La gestión del rabino Sergio Bergman como ministro de Medio Ambiente pasa por su peor momento. Es que a las protestas de ATE por los despidos en su cartera se sumó una serie de enfrentamientos internos que el funcionario, lejos de resolver, acrecentó.
Según pudo averiguar LPO con diversas fuentes del Gobierno, el rabino decidió rodearse de algunos incondicionales en puestos claves para contrarrestar la rebelión que atraviesa en buena parte de la estructura administrativa de su cartera.
Sucede que a muchos funcionarios que conocen a fondo las complejidades técnicas y políticas del medio ambiente les resulta indefendible el alto grado de desconocimiento que muestra el rabino en cada intervención pública e, incluso, en reuniones privadas.
Así fue como, en una de las últimas reuniones de Gabinete, Bergman tuvo un cruce con el ministro de Energía, Juan José Aranguren, cuando se animó a plantear una idea impracticable: Que todo el transporte público del país sea eléctrico.
“De dónde crees que va a salir la energía que necesitas para tu proyecto”, lo cruzó, enseguida y visiblemente enfadado, Aranguren. Ante esto, el rabino, descolocado, contestó: “Tengo que mostrar una gestión sustentable”. El tema quedó ahí.
La cuestión es que los frentes que abrió el rabino en sus primeros meses de gestión son bien variados: en la Casa Rosada cuentan que Bergman ya no tiene el apoyo del jefe de Gabinete, Marcos Peña, ni del secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, y que en este momento su único respaldo sería el de su amigo Nicolás “Nicky” Caputo.
Sucede que a más de 100 días de asumir, el rabino aún no puede mostrar ni un éxito concreto de su gestión, mientras permanece ajeno a los temas que más preocupan a la opinión pública en medio ambiente, como la contaminación de la mega minería, la polución del Riachuelo o el cuidado del impacto de los agroquímicos.
Todo lo contrario, LPO contó en su momento que la falta de muñeca política de Bergman en ACUMAR le costó al Gobierno dos renuncias en el consejo directivo del organismo encargado de llevar a cabo las obras de saneamiento del Riachuelo.
Respecto a la Ley de Bosques, el rabino tampoco tuvo definiciones concretas acerca de si el macrismo va a enviar los fondos que corresponden a las provincias o bien se seguirá incumpliendo la norma de manera sistemática como de 2010 a la fecha.
Y, quizás el tema más delicado, es la política del Gobierno para la actividad minera. En este sentido, en Medio Ambiente están preocupados porque el rabino se muestra inmóvil ante cada presión que recibe de las empresas mineras y los ambientalistas.
Los funcionarios del Ministerio también están molestos con Bergman por algunas decisiones que tomó como la repartija de los autos oficiales únicamente para sus asesores de confianza. “A los que no estamos en su círculo, no nos saluda”, dicen.
En la misma línea, el malestar es aún más grande porque los cargos políticos de Medio Ambiente -la mayoría de los cuales provienen del gobierno de la Ciudad- no cobran su sueldo desde diciembre por cuestiones administrativas todavía no resueltas.
Por otro lado, las fuentes consultadas cuentan que Bergman se muestra muy preocupado por el ascenso político del diputado Cali Villalonga, un especialista en medio ambiente que trabajó durante 16 años en Greenpeace y está vinculado a la ecología desde 1983.