RICARDO ALONSO*
Allá por 1999 la Unesco decidió impulsar la figura de los geoparques. Desde entonces su número ha crecido en forma constante en la mayoría de los países y continentes que buscaron preservar preciosos testimonios del pasado de la Tierra con valor patrimonial.
A fines de 2015, la Unesco adoptó formalmente la "Red Mundial de Geoparques", designándolos como sitios oficiales. Ahora bien ¿Qué son los geoparques? No hay una definición que sea completamente abarcativa y válida. En general son todos aquellos lugares que tienen características paisajísticas singulares y especialmente una variedad y calidad de sitios geológicos que los distinguen claramente de otras comarcas vecinas. De allí que el vocabulario se haya ampliado para incorporar palabras como geositios, geoformas o geodiversidad.
Así como se tiene biodiversidad en un paisaje rico en flora y fauna, también se tiene geodiversidad cuando hay un claro dominio de los elementos geológicos expuestos. Un geositio sería un lugar más puntual mientras que un geoparque sería un área más regional. Muchas veces estos geoparques se encuentran en regiones remotas y otras veces los tenemos a la vuelta de algunas ciudades y forman parte del rico patrimonio geológico urbano.
Sólo en China se han creado 45 geoparques en las últimas décadas. En el mundo abundan los ejemplos recientes como el geoparque de Arouca (Portugal), creado en 2008 para proteger la presencia de trilobites gigantes, de hasta medio metro de largo, conservados en pizarras, y que constituyen un patrimonio paleontológico único. O el "Paraíso de Bohemia" en la República Checa, considerado un texto geológico a cielo abierto.
Ahora bien, sin salir de nuestro país tenemos sobrados ejemplos de lugares que pueden ser referenciados como geoparques. Las espectaculares Cataratas del Iguazú conforman bloques rotos de una antigua colada basáltica del Cretácico, donde las aguas se desploman con gran ímpetu, generando una de las maravillas naturales del planeta. No solo tenemos a la geología, con dos componentes mayores como son las rocas y el agua, sino que además hay una extraordinaria biodiversidad cálida, húmeda y tropical, que enriquece aún más este paisaje singular. El geoparque Ischigualasto en San Juan, también llamado Valle de la Luna, es un conjunto de rocas rojas del periodo Triásico, que constituyen un magnífico muestrario de osamentas de reptiles fósiles; entre ellos están los primeros dinosaurios que habitaron el planeta unos 230 millones de años atrás.
Algo parecido ocurre en Talampaya (La Rioja), donde formaciones rocosas rojas han sido talladas por la erosión en forma de gigantescas catedrales.
El geoparque de la Payunia (Mendoza) es otro ambiente y fenómeno singular ya que se reúne allí una concentración única de volcanes y cuenta además con la colada basáltica individual más larga del mundo: 180 km de longitud.
En Chile, a unos 100 km al suroeste de nuestro glaciar Perito Moreno se encuentra el parque nacional Torres del Paine. Este geoparque forma parte del flanco oriental de los Andes Patagónicos (52 grados Sur). Recibe más de 100.000 visitantes anuales que se dedican al trekking, navegación en lagos y ríos y observación de paisajes y vida silvestre. El paisaje del geoparque se modeló por una combinación de procesos magmáticos, tectónicos y glaciales. Hace 13 millones de años la región tuvo profundas intrusiones de granitos blancos que penetraron como troncos en rocas negras del Cretácico formadas en un océano profundo. Esas rocas albergan abundantes restos de reptiles marinos, los ictiosaurios.
El levantamiento de los Andes y la erosión glaciar dejaron al descubierto una fila de moles graníticas que tienen hasta 1 km de altura y son un espectáculo visual único en el planeta. Además dentro del geoparque se conserva uno de los mejores complejos de morenas glaciares del mundo y, en los lagos, se han encontrado estromatolitos vivos. La Pampa húmeda, el Gran Chaco y otras áreas llanas carecen de geodiversidad. Por el contrario el norte argentino es un enorme muestrario de geoformas, geositios y geoparques formados por la concurrencia de numerosos fenómenos en el espacio y en el tiempo. Sucesiones de rocas de distintos orígenes, polícromas, rotas por la orogenia andina, y talladas por la erosión de sucesivos eventos climáticos, han dado lugar a un vasto surtido de geoformas y paisajes. Los valles, cañones y quebradas; las sierras y serranías; los volcanes y montañas; los salares y desiertos, todo en conjunto forma un ambiente rico y geodiverso.
La Quebrada de las Conchas, donde corre el río homónimo, es un cañón de rocas rojas con una increíble diversidad geológica. Lugares como el cerro Quitilipi, El Anfiteatro, la Garganta del Diablo, el Sinclinal de las Ranas Fósiles de Puente Morales, El Obelisco, Los Castillos, Casa de los Loros, La Yesera, son todos geositios. La suma de estos geositios puede englobarse en un geoparque.
El Valle Calchaquí es rico en geositios como son los Volcanes Gemelos y el Puente del Diablo en La Poma, Paso de Las Flechas en Angastaco, las dunas de Cafayate, entre otros. La Cuesta del Obispo, el Valle Encantado, el Torreón de la Cuesta y la Quebrada de Escoipe, con sus distintos matices, forman parte de una exquisita geodiversidad.
La Quebrada del Toro, el Cañón del Juramento, el cerro Acay, el cerro Crestón, el Nevado de Cachi, los volcanes Llullaillaco, Socompa y Aracar, el Cono de Arita, el salar de Arizaro, las Siete Curvas de Tolar Grande, los "Valles de la Luna" y los "Paisajes marcianos", forman parte de la infinidad de geositios que se presentan en Salta. Otro lugar emblemático es la Quebrada de Humahuaca y sus afluentes laterales. Geositios icónicos como el Cerro de los Siete Colores en Purmamarca, la Paleta del Pintor en Maimará o el sinclinal de Hornocal, fueron tenidos en cuenta para que ella sea declarada Patrimonio de la Humanidad. Un geositio urbano es el cerro San Bernardo de la ciudad de Salta. Se conserva allí una rica columna sedimentaria de rocas marinas del periodo Ordovícico inferior, de unos 470 millones de años atrás, que aún conservan marcas del antiguo oleaje y que están pletóricas de restos de invertebrados fósiles. Son comunes las conchillas fósiles de braquiópodos, de artrópodos extintos del grupo de los trilobites, los que además dejaron plasmadas sus huellas llamadas cruzianas; así como también restos fósiles de graptolites, bivalvos, gasterópodos, etcétera.
El valor patrimonial geológico del cerro es enorme, tanto por sus rocas, como por sus fósiles. Es un geositio icónico, emblemático, que a algunos les recuerda una geoforma volcánica, aún cuando el cerro nada tiene que ver con lavas y cenizas. El objetivo de los geoparques, además del turismo paisajístico, es preservar las páginas pétreas que registran impreso instantes de la historia de la Tierra y que esos contenidos puedan ser enseñados, mediante lecciones sencillas, al gran público.
* GEOLÓGO