Dos minutos antes de la cita, el secretario de Finanzas, Luis Caputo, ingresó ayer en la sala del 5° piso del Ministerio de Economía, donde lo esperaban banqueros, representantes de sociedades de Bolsa y de fondos comunes de inversión. A las 10 en punto, tal como se había establecido en la convocatoria, comenzó la presentación. Las formas parecen haber cambiado, y no sólo por la puntualidad. A diferencia de lo que sucedía en los últimos años, en los que prácticamente no había contacto entre los oficiales de gobierno y los hombres del mercado, el equipo económico los convocó para compartirles la estrategia financiera de este año.
Una de las definiciones más importantes que quedaron tras una charla en la que no se esquivaron preguntas fue que el Gobierno no planea emitir más deuda en el exterior que los US$ 15.000 millones que, como máximo, buscará en las próximas semanas para saldar en principio la deuda con los holdouts. El resto de las necesidades se cubrirán con financiamiento local. Para ello, una idea en la que trabaja la Secretaría de Finanzas es la de emitir una letra en moneda extranjera en la plaza local, que se suscriba con dólares billete.
Apuntaría sobre todo a que los argentinos se animen a desempolvar los dólares que tienen atesorados en cajas de seguridad y en el "colchón". Sólo el año pasado, en el mercado de cambios formal, los argentinos compraron US$ 12.669 millones, según datos del Banco Central (BCRA).
Pero no sería la única fuente de financiamiento. También esperan tomar algo de fondos de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), entre otras alternativas. "El Toto [por como se lo conoce a Caputo entre los hombres del mercado] dijo que la necesidad de fondos es sustancialmente inferior a lo que sale en los diarios", confió una fuente que participó del encuentro.
Según Leonardo Chialva, socio de Delphos Investment, la Argentina necesitaría de al menos US$ 7000 adicionales a los US$ 15.000 millones que, anticiparon de Hacienda, se emitirán apenas se levanten las restricciones para pagarles a los holdouts. La cifra, sin embargo, varía en función del aporte que termine haciéndole el BCRA al Tesoro a lo largo del año. La necesidad de financiarse con el mercado podría ser mayor si el BCRA le transfiere menos de $ 120.000 o $ 140.000 millones. Para morigerar la emisión y contener la inflación, Hacienda se había comprometido a no demandarle al Central más de $ 160.000 millones en 2016. Fuentes de la entidad que preside Federico Sturzenegger confiaron a LA NACION que si las condiciones de mercado son favorables, esperan que su aporte pueda terminar siendo mucho menor.
"Caputo fue claro. Dijo que les interesaba que el mercado local se desarrolle y crezca en profundidad", contó el responsable de una sociedad de Bolsa que estuvo presente.
Pese a que varios le pidieron a Caputo detalles sobre las condiciones de los tres nuevos bonos a 5, 10 y 30 años que piensan poner en el mercado una vez que consigan el aval de la justicia norteamericana, desde Finanzas se excusaron en la ley de oferta pública, que les impide revelar más información hasta tanto no comience oficialmente la promoción de la emisión. Hay en cesación de pagos bonos por un valor nominal de US$ 6021 millones. Sin embargo, los reclamos judiciales suman US$ 18.648 millones, especificaron desde Hacienda. Hasta ahora, el Gobierno acordó el pago de US$ 11.857 millones, lo que representa una quita del 36 por ciento.
Si bien el 14 de abril era la fecha estipulada para el pago a los holdouts, en Finanzas reconocieron ayer que es casi imposible de cumplirla considerando que recién un día antes, el 13, es la audiencia en la Cámara de Apelaciones para defender el levantamiento de los embargos que pesan sobre la Argentina. Sin embargo, aclararon, creen que los acreedores tienen pocos incentivos para salir del acuerdo si no se cumple exactamente la fecha de pago. También insistieron en que no ven que los nuevos holdouts-los que no accedan a la actual propuesta de pago- puedan trabarle a la Argentina el acceso al mercado de deuda.
Tal vez el único gusto amargo que quedó entre los representantes del mercado fue el hecho de que Caputo no aclaró que sucederá con los cupones vencidos de los bonos con legislación de Nueva York, cuyos pagos quedaron congelados desde 2014 por la orden del juez Thomas Griesa. Los cupones deberían pagarse apenas se levanten las cautelares, pero hay una disputa sobre si corresponde entregarle el dinero a los tenedores originales de los bonos, como exigen en el mercado local, o a quienes hoy tengan los títulos en su poder, como prevé el Emerging Markets Traders Association (EMTA). La idea de Hacienda, según puso saber LA NACION, será privilegiar el criterio establecido en Wall Street por la EMTA.
El dólar puso ayer límites a la tendencia bajista que mostró al cabo de toda la semana en la plaza mayorista, al comenzar a retraerse parte de la demanda por los problemas que enfrentan los productores sojeros del centro del país para enviar el grano a puerto por caminos intransitables ante las copiosas lluvias en esa región.
Los precios de la divisa, que habían comenzado a negociar ayer con bajas de hasta 8 centavos, rebotaron al notarse una menor oferta proveniente de la liquidación de exportaciones, lo que obligó a los bancos (que habían vendido posiciones más temprano para aprovechar las altas tasas) a recomprarlas "dado que, al no aparecer otros vendedores, optaron por cubrirse", describió un operador.
Esto, que se reflejó en un recorte del 13% en el volumen operado, fue lo que estuvo detrás del rebote de $ 14,43 a 14,51 del tipo vendedor mayorista (el minorista cerró 0,5% abajo a un promedio de $ 14,69), el que se podría extender desde el próximo lunes si además aflojaran las tasas de interés, dado que la menor oferta sojera (cayeron 230% los envíos a puerto esta semana) ya está descontada.
—Existen fuertes rumores de que el Gobierno planea lanzar un plan de blanqueo de capitales a mediados de año. ¿Piensa que el escándalo de los Panamá Papers podría afectar este plan?
No, no creo que vaya a tener mucho impacto, son dos cosas distintas, no hay relación entre ambos temas. El plan de blanqueo, exteriorización o repatriacion de capitales es algo necesario, y para lograr un cambio real hace falta un ingreso fuerte de divisas a través de un blanqueo.
—¿Por qué piensa que un blanqueo puede ser exitoso cuando el último, ideado por el entonces ministro Axel Kicillof durante el gobierno de Cristina Kirchner, fue un rotundo fracaso?
Porque son contextos totalmente distintos. Hay varias condiciones para que un blanqueo sea exitoso: primero la credibilidad en la política económica del gobierno. Cuando Kicillof lo lanza había un desajuste macroeconómico enorme, había cepo, y una política cambiaria, de subsidios, energética, sin credibilidad.
Si bien existe el apuro de que los ajustes se hagan de una manera muy rápida, como en el tema tarifario, que me parece lo están haciendo demasiado rápido, en este momento se están alineando algunas variables y el contexto general es muy diferente al de aquel momento. El Gobierno ha sido elegido por cuatro años, a lo mejor después tiene cuatro años más, pero el tiempo transcurre bastante rápido, y hay que tomar medidas rápidas, no hay mucha alternativa de dilatarlo hasta el 2017 y ver qué pasa con los holdouts o el capital ingresando a través de inversiones extranjeras. Es mucho más barato que ingresen esos fondos en lugar de endeudarse.
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—¿Cuánto dinero calcula que podria ingresar con un blanqueo y por cuánto tiempo debería extenderse?
Un tiempo prudencial sería no más de dos años, más allá de que después siempre hay alternativas para extenderlo. En cuanto a los montos, en la experiencia pasada se hablaban de cinco mil millones de dólares, y al final fueron entre mil y poco y dos mil, fue un fracaso rotundo. En este caso creo que se debería apuntar a algo cualitativamente distinto, y cuantitvamente debería estar en los 15 y 20 mil millones de dólares por año para que sea un éxito. Tengamos en cuenta que las estimaciones hablan de 250, 300 mil millones de dólares de argentinos residentes depositados en el exterior o debajo del colchón; si solamente ingresa el 10% o el 15% durante el primer año, que no es exorbitante, estaríamos en los 20 mil millones de dólares o más. Se debería apuntar a ese número, no a un número más conservador, porque si se apunta a una cifra menor no tendría sentido.
—¿Qué particularidades podrían implementarse para hacer el blanqueo más atractivo y aumentar sus posibilidades de éxito?
Creo que hay varias cosas que el Gobierno debería tomar en cuenta. Se está hablando mucho del porcentaje que debería pagar el que ingresa los fondos, y se dice un 8%, un 10%, un 15%, y eso no está bien planteado. Yo creo que habría que empezar al revés: determinar cuánto creemos que entre, y dónde queremos que vayan los fondos. Por ejemplo, si solamente son fondos para incrementar las reservas del Banco Central, para emitir títulos públicos y que el Estado se financie, es un tema, porque además tienen garantía soberana y en ese caso sería todo mucho más sencillo.
El problema que se plantea ahí es que tenemos que revitalizar la economía real, es decir los sectores estratégicos, infraestructura, energía, economías regionales y viviendas. ¿Cómo hacemos para fondos que se van a exteriorizar vayan a esos sectores? Yo planteo que esos fondos se ingresen a través de instrumentos del mercado de capitales. El mercado de capitales está muy poco desarrollado en la Argentina, pero si desarrolla fondos de inversión directos, fideicomisos, obligaciones negociables que puedan convertirse luego en acciones de empresas petroleras, gasíferas, de energías, esas inversiones podrían entrar de forma directa a esos sectores, y a lo mejor podríamos exceptuarlas del pago de cualquier costo.
—¿Y la lluvia de dólares en inversiones?
Esas son fantasías. Y así como se tenía esa fantasía que no se ha materializado, si el Gobierno deja pasar el tiempo, en el 2017 va a tener menos credibilidad. Yo creo que hay que generar toda la credibilidad ahora, generar los mecanismos, apuntar al mercado de capitales para un aluvión de inversiones a la ecomomía real. Se puede seguir apostando a la inversión extranjera directa, pero se dio pocas veces en la Argentina. La dimensión que necesita nuestro país es muy grande, porque transcurrieron doce años donde prácticamente no hubo inversión extranjera. Y hoy están dadas las condiciones para un blanqueo de capitales exitoso.