El ex ministro Francisco Vidal salió a responder con dureza las acusaciones hechas por el ex candidato presidencial y líder del movimiento Ciudadanos, Andrés Velasco, quien afirmó que el ahora integrante del directorio del BancoEstado fue el responsable de que el proyecto que derogaba la Ley Reservada del Cobre no prosperara en el Congreso cuando era el titular de Defensa.
Velasco dijo a La Tercera que “el proyecto para derogar esa Ley del Cobre se perdió porque el mismo ministro de Defensa, Francisco Vidal, actuando sin lealtad con su propio gobierno, se encargó de desacreditarlo en el Congreso”.
Y ahondó más: “Francisco Vidal es el principal responsable de que en Chile no se haya derogado la ley secreta del cobre”.
Con estas afirmaciones, el ex ministro de Hacienda responsabilizó a Vidal, quien en ese entonces era el titular de Defensa, de ser el artífice de que la ley del cobre no pudiera ser derogada en la primera administración de Michelle Bachelet.
“Enviamos un proyecto de ley que Vidal se encargó de boicotear en el Congreso, uniéndose a la bancada militar para desacreditar el proyecto y plantear exigencias anombre de la bancada militar, que eran total y completamente inaceptables”, añadiendo que “fue leal a los intereses del establishment militar”, porque “pretendía poner por añadiduras una serie de pisos mínimos al gasto militar. Eso habría significado que, en circunstancias de crisis económica, el gasto militar habría tenido garantías que no habrían tenido ni las pensiones, ni los gastos en educación, ni ningún ítem de gasto social”.
Este domingo, en el programa de TVN 'Estado Nacional', Vidal fue tajante en su respuesta: “Velasco miente”.
“El proyecto era uno solo, firmado por la Presidenta, Velasco y yo, y cuando él se refiere a la bancada militar lo hace a la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, 13 integrantes de todos los sectores. ¿Cuál fue el problema? Firmamos un solo proyecto, pero lo que reemplazaba la Ley Reservada del Cobre es un presupuesto plurianual, y resultó que esa Comisión de Defensa me dijo que había un problema de interpretación, era un presupuesto plurianual efectivo a 4 años o tenía algún matiz que se revisa año a año, a lo que me dijeron que mientras eso no se aclare, no avanza el proyecto”, dijo Vidal.
Vidal también salió a explicar la designación del general Juan Miguel Fuente-Alba como comandante en Jefe del Ejército entre 2010 y 2014, reconociendo que no se le ocurrió analizar el patrimonio del ex militar, centrando su trabajo en revisar otros aspectos.
"Nunca se me pasó por el mate evaluar el patrimonio", sostuvo, añadiendo que su trabajo se enfocó en su carrera militar y "sobre todo, el tema de los Derechos Humanos".
"Tanto es así que en el caso de Fuente-Alba, que estaba en la quina, yo hablé con él, porque en el año 2009 o 2008 él fue acusado en el caso Caravana de la Muerte Calama por un suboficial y le dije que tenía que despejar eso para mantenerse en la quina. Él lo despejó con el ministro en visita de la época", mencionó.
Al respecto, Vidal precisó que desde el 2003 y particularmente desde el 2009, es la Contraloría General de la República la encargada de revisar las declaraciones de patrimonio de todas las autoridades.
Sobre el nombre de Fuente-Alba, el ex ministro sostuvo que a la Presidenta Michelle Bachelet le entregó una opinión favorable para su designación, aclarando que "eso no significa que yo designé al comandante, porque habría sido una crítica al revés, que estaba ninguneando la decisión de la Presidenta".
También reconoció que tuvo una amistad con Fuente-Alba siendo compañeros de colegio y, posteriormente, en la Escuela Militar.
Además, mencionó que lo llamó al día siguiente de la denuncia hecha por 'Informe Especial' y “le dije 'general, tú tienes que darle una explicación al país, porque la denuncia es gravísima', y la respuesta fue que lo iba a hacer, pero después tenemos la declaración de solamente la inocencia".
“Un general es siempre observado, razón por la que debe ser, en consecuencia, la suma de las virtudes militares, un paradigma de nobleza”. El párrafo del discurso que a fines de 2010 dio el entonces comandante en jefe del Ejército, Juan Miguel Fuente-Alba Poblete, durante la ceremonia de ascenso de dos nuevos miembros del alto mando castrense, figura en una de las cartas apócrifas que circulan en internet, en blogs donde se articulan ex militares que reclaman por la liberación de sus compañeros de armas detenidos por violaciones a los derechos humanos y que ha puesto a Fuente-Alba en la mira de dos investigaciones judiciales y de una fiscalización de Contraloría por eventual enriquecimiento ilícito.
Fue en una de esas cartas anónimas, difundida en internet a mediados de 2011, justo después de que Fuente-Alba autorizara la presencia de dos generales, en representación del Ejército, en el lanzamiento de la serie de televisión de TVN Los Archivos del Cardenal -que aborda casos emblemáticos de violaciones a los DD.HH. cometidos en dictadura y que fueron investigados por la Vicaría de la Solidaridad- cuando se cuestionó por primera vez el patrimonio del ex comandante en jefe, ascendente hoy a cerca de mil millones de pesos, según quienes conocen el tema.
La carta, en la que se detallan las propiedades, vehículos y acciones que tenía el general Fuente-Alba, fue la base de la investigación desformalizada que de oficio abrió a fines de 2014 el fiscal de la Centro Norte, José Morales. También fue parte de los antecedentes que llegaron a manos del ministro en visita de la Corte Marcial, Omar Astudillo, en el marco de la investigación por fraude al interior del Ejército de fondos de la Ley Reservada del Cobre, cometidos fundamentalmente entre 2010 y 2014, período en que la institución estuvo bajo el mando del general Fuente-Alba, por lo que abrió una arista paralela para indagar el patrimonio del ex comandante en jefe.
El jueves 28 de abril, cerca del mediodía, el general (R) Juan Miguel Fuente-Alba llegó a las oficinas de Imaginacción, la empresa de comunicación estratégica y de lobby del ex ministro Enrique Correa. Ese día, había aparecido un artículo en The Clinic en el que se daba cuenta de la investigación que llevaba adelante la Fiscalía Centro Norte y por la cual será citado a declarar en los próximos días, para aclarar las sospechas sobre el origen de su patrimonio. Parte importante de éstas se centran en que el ex militar tenía en el Ejército un sueldo de $ 4 millones.
Fuente-Alba ya había sido contactado por el programa de TVN Informe Especial, el que había adelantado para ese domingo un reportaje sobre las investigaciones relacionadas con su patrimonio y el de sus familiares más directos.
Aunque aparentaba estar tranquilo, el general (R) no ocultó el duro golpe que había recibido con estas denuncias. Le preocupaba, es especial, que su esposa e hijos se vieran arrastrados en este escándalo. Tras contactar al abogado Alejandro Espinoza, comenzó a reunir la información financiera para intentar aclarar las denuncias. Una de las prioridades fue conseguir copia del cheque y la boleta de depósito del banco Security por $ 14 millones con que acredita el pago que le hizo en diciembre de 2011 su hijo Fernando Fuente-Alba por el pie del departamento 143 de Los Militares 4915.
También recuperó la copia de la escritura suscrita ante el notario Eduardo Avello por el general Fuente-Alba, su hijo y el banco Security, en el que consta la venta del inmueble y el traspaso del saldo del mutuo hipotecario. Todo esto para desmentir la acusación que se hizo en el abogado Raúl Meza respecto a que la operación era un venta simulada. Según lo que el general (r) ha comentado en su círculo estas no son operaciones de compraventa simuladas, sino que se limitó a ayudar a sus hijos en la compra de casas y que éstas fueron canceladas por ellos.
A sus cercanos, Fuente-Alba les afirmó que no era efectivo que tuviera un patrimonio de tres mil millones de pesos, como se dijo inicialmente. Negó también que hubiera dineros mal habidos y les aseguró que aclararía la situación. Así se lo dijo también al ex ministro de Defensa Francisco Vidal en una breve conversación telefónica que sostuvieron el viernes 29 de abril.
Vidal lo había llamado para advertirle que las acusaciones en su contra eran graves y que pediría públicamente que diera explicaciones. Avisarle era un pequeño gesto para quien fuera su compañero de curso hasta quinto básico en el Colegio Alemán, y con quien volvió a toparse varias veces en los años siguientes. En la Escuela Militar, en los 70, y mucho después, durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, cuando a Vidal como ministro de Defensa le correspondió intervenir en el proceso de nombramiento de Fuente-Alba como comandante en jefe del Ejército.
No fue una decisión fácil. En el primer lugar de la quina venía el nombre del general Alfredo Ewing, quien era el preferido dentro del Ejército. Fuente-Alba no gozaba de la misma popularidad entre sus compañeros de armas, pues muchos lo consideraban con escasa experiencia de mando directo de tropas. Un militar pomposo y demasiado intelectual -incluso había estudiado filosofía política-, con una carrera ligada al mundo de la academia (fue director de las escuelas de suboficiales y de oficiales y profesor de Inteligencia en la Academia de Guerra) y a cargos administrativos o de representación (fue jefe de Comunicaciones en los últimos años de mando de Pinochet; agregado militar en El Salvador, Argentina y Estados Unidos y secretario general del Ejército durante el primer año de Juan Emilio Cheyre al mando del Ejército). Pero nunca fue comandante de un regimiento.
Una breve comisión de servicio en la CNI, el aparato represivo de Pinochet, marcó el destino de Ewing. Aunque aseguró que había sido sólo para funciones administrativas, la mancha en el currículum le cerró la puerta de la comandancia en jefe. Fuente-Alba llegaría al más alto puesto, sin embargo, con muchos detractores.
Si a Ewing se le solía ver de tenida de combate, a Fuente-Alba le encantaba vestir la chaqueta blanca de gala, recuerdan ex oficiales de Ejército. Por eso, y por sus modales siempre correctos, su cuidado lenguaje y por el hecho de que había cambiado su apellido de Fuentealba al más aristocrático de Fuente-Alba, los demás oficiales terminaron apodándolo a sus espaldas como el “Conde”.
Ex militares recuerdan que en sus visitas e inspecciones a los regimientos, a Fuente-Alba le gustaba quedarse hablando con los oficiales y clases más jóvenes, a quienes les contaba con detalle la historia de la unidad en la que servían. También acostumbraba pelear para que retiraran las pinturas blanca de los troncos de los árboles, algo que calificaba como “una ordinariez”.
Pero no era su estilo ni modales lo que molestaba a los sectores más pinochetistas de la “familia militar”. A Fuente-Alba no le perdonaban que en 2005 hubiera abierto por primera vez las puertas de la Escuela Militar a las agrupaciones de DD.HH. y a los familiares de detenidos desaparecidos y de ejecutados políticos -quienes llegaron con las fotografías de sus familiares pegadas en el pecho- para asistir a un seminario sobre el documento escrito por el general Cheyre en el que se reconocía la responsabilidad institucional en las violaciones a los derechos humanos.
Mucho menos que en una de sus primeras actuaciones al mando del Ejército hiciera un reconocimiento a la figura del ex comandante en jefe del Ejército Carlos Prats -asesinado en Argentina junto a su esposa, Sofía Cuthbert por miembros de la Dina en 1974- y tildara de traidores a quienes participaron de ese crimen.
Para Fuente-Alba, lo de Prats era, en parte, una redención personal. Su padre, también general, era de una generación similar a la del asesinado comandante en jefe, y su hermana había sido amiga de infancia de las hijas de Prats.
A sus cercanos, Fuente-Alba les ha dicho que no entiende el escándalo que se armó con sus propiedades. El martes 3 -en su única declaración pública sobre el caso hasta hora-, el general (R) afirmó que “categóricamente soy inocente. Jamás he hecho mal uso de los recursos fiscales. Mi patrimonio es fruto de 44 años de servicio, del trabajo de mi familia y lo he obtenido legítimamente”.
Desde el 2010 hasta el 2014, cuando ejerció la comandancia en jefe del Ejército, Fuente-Alba presentó siete declaraciones de patrimonio e intereses ante la Contraloría. Hubo años en las que presentó dos veces esta declaración, para actualizar su patrimonio, el que cambiaba tras la compra o venta de algunos departamentos. Ninguna de esas declaraciones fue objetada ni cuestionada por el órgano contralor.
En la declaración del 2010, fechada el 8 de abril de ese año, sólo un mes después de llegar a la comandancia en jefe, Fuente-Alba declaró ser dueño del departamento 402 de Puerto Velero y de un estacionamiento en el mismo lugar, con una tasación fiscal superior a los 45 millones y medio de pesos. Propiedad que fue adquirida en 2002 a través de un crédito hipotecario de UF 2.099,94 otorgado por el Scotiabank y que termina de pagar el 2018.
También declaró la compra de un terreno eriazo en avenida Los Robles, condominio Los Bosques de Colina, con un avalúo fiscal de casi 49 millones de pesos, el que canceló, en parte, con un crédito hipotecario de 10 millones de pesos otorgado por Capredena y que termina de pagar el 2019, además de un departamento y su bodega en la calle Los Militares 4915, de 39 millones de pesos de tasación fiscal. Declara, también, ser dueño del departamento 42 del Edificio Polo Ecuestre, en la Avenida Santa María 5678, Vitacura, el que había comprado en 2009 mediante un crédito hipotecario a 20 años por UF 8.500, concedido por el Banco de Chile.
En la declaración de ese mismo año, reconoce ser dueño de acciones de CGE, Lan, Cencosud, Falabella, Copec, La Polar, Concha y Toro y Entel, por un total cercano a los $ 42 millones, y de inversiones en fondos mutuos por $ 36.228.285. Parte de esos paquetes accionarios fueron vendidos por Fuente-Alba en los años posteriores.
En los últimos días, Fuente-Alba ha estado preparando su defensa con su abogado Alejandro Espinoza, juntando documentos para dar cuenta en detalle de su patrimonio, ingresos y deudas.
Según este catastro, en la actualidad el ex militar y su esposa poseen en conjunto seis propiedades. De éstas, cuatro son departamentos de un dormitorio, ubicados en calle Kennedy y Cerro Colorado, en Las Condes, los que están destinados a arriendo.
Según el diputado DC Jaime Pilowsky, presidente de la comisión investigadora del fraude en el Ejército a los fondos de la Ley Reservada del Cobre, las propiedades de Fuente-Alba alcanzan un valor comercial cercano a los 900 millones de pesos.
Sólo la parcela y la casa donde vive actualmente el general en retiro, en el conjunto Las Brisas de Chicureo, tienen un valor comercial cercano a los 480 millones de pesos, afirma el parlamentario. Desde el entorno del ex comandante en jefe, sin embargo, aclaran que la propiedad fue adquirida el 2014 con un crédito hipotecario a plazo del Banco de Chile por más de 9.000 UF.
A sus cercanos, Fuente-Alba les reconoce el interés con que hace años “sigue día a día las condiciones del mercado hipotecario”, lo que le ha permitido hacer buenas inversiones con la compra y venta de propiedades.
No partió de cero, ha asegurado. A lo largo de su carrera como militar, estuvo destinado 11 años en comisión de servicio en el extranjero, como asesor en El Salvador y agregado militar en Argentina y Estados Unidos, lo que le habría permitido ahorrar una suma considerable. Durante su paso por Estados Unidos ganaba al año un sueldo de US$ 260 mil y casi no tenía gastos. Los agregados militares viven en casas pagadas por el Estado, tienen auto y chofer asignado, hasta el personal de servicio del hogar es pagado por el Ejército, según un ex agregado militar chileno que también se desempeñó en Washington.
Al patrimonio -afirman los cercanos al general (R)- también aportó su esposa, Anita María Pinochet Ribbeck. Aunque ella sólo ha trabajado de manera esporádica, antes de cumplir los 25 años de edad, la mujer había recibido de herencia una casa en Ñuñoa y acciones del Banco de Chile y de General Electric de Chile. Según la página de la SVS, hasta el año 2011, la esposa de Fuente-Alba tenía de esta última empresa cerca de 3.200 acciones.
La esposa de Fuente-Alba también aportó a la sociedad conyugal un automóvil Renault 5 cero kilómetro, que se ganó a fines de los 80 en un concurso de Soprole, cuentan amigos de la familia del ex militar.
Era la época en la que Fuente-Alba no entraba aún en el juego de comprar y vender automóviles de lujo. Siempre fue aficionado a los autos, dicen ex militares en retiro que trabajaron con él. Solía hablar de cilindradas, caballos de fuerza y equipamiento de los vehículos como un gran conocedor, pero hasta el año 2002, cuando fue ascendido a general de brigada, tenía un Mazda de varios años de antigüedad. Fue a partir de 2005 que comenzó a comprar y vender autos de lujo.
Entre 2005 y el 2014 adquirió, cambió y dio en parte de pago nueve autos para su uso personal. Fuente-Alba ha negado a sus cercanos que haya recibido comisiones o ganado el diferencial en esas transacciones que realizaba en calidad de cliente preferente de la automotora KlassikCar.
Hoy, Fuente-Alba y su mujer poseen un Grand Cherokee del 2015 y un Mercedes Benz del 2016.
Alejado por completo de las actividades castrenses desde que dejó la comandancia en jefe, en marzo de 2014, Fuente-Alba vive desde entonces de su jubilación, la que asciende a más de dos millones de pesos, y de la renta de sus departamentos, y dedicado en los últimos días a preparar su defensa judicial.