potencial geológico, han retrocedido en su ubicación (puestos 36, 37 y 11 respectivamente, de 109 jurisdicciones) en la Encuesta Fraser, encuesta que mide qué tan atractiva es cada jurisdicción para la inversión minera. Según esta encuesta, el Perú ha retrocedido 10 posiciones con respecto al 2014, principalmente por su ranking en el Índice de Percepción de Políticas, que mide la apreciación de los encuestados sobre la incertidumbre respecto de la aplicación o duplicidad de normas, impuestos, regulación ambiental y condiciones sociales, entre otros factores.
Lo positivo es que los factores que han hecho al Perú menos competitivo dependen exclusivamente de nosotros y pueden y deben ser mejorados por el siguiente gobierno. El actual gobierno ha implementado algunas mejoras para agilizar la inversión pero todavía hay mucho por hacer. La “permisología” tiene que pasar por una profunda e integral revisión para hacerla más eficiente y expedita, eliminando duplicidades y requisitos innecesarios, sin que ello signifique minimizar los estándares de protección al medio ambiente o de seguridad minera. Por ejemplo, exigir una autorización específica del Ministerio de Producción y otra del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre para tomar unas cuantas muestras de fauna y flora como parte de la línea de base de un instrumento de gestión ambiental retrasa aproximadamente seis meses todo el proceso y genera sobrecostos innecesarios. Hay muchos otros ejemplos de mejoras que se podrían implementar y, desde ahora, la industria se pone a disposición del próximo gobierno para trabajar conjuntamente en ese sentido.
La minería es un factor clave para el desarrollo del Perú y de otros países de la región. Es hora de promoverla de forma decidida garantizando la estabilidad y seguridad jurídica que toda industria legítima requiere. Como país debemos trabajar para que el Perú esté entre los diez primeros lugares de la Encuesta Fraser en el próximo quinquenio. La industria minera está lista para asumir ese reto y confiamos que el próximo gobierno también lo esté para que la minería formal continúe siendo uno de los pilares de desarrollo del Perú, en beneficio de todos los peruanos.
*Vicepresidente Legal y de Asuntos Corporativos en Hochschild Mining plc.