Alemania alcanzó un hito en energías renovables el pasado 8 de mayo. Gracias a un día soleado y ventoso, entorno a la una del mediodía, las fuentes de energía como la solar, la eólica, la hidroeléctrica y la biomasa lograron producir aproximadamente 55 Gigawatios de los 63 gigawatios que se estaban consumiendo en ese momento. Es decir, llegaron a cubrir el 87% de la energíagenerada. Los precios de la energía tendieron a la baja durante varias horas de tal forma que los consumidores terminaron benficiándose, informa la publicación especializada «Quartz».
Como estima el think tank «Agora Energiewende», las energías renovables en el mix energético alemán suman el 33% de lo producido. En este sentido, uno de sus analistas Chistoph Podewils, ha destacado que su país siempre registra buenos datos en energías renovables: «El sistema energético se adaptó muy bien y lo sucedido ese día demuestra otra vez que con un sistema con un importante peso de renovables puede funcionar bien», subraya este analista, indicó ABC.
Sin embargo, los más criticos han argumentado que a causa de la variabilidad en la producción de energía renovable - como cuando el sol está oculto o la velocidad del viento varía- este tipo de fuentes de energía simpre tendrá un papel pequeño en las mayores economías. Sin embargo, eso parece ser cada vez menos probable. Algo que parece ser cada vez menos cierto, a la vista de los planes de Alemania, para que en 2050 toda la energía producida en su territorio sea limpia. O que en Dinamarca algunas de las turbinas que generan energía eólica alcance a producir más electricidad que la que el país consume, exportando lo sobrante a sus vecinos alemanes, noruegos o suecos. .
Pero no todo son buenas noticias, han sostenido desde «Quartz», porque el sistema aún sería demasiado rígido para suplir las caídas de producción y que los consumidores pueden beneficiarse de cambios en los precios. En este sentido, las plantas de gas pudieron responder, las nucleares o las plantas de carbón no pudieron dejar de funcionar rápidamente, así que siguieron activas y tuvieron que pagar para vender energía a la red eléctrica durante varias horas, mientras sus clientes industriales como las refinerías seguían ganando dinero gracias a una facturación más económica.