Tras haber sido el blanco de fuertes críticas por el último aumento de los combustibles, el ministro de Energía, Juan José Aranguren convalidó una polémica importación de gas natural de Chile que, según opinan varios especialistas del sector, presenta ribetes insólitos y muy difíciles de justificar, informó LPO.
Por medio de la empresa estatal Enarsa, la administración macrista cerró un contrato de compra de gas a Chile con un precio que resulta un 53% más caro que el GNL que llega por barcos y un 128% más elevado que lo abonado por las importaciones provenientes de Bolivia.
Además de lo llamativo del precio, la operación con Chile tiene otros tres aspectos significativos: establece que Enarsa deberá pagar la totalidad de la compra por anticipado, determina que cualquier controversia será resuelta por la legislación de Nueva York y obliga a las partes a mantener el acuerdo bajo un marco de “estricta reserva y confidencialidad”.
Según la documentación a la cual accedió en forma exclusiva LPO, el contrato de suministro que suscribieron Enarsa y Solgas –una firma intermediaria del grupo internacional GDF Suez—prevé la entrega de 86 millones de metros cúbicos de gas entre mediados de mayo y el 15 de agosto por medio del gasoducto Norandino que une la planta regasificadora chilena de Mejillones y la provincia de Salta, publicó LPO.
Si bien el volumen en juego es poco relevante para el nivel de consumo interno, lo que ha despertado significativamente la atención en el sector energético han sido la forma y las condiciones que rodearon la concreción del primer negocio de importación de gas del país transandino.
El expediente armado para la importación que se pagará con fondos públicos muestra que la oferta de Solgas llegó el jueves 21 de abril a las manos de Hugo Balboa, el presidente de Enarsa que responde directamente a Aranguren.
Un día después, el viernes 22 de abril, y con un informe técnico favorable que fue realizado a la velocidad de la luz por la Gerencia de Gas y Refinación que pilotea Jorge O’ Donnell, Enarsa procedió a aceptar formalmente los términos del convenio de compra que habían negociado Balboa y el director de Enarsa, José María Zuliani
Los cuatro puntos clave del contrato que va camino a desatar una fuerte polémica son los siguientes:
--Precio: Prevé un precio fijo de 6,90 dólares por millón de BTU (MBTU) durante los tres meses de vigencia del acuerdo para el combustible entregado en la frontera argentina-chilena a través del gasoducto Norandino.
Ese valor resulta un 128% más caro que los 3,02 dólares por MBTU que Argentina paga actualmente por gas que envía Bolivia.
Y comparado con gas importado que llega por barcos a Bahía Blanca y Escobar, el precio del contrato con Chile es un 53% más alto que el promedio de 4,50 dólares por MBTU que aceptó pagar la propia Enarsa en la última compra de 30 cargamentos de GNL que cerró el mes pasado.
--Forma de pago: A diferencia de los despachos de Bolivia que se pagan a mes vencido y las cargas de los barcos que se liquidan horas antes de la entrega del combustible, el volumen total del gas adquirido a Chile se tiene que abonar integramente por adelantado.
Antes de empezar a entregar el gas, la empresa vendedora Solgas embolsará alrededor de 23 millones de dólares que equivalen a los 86 millones de metros cúbicos que se comprometió a proveer entre mayo y agosto. Según las cláusulas del contrato, Solgas facturará mensualmente el gas entregado y al término del contrato efectuará los créditos o débitos que correspondan.
Además, para Enarsa regirá la cláusula “take or pay” por la cual no puede reprogramar las entregas pactadas y está obligada a pagar todos volúmenes acordados incluso aquellos que no sean tomados.
--Cesión de soberanía judicial: El acuerdo establece que para la resolución cualquier controversia, duda o discrepancia relacionada con los términos y condiciones contractuales se aplicará la ley del estado de Nueva York.
Para los casos en disputa, prevé la conformación de un tribunal arbitral integrado por tres miembros cuyo laudo será “final y obligatorio para las partes”.
--Confidencialidad: Al igual que el polémico acuerdo entre YPF y Chevron –cuyo secretismo derivó en demandas judiciales y un fallo de la Corte--, el convenio Enarsa-Solgas obliga a ambas a "guardar estricta confidencialidad y reserva por el término de un año”, tanto de las condiciones contractuales, como de las resoluciones de los eventuales arbitrajes que pudieran registrarse.
“Si los datos sobre las compras a Bolivia y las importaciones de GNL se dan a conocer públicamente, ¿por qué motivo se van a ocultar las clausulas y valores del contrato con Chile?, advirtió un experto del sector.
A eso se agrega otro aspecto relevante que juega en contra de la pretensión de no mostrar el acuerdo. En la adquisición del gas a Chile se van a utilizar fondos públicos que provienen del Programa de Energía Total (PET) y según las normas vigentes esos recursos presupuestarios no pueden ser encuadrados como algo secreto y confidencial.
ENERNEWS/DF
Hacia fin de este mes se concretarían los primeros envíos de gas natural desde Chile hacia Argentina, materializándose así el acuerdo alcanzado en enero pasado por ambos gobiernos.
Así lo confirmó el ministro de Energía, Máximo Pacheco, quien de esta forma reconoció un desfase respecto de la fecha que inicialmente se había planteado para el inicio de esta exportación energética que, en la práctica, implica seguir invirtiendo la balanza a favor de Chile. Este proceso comenzó en febrero con la inyección de electricidad hacia el país vecino, según lo publicado por Diario Financiero
Pese a que el secretario de Estado precisó que todos los elementos relativos a este intercambio ya están “negociados, establecidos, convenidos y formalizados”, esto sería válido sólo para las entidades públicas, pues según trascendió los privados que materializarán este negocio aún no tendrían contratos firmados con su contraparte en ese país, que es la estatal Energía Argentina (Enarsa).
En la estatal trasandina no estuvieron disponibles para entregar una versión, pese a reiterados intentos.
El acuerdo suscrito en enero por los ministros Pacheco y su par argentino, el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, establece que el país enviará unos 5,5 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) de gas natural, equivalentes a cerca del 20% de las importaciones de GNL que ese país realiza y por las que actualmente está pagando menos de US$ 4,5 por millón de BTU (unidad térmica británica), debido al desplome del precio internacional del petróleo.
En Chile, según las estimaciones de la Comisión Nacional de Energía (CNE) el GNL puesto en Chile oscila entre US$ 6,17 y US$ 9,17 por millón de BTU.
En esta fórmula, que se extendería en principio hasta septiembre, se contempla que por el norte se inyecten 1,5 MMm3/d y otros 4 millones desde la zona central.
En la industria comentan que aunque no habría contratos, sí hay negociaciones bastante avanzadas y en algunos casos, incluso, con ofertas aprobadas por parte de la Secretaría de Energía, lo que sería el paso previo para la formalización de los convenios.
Este último sería el caso de Engie, que tendría la mayor parte del camino recorrido, pues a través de su filial Solgas presentó una oferta que ya tendría el visto bueno de las autoridades argentinas y estaría ad portas de firmar con la estatal Enarsa.
La franco-belga empaquetó en una sola oferta todo lo necesario, es decir, desde el abastecimiento del GNL hasta la inyección en las redes del país vecino.
Para ello su filial Solgas está coordinando a otras firmas que son controladas por la europea, como GNL Mejillones, el gasoducto Nor Andino (en el lado chileno y trasandino) y la propia Solgas, que es una comercializadora del hidrocarburo ya procesado.
De hecho, en la memoria 2015 de la generadora eléctrica E-CL (hoy Engie Energía Chile) figura que en diciembre pasado le vendió a Solgas 4 Mmm3/d de gas natural a un costo de US$ 8,41 por millón de BTU, para realizar las pruebas de funcionamiento del gasoducto en sentido contrario, es decir, hacia Argentina.
En lo que respecta a la zona central, desde donde se estima se enviarán 4 millones de metros cúbicos diarios del hidrocarburo, la situación sería distinta y aunque hay negociaciones, el tema aún no tendría el visto bueno de la cartera de Aranguren.
En este caso las contrapartes chilenas serían tres: la estatal ENAP y Endesa Chile, que contarían para la venta con excedentes de gas natural que obtienen desde el terminal de regasificación de GNL de Quintero.
La tercera es GasAndes, que opera el gasoducto que cruza la cordillera a la altura de la Región Metropolitana y a ambos lados es propiedad de Metrogas (47%), CGC (40%), ligada al empresario argentino Eduardo Eurnekian, y el 13% restante es de AES Gener, a través de Eléctrica Santiago.