Por Rómulo Mucho (*)
Nuestra joven e incipiente democracia hace que estemos en un proceso de aprendizaje, no sólo el JNE, sino también los partidos políticos y los ciudadanos. La falta de cultura e institucionalidad política en nuestra población ha hecho que lleguemos al debate previo a la primera vuelta con 10 aspirantes a la Presidencia de la República, número objetivamente inmanejable si la finalidad es la exposición de propuestas técnicas y políticas para llevar a nuestro Perú hacia el primer mundo.
Lo expuesto, no justifica bajo ningún punto de vista la carencia de propuestas concretas debidamente sustentadas. Nadie hizo uso de indicadores sociales ni económicos que demuestren nuestra falta de competitividad global. Nos hubiera gustado escuchar no sólo las medidas que piensan ejecutar sino además, de donde se van a obtener los recursos tan necesarios para atender las demandas, en qué tiempo se ejecutarán, cómo se financiarán y el impacto social y económico que estas propuestas tendrán. Salvo un expositor, los nueve restantes han confundido al medio con el fin, es decir, creen que crecimiento económico es lo mismo que desarrollo humano, término que dicho sea de paso, ni se mencionó.
Ninguno valoró la importancia de nuestros recursos naturales como palanca impulsora para alcanzar una educación y servicios de salud de calidad. Se ha notado una mezquindad respecto a la minería y un preocupante desconocimiento de las potencialidades de nuestro territorio. Si bien es cierto, más de un expositor se refirió al desarrollo de infraestructura y de otros sectores, el tema del agua ha sido expuesto más política que técnicamente. En los pocos minutos que tuvieron, pudieron haber mostrado una visión de estadista. Nadie es experto en todo pero, no mencionar temas fundamentales para nuestro desarrollo –como el energético por citar un ejemplo- deja una marcada desesperanza con miras al 10 de abril. A esto se suma las anacrónicas posiciones Verónica Mendoza y Gregorio Santos cuyas propuestas lindan con el extremismo. Ante esta situación, parece que una vez más vamos a tener que elegir el mal menor.
(*) Ex viceministro de Energía y Minas