Santiago Fioriti*
Antes de viajar a Harvard para dar una conferencia en medio de los cuestionamientos de la oposición, Laura Alonso le dio el visto bueno al borrador del fideicomiso ciego que dispondrá de los bienes de Mauricio Macri mientras esté en ejercicio de la presidencia. Representan, según su última declaración jurada, 52 millones de pesos. El Presidente lo envió a la Oficina Anticorrupción para asegurarse de que el contrato con el administrador cumpla con todos los requisitos. Ayer, el texto estaba en poder de Pablo Clusellas, el secretario Legal y Técnico de la presidencia pero, ante todo, amigo del Presidente desde la infancia, cuando asistían juntos al Cardenal Newman. Macri le pidió acelerar el proceso para enviar señales de transparencia en medio del revuelo mundial por las filtraciones que llegan desde Panamá.
“Lo vamos a presentar la semana que viene y será un hecho inédito”, dicen en la Casa Rosada. La inquietud es una promesa de campaña, pero a la vez una urgencia de las últimas horas: Macri necesita salir de la encerrona que podría representar el escándalo por las empresas radicadas en paraísos fiscales. Aunque en el Gobierno dicen que no están preocupados, ya encargaron encuestas para saber la verdadera dimensión del caso y de qué forma repercute en la imagen de su líder.
¿Qué es un fideicomiso ciego? En Estados Unidos se lo llama “Blind Trust”: está pensado para evitar conflictos de intereses entre el patrimonio original de un mandatario y la función pública e implica la firma de un contrato con un administrador, a través del cual el funcionario no tiene opción de preguntar sobre el manejo de los bienes depositados hasta el final de su mandato. El macrismo emuló a Sebastián Piñera, el ex presidente de Chile, un millonario que mantiene lazos amigables con Macri hace años.
“El fideicomiso ya tendría que estar presentado. La verdad es que veníamos demorados, pero el ‘Panamá Papers’” nos devolvió las ganas”, se sinceró un funcionario en Balcarce 50. Los estrategas de la comunicación macrista están pensando en cómo presentar la jugada: tal vez sea un anuncio que salga de boca del propio Presidente.
Antes de eso, Macri ansía que baje la intensidad en los medios de la revelación sobre su rol de director en la empresa offshore radicada en Bahamas. La detención de Lázaro Báez era celebrada anoche con bombos y platillos en los despachos macristas. Casi tanto como el comportamiento público que el día anterior habían mantenido Francio Macri y Elisa Carrió para tratar de despegar a Macri. Esas tres cartas, se ilusionan en el oficialismo, ayudarán a enfriar la polémica.
El lunes, a primera hora, Macri se ocupó de hablar con su padre para que saliera a despegarlo. “Esto no es mío”, dicen que le dijo, en referencia a la empresa offshore. El carácter de Franco no es fácil. Macri ha contado decenas de ejemplos de lo que fueron sus años con él mientras trabajaban juntos. “Esta vez el padre le jugó bien”, sostienen en el entorno presidencial. Macri hijo, a instancias de sus asesores, quiere saber si habrá más sorpresas. “¿Cuántas empresas fundó Franco Macri en su vida? Como 10 mil”, temen en Balcarce 50.
Con Carrió la cuestión fue más fácil. Una fuente de peso reveló que la diputada y el Presidente se movieron juntos desde el principio. “Si ustedes quieren que los defienda, mándenme las pruebas”, dijo ella. Los papeles estuvieron rápidamente disponibles. Marcos Peña se los mandó por mail. Carrió, luego, salió a escena y cumplió su parte.
*Editor sección El País