La brasileña Petrobras, que está sumida actualmente en un profunda reestructuración a causa de sus recientes malos resultados, vivió este jueves un nuevo capítulo de su actual vía crucis al reconocer pérdidas en el primer trimestre de 2016 por valor de 1.200 millones de reales (unos 345 millones de dólares).
La mayor empresa de Brasil, responsable de una importante partida del PIB del país, anunció a principios de año su nuevo plan de reestructuración para dejar atrás los malos resultados económicos cosechados en 2015, lastrada tanto por un panorama económico internacional adverso como por el escándalo de corrupción que la envuelve, según publica la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, los resultados anunciados ayer jueves no hacen sino confirmar el mal momento que atraviesa Petrobras, que en el mismo período del año pasado obtuvo un beneficio de 5.393 millones de reales (unos 1.550 millones de dólares).
El resultado bruto de explotación (Ebitda) de la petrolera en los tres primeros meses de 2016 fue de 21.091 millones de reales (unos 6.055 millones de dólares), frente a los 21.518 millones de reales (unos 6.177 millones de dólares) del primer trimestre del año pasado.
La situación de Petrobras se ha visto especialmente afectada, además de por la coyuntura negativa provocada por el escándalo de corrupción, por la caída internacional del precio del petróleo y por la fuerte depreciación del real frente al dólar, lo que ha multiplicado sus costes operacionales.
Petrobras destacó, además, en su informe la influencia negativa de la reducción del 7 % de la producción de petróleo y gas natural, tanto en Brasil como en el exterior, por parte de la empresa, así como una caída del 8 % en la venta de derivados en el mercado interno.
La producción de barriles de petróleo y de gas natural también sufrió una caída del 7 %, al pasar de los 2,80 millones de unidades en el primer trimestre de 2015 a los 2,61 millones en el mismo período de este año.
En los últimos meses, Petrobras no solo ha tenido que hacer frente a la fuerte caída del precio del crudo, sino que se ha visto obligada a reconocer un agujero en sus cuentas de cerca de 2.000 millones de dólares, desviados por una red de corrupción destapada en 2014.
Estos números suponen un quebradero de cabeza más para la estatal petrolera que el año pasado reconoció pérdidas récord de 34.836 millones de reales (unos 10.000 millones de dólares).
El escándalo de corrupción que envuelve a la petrolera estatal, conocido popularmente en el país como el caso "lava-jato", ha salpicado a una veintena de grandes compañías privadas y a medio centenar de políticos, incluidos ministros, senadores y diputados principalmente de los partidos oficialistas.
En este marco, el presidente de la compañía, Aldemir Bendine, presentó el pasado mes de enero el nuevo modelo de gestión y dirección con el que se pretende reducir costos y recuperar la credibilidad perdida.
Con este nuevo plan estratégico Petrobras pretendía, además, reducir sus costes en 1.800 millones de reales al año (unos 517 millones de dólares).
Asimismo, el plan de desinversiones de la petrolera iniciado el año pasado contempla la venta de diversos activos de la compañía por valor de 15.100 millones de dólares a lo largo del año.
De hecho, la estatal anunció a principios de este mes la venta de sus activos en Argentina y Chile, dentro de su plan de desinversiones.
Los activos en Argentina fueron vendidos a Pampa Energía a cambio de 892 millones de dólares y los de Chile, al fondo b por un valor de 490 millones de dólares.
Aparte de esta reestructuración, la estatal petrolera afronta la posible sustitución de su presidente como consecuencia del cambio de Gobierno, cuando Michel Temer asumió, de manera temporal, la Presidencia del país en sustitución de la suspendida Dilma Rousseff.
De producirse finalmente la salida de Bendine, Petrobras tendría su tercer presidente en menos de un año y medio, tras la renuncia de Graça Foster en febrero de 2014, acosada por el escándalo de corrupción.