La incertidumbre sobre los precios del petróleo, junto con la volatilidad de los mercados de valores, ha devuelto el protagonismo al oro como activo de refugio. En el primer trimestre de 2016, el valor de este metal precioso repuntó un 16,4%, hasta cotizar a finales de marzo 1.238 dólares la onza. Se trata de la mayor subida trimestral del oro en 30 años, ya que su valor no subía de forma tan repentina desde 1986.
La cotización del oro fue creciendo a lo largo de los tres primeros meses del año, hasta tocar su máximo el 11 de marzo, cuando la onza se intercambiaba por 1.289 dólares. A finales de diciembre del año pasado, la onza valía 1.061 dólares. Treinta días después, su valor ya alcanzaba los 1.118 dólares, y en febrero llegaba hasta los 1.238 dólares, con un repunte del 16,6%. A finales de marzo el precio del oro se consolidó por encima de los 1.200 dólares por onza, y muchos analistas apuntan a que durante todo 2016 su cotización se mantendrá en una horquilla de entre 1.100 y 1.300 dólares.
La subida del oro fue tan consistente que desconcertó incluso a los expertos con visiones más alcistas. El precio a que llegó en los primeros tres meses de 2016 superó más de treinta pronósticos de analistas de la asociación del mercado de oro de Londres. "Los pronósticos de principios de año quedaron superados en cuestión de semanas", comentó Ross Norman, responsable ejecutivo de la británica Sharps Pixley, empresa que trabaja el oro desde hace más de dos siglos, en declaraciones a la agencia Bloomberg.
Desde Degussa, empresa alemana de compra y venta de metales preciosos, explican que las mayores inversiones en oro llegaron a finales de diciembre, después de que la Reserva Federal (FED) decidiera elevar el precio del dinero y el oro bajara hasta los 1.066 dólares por onza (981 euros). "Muchos inversores se habían fijado los 1.000 euros por onza como meta y desde entonces empezaron a comprar. Ahora, a tres meses de distancia, realizan sus beneficios", apuntan.
El rápido incremento del valor de de este metal precioso se debe, entre otras cosas, al cruce de incertidumbre económica generada por el frenazo de la Bolsa china, junto con la caída del precio del crudo, sostiene Javier Niederleytner, profesor de Bolsa y mercados financieros en el IEB. El término que más se emplea en estos casos es el de "valor refugio", que se asocia a una compra de activos considerados más seguros, para sortear la volatilidad de los mercados, señala Niederleytner.
Las analogías con 1986 son inevitables. Aquel año se registró un repunte trimestral del oro superior al actual (un 23%, entre julio y septiembre). Y también en ese caso la subida del metal tuvo mucho que ver con el desplome del crudo, que descendió por debajo de los 10 dólares por barril. Fue aquella la antesala de la implosión económica del gigante soviético, mientras que hoy es la incertidumbre sobre China lo que alimenta la inseguridad de los inversores.
En el actual escenario la pregunta ineludible es si el valor del oro se mantendrá en los niveles actuales o si volverá a caer. El profesor Niederleytner de IEB considera que el repunte de estos meses es en realidad una "recuperación" tras el desplome del verano de 2014. Pero añade: "Mientras no desaparezca la incertidumbre sobre la economía mundial vamos a seguir así. Y a menos que no haya noticias muy contradictorias sobre China, una suspensión del programa de subida de tipos de interés de la FED u otra caída del petróleo, el oro se mantendrá a sus actuales niveles".