Roberto Aguirre
Con postergaciones y ciertas dudas iniciales, el gobierno nacional finalmente publicó el viernes pasado el nuevo esquema tarifario para el gas domiciliario y GNC en todo el país. No hubo anuncio político alguno desde la Casa Rosada, ni explicación técnica sobre los impactos. El gobernador Omar Gutiérrez tomó nota de ese último punto y evitó "hacerse dueño" del anuncio –largamente esperado por la provincia- para no tener que asumir el costo político de una suba que superará en algunos casos el 2.000%.
Menos el usuario final, que deberá destinar una porción mayor de sus ingresos al pago del gas, el resto de la cadena se verá beneficiada. Sin mover un solo equipo ni sumar un solo trabajador las operadoras petroleras de la provincia pasarán a facturar unos 1.400 millones de dólares más al año. La cifra, calculada en base a los datos proyectados por la provincia en el presupuesto, no incluye los 190 millones de dólares que deberán pagar a al Tesoro en concepto de regalías.
No es la única concesión para las petroleras. Fuentes del Ministerio de Energía de la Nación aseguraron a "Río Negro Energía" que se mantendrá hasta fines de 2017 el programa conocido como "Gas Plus II", que lleva el millón de BTU a 7,5 dólares. Se trata de un plan clave, que fue la llave para que se lanzaran proyectos de gas no convencional, como El Orejano (YPF-Dow), Rincón del Mangrullo (YPF-Pampa Energía) o Lindero Atravesado (PAE).
Lo que sí detallaron es que el gobierno estudiará con lupa cada propuesta que se reciba para acceder a este programa. Fuentes del mercado aseguran que es imposible repagar un proyecto de tight gas sin ese valor, pero Juan José Aranguren y sus técnicos dudan que sea así, lo que anticipa tensiones en este punto.
De cualquier modo, se dará una extraña situación. El gobierno nacional ya no subsidiará el consumo de gas, lo que explica buena parte del ahorro de 4.000 millones de dólares al año. Se trata de una medida que hasta los más críticos –aún cuestionando las formas- reconocen como necesaria para corregir las disparidades y promover el ahorro en los hogares. Sin embargo, Mauricio Macri sí seguirá aportando fondos a las grandes empresas petroleras.
Con los cuadros tarifarios sobre la mesa, los técnicos del Ministerio de Energía de Neuquén estuvieron hasta bien entrada la tarde del viernes para arribar a un número sobre el precio del gas que sale de esta provincia. No es tarea sencilla, porque el laberíntico y ultrarregulado mercado argentino arroja decenas de factores para ponderar.
Sin embargo, concluyeron que el promedio de venta del gas para este año será de 5,1 dólares el millón de BTU. Antes, lo habían calculado en 3 dólares, es decir que la suba es del 73%. Ese número clarifica las cuentas: así será el aumento en la facturación de las empresas, y por consiguiente el aumento en las regalías de gas.
El destino del gas neuquino es variable. En el promedio, un 35% se envía a los hogares, pymes y comercios abastecidas por distribuidoras como Camuzzi y un 10% a la venta de GNC. El resto viaja por los caños hacia las industrias y las plantas de generación térmica.
Sin embargo, en invierno, el sector industrial prácticamente se queda sin gas y esa cuota se va derecho a las hornallas y los calefactores por orden del Enargas. Por eso en los meses fríos las regalías caían fuerte. Esto ya no pasará más.
El gas industrial y para generación quedaron fuera del cuadro. El primero está completamente liberado: las empresas negocian directamente o a través de traders con las operadoras y firman distintos tipos de contratos con precios diferenciales. Ese gas ya estaba por arriba de los 4,5 millones de dólares el millón de BTU.
La generación está regulada en parte. La provincia calcula que el gas neuquino a las centrales se vende a un promedio de 2,5 dólares el millón de BTU.
Sin embargo, hay una variable que podría hacer caer el precio del gas neuquino. El esquema diferencial para los que ahorren el 15%, que no sólo baja el precio del gas sino que además insta a bajar el consumo.
De todos modos, el país aún importa un 30% de lo que consume, por lo cual es prácticamente imposible en el mediano plazo que quede gas sin vender.
Con la suba del gas las empresas habrán conseguido revalorizar e inclusive ampliar sus reservas. Muchas de las reservas probables podrán pasar a ser seguras gracias al mejor precio, que hará viable su extracción.
Pero la expectiva está puesta en que con este incentivo se activen rápidamente algunos proyectos dormidos que podrían ayudar a equilibrar la caída del actividad que produjo el precio del crudo.
Entre los activos más a la mano, quizás el de mayor potencial es Aguada Pichana, de Total, empresa experta en gas. Hay varios proyectos no convencionales que están en piloto automático en ese bloque, uno de los más grandes de Neuquén.
PAE también tiene el tintero la ampliación de proyectos en Lindero Atravesado, lo mismo que Petrobras -en proceso de venta- en Río Neuquén.
Las tres Bandurrias, recientemente adjudicadas a YPF, PAE y Wintershall también podrían activarse
YPF también tiene varios yacimientos residuales como Loma la Lata donde podría activar procesos de recuperación gracias al nuevo precio.
Con el último aumento del precio del gas en Argentina, se registró un fenómeno impensado algunos meses atrás: el gas local quedó más caro que el importado.
El promedio neuquino ronda los 5,10 dólares el millón de BTU, mientras que el nacional arranca en los 4,80.
Sin embargo, en el primer trimestre, el gas boliviano que entró al país costó unos 3,9 dólares el millón de BTU y los últimos 15 barcos de Gas Natural Licuado (GNL) comprados por YPF se ubicaron 4,5 dólares, lo que compuso un promedio de 4,8 en los primeros meses del año.
La diferencia no se explica tanto por aumento doméstico, sino por el derrumbe del gas a nivel internacional, un combustible que no es un commoditie como el petróleo pero que está muy ligado a su precio ya en algunos casos funciona como sustituto.
Así, los eternos rivales neuquinos ahora corren con la ventaja del precio.
Aunque en los últimos años se frenó el declive de gas doméstico, el país importa alrededor del 30% del gas que consume. Con la retracción económica de los últimos meses, así como la suba de tarifas, es posible que el consumo caiga, y esto traiga un nuevo ahorro al país.
La intención del ministro de Energía, Juan José Aranguren, es avanzar hacia la liberalización del mercado. Se apunta a que sea el mercado el que regule precios y los acuerdos se realicen entre las partes, sin mediación del Estado.
Si eso fuera así, hoy convendría importar gas antes que producirlo en Neuquén, con todos los costos económicos y sociales.
Es difícil pensar que el Estado pueda correrse de este mercado.