Una aguda escasez de energía, históricamente una señal de advertencia para los líderes impopulares latinoamericanos, está amenazando con debilitar el gobierno de Colombia y profundizar la crisis de Venezuela.
Tanto Colombia una economía de libre mercado y hasta hace poco tiempo estrella de la región como Venezuela nación socialista sumida en una crisis se vieron obligadas a adoptar medidas de ahorro de energía en medio de una combinación de factores agravados por la falta de lluvia provocada por el fenómeno climático de El Niño.
Debido en parte a la falta de energía, el índice de aprobación del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, disminuyó a un mínimo histórico del 25%, muy por debajo incluso del de Nicolás Maduro (33%), el impopular líder venezolano.
La tan baja popularidad de Santos pone en riesgo sus esfuerzos para impulsar el muy deseado acuerdo de paz con los rebeldes de las FARC, el cual él prometió someter a plebiscito.
Los problemas en Colombia y Venezuela tienen ecos incómodos en América Latina, donde los continuos apagones han precedido la caída de varios gobiernos.
En 1989, una crisis energética en Argentina provocó una escasez de energía en todo el país que (junto con la hiperinflación) obligó al presidente Raúl Alfonsín a adelantar la traspaso de poder. Cerca de una década más tarde, después de nueve meses de racionamiento de energía, la popularidad del brasileño Fernando Henrique Cardoso se vio igualmente debilitada.
En los últimos meses, el fenómeno de El Niño ha causado estragos en la región. En Colombia se secaron partes del río Magdalena, la principal vía fluvial del país, en cuyo cause se han visto a niños jugar al fútbol y andar en bicicleta.
La mayor parte de la electricidad en Colombia es hidrogenerada, y la falta de precipitaciones, las altas temperaturas y la baja producción de petróleo y gas agravaron los problemas de los principales embalses. Esto ha provocado la renuncia del ministro de Energía y evocó recuerdos dolorosos de escasez que en 1992 disminuyó el crecimiento económico.
Según Bancolombia, los apagones podrían reducir en 0,3 puntos porcentuales el crecimiento económico estimado del país, que es del 2,6% para este año. Éstas son malas noticias para Colombia, que el año pasado creció a su ritmo más lento en seis años, 3,1%, por la caída del precio del petróleo, su principal producto de exportación.
Sin embargo, sería políticamente más explosivo si los apagones suben los precios otros 0.24 puntos porcentuales en un momento en que los colombianos luchan contra una creciente inflación de 7,59%.
La escasez se produce en un m
omento en que muchos colombianos creen que el país está atravesando una crisis económica similar a la de Venezuela, en lugar de solamente una desaceleración. Y Santos necesitará todo el apoyo popular posible para impulsar un muy deseado acuerdo de paz con las FARC, que le pondrá fin a la larga guerra civil del país.
Críticos como el senador de la oposición Iván Duque dicen que los problemas con la electricidad tomaron al gobierno por sorpresa debido a sus deficientes políticas energéticas: "Les advertimos el año pasado que si nada cambiaba, tendríamos que racionar en abril".