Por 38 votos positivos contra 27 en contra del juicio político, la comisión de 65 diputados aprobó ayer el informe que pide la apertura del proceso por presunta manipulación de lascuentas públicas contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff.
La presidenta ahora apuesta a evitar con una estrategia in extremis de lucha voto a voto que el plenario de la cámara Baja no avale esa decisión el fin de semana.
Está previsto que la sesión del plenario de Diputados comience el viernes y se extienda hasta el domingo, cuando se decidirá si el Senado juzga a la presidenta o se archiva la demanda. La oposición necesita reunir 342 votos de un total de 513 diputados para viabilizar el impeachment, mientras el gobierno debe juntar 172 para evitarlo.
Un sondeo publicado el domingo por el diario Estado de Sao Paulo reportó 290 diputados a favor del juicio político y 115 con posición irremontable contra la destitución, mientras registró 61 indecisos y 47 que se negaron a responder, sobre quienes recaerá en los próximos días las presiones de ambos bandos en un escenario cargado de incertidumbre.
"Impeachment ya" e "Impeachment sin crimen es golpe", rezaban los carteles que sostenían legisladores favorables y contrarios al juicio, en una sesión tensa, en la que predominaron los discursos altisonantes dentro de la comisión especial dominada por la oposición al gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).
El relator de la comisión, Jovair Arantes, insistió en que "hay indicios suficientes de que la denunciada practicó actos que pueden ser considerados como crimen de responsabilidad" por haber autorizado gastos por fuera del presupuesto sin autorización del Congreso en 2014 y 2015, en un procedimiento conocido como "pedaleadas fiscales".
El Abogado General del Estado, José Eduardo Cardozo, que habló en defensa de Dilma, volvió a pedir la nulidad del proceso desestimando que los cargos en su contra puedan justificar su apartamiento de la jefatura de Estado, cargo para el que fue reelecta en octubre de 2014.
El oficialismo insiste en que las prácticas cuestionadas fueron utilizadas por gobiernos anteriores al de Dilma, incluidos el de los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), y administraciones estaduales, y denuncia que hay en marcha un golpe.
La jornada de ayer dejó a la vista la división en partidos que formalmente están en la alianza oficialista, pero donde cada vez más dirigentes se alinean con el impeachment. Tal el caso del Partido Republicano, que tiene 40 diputados, o el Partido Progresista (51 diputados), que se reunirá en las próximas horas para definir su posición en la votación del domingo.
Si el plenario de Diputados aprueba el impeachment, el Senado votará por simple mayoría si está dispuesto a juzgarla, y en caso de parecer favorable, Dilma será apartada de la presidencia durante 180 días, período que durará el juicio, y en su lugar asumirá Temer.
El inminente descenlace de la crisis política en Brasil impulsó a su moneda a la suba, que por primera vez en 7 meses cerró a 3,494 por dólar. De esta manera, el real avanzó casi un 3% en la primera rueda cambiaria de una semana clave para definir el rumbo político del país sudamericano.
Desde comienzos de enero de este año, cuando cotizaba a 4,03 por dólar, el real ya ha mostrado una recuperación de un 13%.
Incluso, el Banco Central brasileño,ayer tuvo que echar mano a tres subastas de swaps cambiarios para impedir que el dólar cayese por debajo del piso de 3,50 reales. En las últimas dos sesiones, el real se fortaleció un 5,4%.
En el Congreso de ese país, una comisión de 65 diputados definía si aprobaba el juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, en el marco del escándalo por corrupción en Petrobras. El mercado siguió al detalle el minuto a minuto de la votación, dando por descontado que la mandataria está próxima a su destitución.
Y no sólo el establishment financiero apuesta por una salida anticipada de Dilma del Gobierno. Según un informe de la consultora Datafolha, más de la mitad de los brasileños espera que la jefa de Estado sea destituida de su cargo. La mandataria también perdió el apoyo popular en el último año: el 61% de los encuestados se mostró a favor de su juicio político.
En este convulsionado escenario político, el dólar podría seguir a la baja. De hecho, los analistas paulistas apuestan que la divisa estadounidense puede romper la barrera de los 3,50 reales en los próximos días, para terminar la semana a niveles de 3,35/3,40 reales.
Aunque el resultado del conflicto político sea el que los inversores esperan, el dólar mantendría su tendencia bajista, especialmente por la llegada de capitales extranjeros atraídos por una nueva estabilidad brasileña.
Como resultado de esta reactivación de la moneda local, los economistas de Brasil redujeron sus pronósticos para la inflación en 2016 por quinta semana consecutiva, según arrojó el sondeo semanal Focus de la autoridad monetaria brasileña.
La mediana de las previsiones de cerca de 100 economistas consultados por el Banco Central proyectó una inflación de 7,14 por ciento a fines de 2016, menos que el 7,28 por ciento en el sondeo de la semana previa, pero todavía por encima de la meta oficial de 4,5 por ciento.
Más allá de las presiones políticas puertas adentro de Brasil, a nivel global el dólar presenta un debilitamiento frente a las monedas emergentes, impulsado por un repunte del precio del petróleo y la expectativa por nuevas medidas de estimulo por parte de China. En la Argentina, por ejemplo, aunque el dólar avanzó dos centavos ayer, hasta $14,76, se mueve cerca de mínimos en dos meses.