La fiebre del oro está de vuelta entre las grandes carteras de inversión. La volatilidad que reina en la Bolsa hacia la que los más eminentes brókeres apuntaban hace solo unos meses ha impuesto el regreso hacia el precioso metal como búsqueda de refugio. Ya sea en lingotes, en derivados o a través de mineras especializadas, esta apuesta gana adeptos.
Los primeros en contagiarse de esta nueva fiebre del oro fueron los gestores de fondos de inversión. La volatilidad con la que arrancó el año y que se ha desbocado conforme este ha ido avanzando forzó la búsqueda de refugio en metales preciosos para amortiguar el rendimiento negativo de las abultadas posiciones fijadas en renta variable, según datos de evolución aportados por Morningstar.
En el trimestre que acaba de terminar, el oro se ha apuntado una revalorización del 15% en los mercados de materias primas. Un porcentaje que se eleva hasta una media del 39% para los fondos de inversión especializados en metales gracias a la amplificación de su comportamiento a través de la suscripción de derivados y otras coberturas. El rendimiento no es nada desdeñable si se tiene en cuenta que muchos vehículos de inversión colectiva referidos a las Bolsas de España o Italia acumulan minusvalías de doble dígito entre enero y marzo.
El oro y los metales preciosos, habitualmente empleados como refugio inversor en periodos de incertidumbre económica, cuentan en esta ocasión con un aliciente añadido, según subrayan los analistas de Renta 4 Banco. Los expertos de la entidad española apuntan que se trata de la única ‘moneda’ que “está a salvo de los excesos creativos” de los bancos centrales, en clara alusión a la implementación de tipos de interés negativo en Japón y la Eurozona, así como a la errática política monetaria de la Reserva Federal de EEUU.
Ante este panorama, desde la entidad de inversión aconsejan aprovechar cualquier eventual corrección de precios en el brillante metal para engordar cartera. En cotas de valoración próximas a las de enero de 2015, el análisis técnico de su gráfica hace pensar en un cambio de rumbo al alza. Una dirección que, además, ven justificada más allá de la reciente debilidad del dólar, moneda en la que se negocia esta commodity y, por extensión, buena parte de los derivados de inversión vinculados a ella. Si bien el freno al ritmo de subida de tipos por parte de la Fed podría haber facilitado un acelerón de precios en el corto plazo, los expertos ven argumentos de fondo para sostener los avances en los próximos meses.