Quili Malal es un pequeño pueblo a la vera del río Neuquén que quedará completamente inundado si alguna vez se construye Chihuido. En 2008, cuando se realizó la primera licitación fallida de la represa, los maestros de la única escuela del paraje hicieron plantines de álamo junto a sus alumnos para la nueva locación donde se mudarán antes de que llegue el agua.
Nueve años más tarde, los pequeños vástagos se convirtieron en árboles de dos metros. A su sombra, es poco lo que se ha construido: nadie quiere echar raíces en un lugar que puede desaparecer. Quili Malal vive un presente perpetuo a la espera de la obra más deseada y más postergada de la historia de la provincia.
Pero la colección de frustraciones que acumula la represa podría empezar a cambiar. Pese a ciertas dudas iniciales sobre el proyecto, el gobierno de Mauricio Macri decidió darle impulso a la millonaria obra. Aún no se sabe si todo el proceso adjudicatorio, atado a la financiación rusa, será el vehículo por el cual que se construya. Pero ya se activaron mecanismos de contrato que podrían derivar en un viaje a Moscú en los próximos días.
El indómito río Neuquén podría recibir finalmente la contención de Chihuido, si es que avanza en la Casa Rosada la voluntad de realizar la obra.
"Para el gobierno nacional Chihuido es una obra de suma importancia", dijo a "Río Negro Energía", Sergio Levit, vocero de la secretaría de Obras Públicas. El organismo, que conduce Daniel Chain y que está bajo la órbita del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, le ganó la pulseada al ministerio de Energía de Juan José Aranguren por el control de la obra.
Según Levit, el contrato aún no está firmado, pero aclaró que todo lo realizado hasta aquí "está en estudio", incluido el financimiento ruso, que es uno de los puntos que más sospechas generó dentro del macrismo.
La empresa Helport, de Eduardo Eurnekian, ganó el contrato de obra presentando una carta de intención del Banco de Desarrollo Ruso para habilitar una línea de crédito de hasta 2.600 millones de dólares. Según pudo saber este medio, el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, junto con la Cancillería activaron contactos con la entidad para buscar una mejora de ese crédito. Aspiran a que la tasa inicial de 6,5% baje medio punto. También quieren que el crédito financie algo más que el 85% de la obra. Para afinar esos temas, se realizaría el viaje a la capital rusa.
La semana pasada se realizó en Buenos Aires una reunión clave sobre el tema, donde técnicos a cargo del desarrollo del proyecto expusieron ante funcionarios nacionales sobre la importancia de la obra desde el punto de vista de la seguridad –permitiría afrontar una crecida máxima del río Neuquén- y sobre todo de generación eléctrica.
Este encuentro, empujado por la provincia, buscó clarificar además el tema que mayor escozor causó en el gobierno nacional cuando abrieron la carpeta de Chihuido: la inexistencia de un proyecto ejecutivo.
"El proyecto no existe por la propia naturaleza de la adjudicación. Esta no es una obra pública convencional. El privado que ganó la obra debe poner el dinero (en este caso financiado por Rusia) y luego se cobra de la venta de Energía a Cammesa una vez que la presa esté en marcha. Por eso no se podía elaborar un proyecto, sino una serie de presupuestos generales para luego sean las empresas la que definan, por ejemplo, que marca de turbinas van a usar", explicó un funcionario provincial al tanto del tema.
El lobby neuquino surtió efecto y la Casa Rosada separó a Chihuido de la "bolsa" de obras problemáticas en la que incluyen, por ejemplo, a Atucha III. La muy buena llegada del gobernador Omar Gutiérrez a Frigerio terminaron por activar el proceso, que tiene a varias áreas del Ejecutivo trabajando, aunque aún sin fecha cierta. A un año de su licitación la presa avanza otro casillero, aunque aún se encuentra lejos de la línea de llegada.
La estadística no existe, pero es posible afirmar con escaso margen de error que el segundo destindo más visitado por los gobernadores neuquinos después de Buenos Aires es Houston, la capital petrolera de Estados Unidos.
En mayo, Omar Gutiérrez tendrá su bautismo en el suelo texano. Según anunció, viajará a Houston para exponer sobre las bondades de Vaca Muerta junto con el ministro de Energía, Juan José Aranguren.
Luego partirá a Washington, en busca de fondos de organismos multilaterales como el BID o el Banco Mundial.
Aunque Jorge Sobisch ya había adoptado el hábito de viajar a Estados Unidos, fue su sucesor, Jorge Sapag, quien más millas internacionales gastó.
No sólo él, sino algunos miembros de su gabiente como el actual ministro de Energía, Alejandro Nicola o su antecesor, Guillermo Coco, realizaron giras por Houston.
Las agendas de muchos de esos encuentros fueron armadas por el IAPG o por las propias empresas petroleras que deben ser controladas por el gobierno.
De todos modos, la política petrolera se cocina en Houston. Si Vaca Muerta tiene un futuro, buena parte se escribirá en inglés.