EL MUNDO
El Gobierno de Venezuela ha decretado que el sector público no trabajará los días miércoles, jueves y viernes como medida de ahorro energético en el marco de la sequía que sufre el país y pidió a los poderes Judicial, Electoral y Ciudadano colaborar con esta decisión
"Los días miércoles, jueves y viernes no se laborará en el sector público a excepción de aquellas tareas que son fundamentales y que son necesarias, igualmente los días viernes serán no laborables para los planteles educativos de los niveles inicial, nivel medio y el nivel básico", dijo el vicepresidente ejecutivo Aristóbulo Istúriz.
El vicepresidente hizo el anuncio desde el embalse de Guri, el más importante del país, que se encuentra en un nivel crítico de agua, donde adelantó que el presidente, Nicolás Maduro, le pidió dar esta información.
El Gobierno ya había anunciado el 7 de abril pasado que los viernes no se trabajaría en el sector público para atender la emergencia nacional ocasionada por la sequía.
Hoy, minutos después del anuncio de Istúriz, el jefe de Estado confirmó la información desde su programa de radio y televisión "En contacto con Maduro", y anunció que se instaló una comisión presidencial especial para recuperar "todo el ecosistema del Guri".
"El vicepresidente anunció, así le di la instrucción, una nueva medida necesaria para que la administración pública trabaje lunes y martes, mientras pasamos estas semanas críticas, extremas en donde estamos haciendo todo, todo, todo, por salvar al Guri", dijo Maduro.
Además, indicó que a partir de mañana, ddurante al menos dos semanas, se mantendrá este sistema laboral.
"Le estoy pidiendo el apoyo a los poderes públicos, manteniendo los servicios, al Poder Judicial, he hablado con la presidenta del Tribunal Supremo (Gladys Gutiérrez), le estoy pidiendo el apoyo al Poder Electoral, a la presidenta del Poder Electoral (Tibisay Lucena) le estoy pidiendo el apoyo al Poder Ciudadano también", señaló.
En los últimos dos días se han producido protestas intermitentes en rechazo al racionamiento eléctrico obligado por la sequía en ciudades del interior venezolano, según declaraciones de ciudadanos en las redes sociales, a las que también recurrieron las autoridades para informar de los efectos de la sequía.
La estatal Corporación Eléctrica Nacional (CORPOELEC) recurrió hoy a las redes sociales para informar a su vez del progresivo descenso del nivel de los embalses de las hidroeléctricas.
Los casi 30 millones de habitantes de Venezuela consumen de promedio 15.500 megavatios por hora, 9.500 de los cuales son generados por las hidroeléctricas cuyos embalses han reducido sensiblemente sus niveles de agua debido a una sequía que en los últimos meses se ha agravado por el fenómeno climático de El Niño.
La situación también ha llevado al Gobierno a realizar cortes programados de luz, especialmente en el interior del país y en centros comerciales
Andrés Oppenheimer
Un informe reciente del Fondo Monetario Internacional según el cual Venezuela alcanzará este año una tasa de inflación del 720% -la más alta del mundo- ha atraído la atención de los medios de prensa, pero lo que dicen ahora los principales economistas del FMI es aún más dramático. Robert K. Rennhack, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, me dijo en una entrevista que Venezuela va camino de una hiperinflación -el punto en que la economía cae en un caos total- y podría alcanzar un "colapso total del sistema económico" en un plazo de 12 a 18 meses si no cambiara su política económica.
"Venezuela probablemente entró en una senda hiperinflacionaria el año pasado", dijo Rennhack. Según sus proyecciones, la inflación llegará a una tasa del 2200% en 2017, y podría dispararse muy rápido al 13.000% anual, el punto en que la mayoría de los académicos consideran como una hiperinflación completa. Aunque Rennhack no habló de política, ningún gobierno latinoamericano en tiempos recientes ha podido sobrevivir una crisis hiperinflacionaria.
"La hiperinflación significa que la moneda ha perdido su valor, la gente va a las tiendas con bolsas de dinero y los precios suben casi por hora -dijo Rennhack-. Lo que hemos visto en casos anteriores de hiperinflación en América latina es que hubo un consenso político de que había que cambiar la política económica."
Al preguntarle cómo había llegado a su proyección de 12 a 18 meses para la hiperinflación en Venezuela, Rennhack dijo que su equipo de economistas había estudiado episodios anteriores de hiperinflación en Bolivia (1982-1984), la Argentina (1989-1990) y Brasil (1989-1990). Venezuela está en un momento similar a aquel en el que estaban estos países entre 12 y 18 meses antes de sus crisis hiperinflacionarias, dijo.
El mandato del presidente Nicolás Maduro termina en 2019, aunque la coalición opositora MUD está planeando lanzar un referéndum revocatorio para exigir elecciones adelantadas.
Muchos venezolanos creen que el país va a explotar mucho antes de 12 a 18 meses. Los precios suben a diario, los estantes de los supermercados están casi vacíos, los apagones aumentan -Maduro ha declarado feriados todos los viernes en abril y mayo para ahorrar energía- y las estadísticas de la criminalidad alcanzan niveles astronómicos.
La moneda venezolana, el bolívar, cada vez vale menos. Ni los ladrones la quieren: hace unos meses, la prensa citó a un ingeniero llamado Pedro Venero, que dijo haber sido atacado por ladrones armados que esperaban llevarse dólares de su casa, pero que se negaron a aceptar bolívares.
Desde la subida al poder de Maduro, tras una elecciones controvertidas en 2013, la economía se ha desplomado de una tasa de crecimiento del 5% ese año a una contracción del 8% este año. La pobreza ha crecido del 23 al 73% de los hogares venezolanos durante el mismo período, según un estudio conjunto de la Universidad Andrés Bello, la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar.
Mi opinión: a medida que Venezuela avanza en la "senda hiperinflacionaria", se hace difícil creer que Maduro pueda terminar su mandato en 2019. Lo más probable es que haya un golpe militar -muchos especulan que provendría de oficiales chavistas preocupados por la incompetencia de Maduro- o una ofensiva diplomática regional para presionar a Maduro a que respete las leyes aprobadas por la Asamblea Nacional, controlada por la oposición.
Es cierto que muchos venezolanos dudan de que la oposición de Venezuela consiga suficientes votos en la Organización de Estados Americanos (OEA) para aplicar la Carta Democrática Interamericana de la organización, que exigiría a Maduro tomar medidas específicas para restaurar una democracia plena. Pero la petrodiplomacia de Venezuela ha perdido su influencia en la región tras el colapso de los precios del petróleo, y el mapa político de América latina está cambiando muy rápido.
Una decisión colectiva regional de aplicar la Carta Democrática Interamericana de la OEA y exigir una solución constitucional de la crisis venezolana sería mucho mejor que un golpe militar -venga de donde venga-, que marcaría un regreso a la época oscura de las dictaduras militares latinoamericanas.
Las democracias de la región deberían tratar de votar por la aplicación de la Carta Democrática de la OEA tan pronto como el mes próximo. La alternativa -no hacer nada- podría conducir a un "colapso total del sistema económico" y a un golpe militar.