Martín Bidegaray
La industria petroquímica tiene motivos para festejar y otros para preocuparse. La adquisición de Solvay por Uniparc y de Petroken por parte de la familia Sielecki, muestran que el sector enfrenta buenas perspectivas en el mediano y largo plazo, ya que ambas son transacciones recientes, por cientos de millones de dólares. Pero, en lo inmediato, la industria está afectada por la recesión.
El principal insumo para este sector es el gas. "En el Gobierno anterior no había inversión, sino planes de estímulos estatales. La administración actual encaró bien el tema, alentando la producción con un precio que la remunere adecuadamente", explica Jorge de Zavaleta, director ejecutivo de la Cámara Química y Petroquímica. Sin embargo, los nuevos importes del gas hicieron que el país sea poco competitivo en petroquímicos frente a otros países.
El sector doméstico compra gas entre US$ 4 y US$ 5 por millón de BTU (la unidad de medida) y comercializa sus productos sobre esa base. Pero Estados Unidos, que tiene mucho más gas del que necesita, puede exportarlo a US$ 2. "Al Mercosur, las empresas locales podemos llegar mejor por la cercanía, pero a la Unión Europea las firmas estadounidenses la pueden abastecer a la mitad de precio que nosotros", describe Zavaleta.
"La demanda local está muy baja y nuestro principal socio, Brasil, está viviendo una recesión", pinta el directivo sectorial. En Brasil, cerró una planta de TDI (una espuma de poliuretano que luego se transforma y usa en asientos, muebles y colchones). Para poder conseguir el producto, el vecino estableció "arancel cero" a las importaciones. Eso dejó al principal productor local (Petroquímica Río Tercero), que abastecía a Brasil, sin el 30% de su mercado, ya que los costos de fabricación local no pueden competir con el "arancel cero".
Sin embargo, el panorama sombrío parece despejarse a futuro. "La planta más grande de urea estuvo en movimiento por la baja de las retenciones, y eso generará demanda de agroquímicos y fertilizantes", dice.
Las inversiones de Dow (hará un parque eólico y profundizará su asociación con YPF), Solvay y los Sielecki miran a una recuperación del gigante del Mercosur. Las dos últimas firmas suponen que cuando la economía de ese país reviva, habrá mayor demanda de plástico (entre otros productos) y las empresas locales estarán bien posicionadas para ser proveedoras.
