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POLÍTICA
La Justicia suspendió la designación de Lula como jefe de Gabinete de Dilma
16/03/2016

La Justicia suspendió la designación de Lula como jefe
de Gabinete de Dilma

La Nación

Esta mañana, la presidenta Dilma Rousseff encabezó la ceremonia por la cual el ex mandatario Lula da Silva asumió como nuevo jefe de Gabinete de Brasil. La designación del líder del PT tuvo lugar en medio de un escándalo con múltiples aristas: el caso de corrupción al que se lo vincula, las escuchas telefónicas que indicarían que su nombramiento no es más que una estrategia, la crisis política y social que vive el país, las masivas protestas de los últimos días.

Ahora, menos de una hora después, los diarios O'Globo y Estadão confirmaron que el juez federal Itagiba Cata Preta Neto suspendió de forma cautelar la designación de Lula.

"A la luz del riesgo de perjudicar el libre ejercicio del poder judicial (...) concedo la petición de una medida cautelar para suspender la nominación del Sr. Luiz Inácio Lula da Silva", escribió el juez en su decisión, a la que accedió Reuters.

Desde el gobierno de Rousseff anunciaron que van a apelar la decisión.

Los fiscales acusaron a Lula de lavado de dinero y fraude como parte de una amplia pesquisa de corrupción centrada en la petrolera estatal Petrobras.

Su nombramiento como jefe de Gabinete de la presidenta Dilma Rouseeff, que le ofrecería inmunidad de ser procesado por cualquier instancia menos la Corte Suprema, generó protestas el miércoles.

El ex presidente había asumido cerca de las 10 de la mañana como jefe de Gabinete en una ceremonia con ambiente de mitin político que atribuía a "golpistas" las denuncias de corrupción que desestabilizan al gobierno brasileño.


 

Escándalo con escuchas en Brasil: Dilma habría intervenido
para evitar la prisión de Lula

Clarín

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, habría intervenido para intentar evitar una posible detención de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, según sugiere una conversación telefónica entre ambos grabada legalmente por la Policía y divulgada por la Justicia, en el marco de la investigación por el escándalo de corrupción en Petrobras.

En la conversación, Rousseff le dice a Lula, investigado por sospechas de enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y falsificación de documentos, que le envió con un mensajero un documento con su nombramiento como ministro de la Presidencia, lo que le confiere el privilegio de los fueros, para que lo usara "en caso de necesidad".

El juez federal de Curitiba, Sergio Moro, incluyó esta conversación entre los documentos de la operación conocida como “Lava Jato”. Los investigadores interpretaron el ofrecimiento de Dilma como un intento de proteger al ex presidente de una eventual prisión

"Estoy mandándote a Bessias junto con el papel, para que puedas tenerlo y usarlo en caso de necesidad, que es el término de la posesión", afirma Rousseff en su conversación con Lula, según el audio que trascendió en la tarde de este miércoles.

La conversación fue grabada este miércoles por la Policía Federal con autorización del juez Moro, que investiga la posible participación del ex mandatario en el escándalo de corrupción de la petrolera estatal.

Moro levantó el sigilo de las escuchas en las líneas telefónicas de Lula luego de que Rousseff anunciara su nombramiento como jefe de Gabinete.

Como el cargo de ministro le otorga al ex jefe de Estado fuero privilegiado, Moro tendrá que trasladar todo el proceso contra el ex mandatario al Supremo Tribunal Federal, la máxima corte del país.  

Audio viral escandalosa charla Dilma-Lula

 


 

Brasil estalló por la nominación de Lula como ministro

La Nación

 Dilma Rousseff abrió ayer una caja de Pandora y tuvo una feroz respuesta en las calles de Brasil.

Con la excusa de mejorar la articulación política de su frágil gobierno y enfrentar así, más fuerte, un posible proceso de impeachment, la presidenta de Brasil designó a su mentor, Luiz Inacio Lula da Silva , jefe de gabinete, cargo que, además, le garantizaría al ex mandatario una cierta protección legal frente a las investigaciones de corrupción en torno a Petrobras.

La desesperada medida fue muy mal recibida por decenas de miles de brasileños que, al caer la noche, salieron espontáneamente a protestar en al menos 16 ciudades. Replicaron así las marchas del domingo, cuando unos 3,6 millones de personas tomaron los principales centros urbanos del país en la mayor movilización de la historia de Brasil. En la capital, el Palacio del Planalto fue rodeado por manifestantes; en San Pablo, la tradicional avenida Paulista fue bloqueada por la gente que pedía la renuncia de Dilma, mientras que en las principales ciudades se hicieron sentir con cacerolazos en contra de la presidenta, de Lula y del PT.

Fuera Dilma!", "¡Lula a prisión!", "¡Basta de corrupción!", gritaban anoche los manifestantes enfurecidos en las calles, en imágenes que recordaron las oleadas de protestas que presionaron por el impeachment de Fernando Collor de Mello en 1992; entonces, en la antesala del juicio político, el mandatario renunció

Ayer, el detonante de la ira popular fue una estratégica decisión del juez federal Sergio Moro, que desde Curitiba lleva adelante las investigaciones por el esquema de sobornos del petrolão. Al final de la tarde, Moro hizo públicas las escuchas telefónicas realizadas por la policía federal a una conversación que habían mantenido más temprano Lula y Dilma. En la grabación, la presidenta informaba al ex mandatario que ya le había enviado el documento con su designación como jefe de gabinete y le recomendaba que lo utilizara "en caso de necesidad", es decir, si Moro ordenaba su arresto. En el Congreso, la oposición exigió de inmediato la renuncia de la presidenta.

Durante todo el día, Dilma había negado que la incorporación de Lula al gobierno estuviera relacionada con la cada vez más difícil situación legal del ex presidente, bajo sospecha de haberse beneficiado de las coimas pagadas por constructoras a directivos de la petrolera estatal y a políticos oficialistas a cambio de contratos con Petrobras. En concreto, los fiscales del petrolão creen que Lula recibió sobornos a través de donaciones irregulares a su fundación política, el Instituto Lula, exorbitantes pagos por conferencias y mediante "regalos" como un departamento tríplex en Guarujá y una casa en Atibaia, estado de San Pablo. La fiscalía del estado de San Pablo ya había pedido su prisión preventiva la semana pasada, pero el lunes el caso fue centralizado en el juzgado federal de Moro, en Curitiba, estado de Paraná.

La designación de Lula como ministro -en reemplazo de Jaques Wagner- le otorgaría fueros privilegiados, dejándolo fuera del alcance de cualquier orden de detención de Moro u otro juez inferior; como funcionario, sólo el Supremo Tribunal Federal (STF) podría dar la autorización para su arresto. Anoche, Moro envió a la Corte Suprema las grabaciones de las escuchas telefónicas comoprueba de que Dilma y Lula estarían buscando obstaculizar la Justicia.

Indignado por la filtración de las grabaciones, el gobierno anunció que tomará "todas las medidas judiciales y administrativas" contra Moro por la "flagrante violación de la ley".

"La hipótesis [de que Lula estaría huyendo de la Justicia] es apenas una sombrita, una protección al hecho de que.vamos a hablar de verdad, la venida de Lula para mi gobierno fortalece a mi gobierno. Hay gente que no lo quiere fortalecido. ¿Qué puedo hacer yo? ¿A cambio de qué voy a creer que la investigación del juez Moro es mejor que mejor que una investigación del STF? Eso es una inversión jerárquica", fue la respuesta que dio Dilma a la prensa cuando se le preguntó temprano sobre esa versión.

"La llegada de Lula es algo muy importante y relevante. Primero por su inequívoca experiencia política, y segundo, por los conocimientos que tiene del país y de sus necesidades", resaltó la presidenta, quien desde que el año pasado comenzó su segundo mandato ha estado jaqueada por una profunda recesión económica y una grave crisis política en la alianza gubernamental.En 2015 la economía se contrajo un 3,8%, mientras que la inflación y el desempleo treparon a niveles del 10%, y las perspectivas para este año son igual de negativas.

El año pasado, Dilma fue hallada culpable de adulterar las cuentas públicas para esconder el déficit, una maniobra que representa un crimen de responsabilidad y, como tal, base para un juicio político. La oposición, liderada por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y apoyándose en el presidente de la Cámara baja, Eduardo Cunha (también implicado en el petrolão), inició el proceso de impeachment. Sin embargo, a último momento, el STF intervino y, alegando fallas de procedimiento, puso en suspenso el proceso.

Justamente ayer por la tarde, mientras Moro hacía públicas las escuchas telefónicas entre Dilma y Lula, el STF estableció las reglas correctas para el impeachment, y tanto Cunha como las principales fuerzas de oposición adelantaron que hoy mismo volverán a la carga con el juicio político para sacar a la presidenta.

Lula ¿por los caminos de la Grecia de Tsipras?

Clarín

MARCELO CANTELMI

La noción de que el ex presidente Lula da Silva se suma con superpoderes al gabinete de Dilma Rousseff para hallar los fueros que le falta, es sencilla, tiene algo de cierto, pero también es relativa.

Es correcto e indignante que si el líder del PT cuenta con una cartera, desaparecen los tribunales inferiores y solo podrá ser sancionado judicialmente por la Corte Suprema. Pero aún con la hostilidad de esos magistrados, eso significa un blindaje frente a las acciones en su contra del juez Sergio Moro, el juez del Lava Jato que lo hizo interrogar por la policía en lo que implicó un breve y humillante arresto que sacudió al país.

Ese objetivo que desafía al océano de gente que protestó en las calles contra la corrupción hace apenas horas, parece, sin embargo, subalterno en medio de las fuertes contradicciones políticas y económicas que sufre Brasil. Es mucho más lo que sucede que lo aparente. No habría que olvidar en el análisis algunos datos históricos recientes y otros un poco más lejanos para comprender el trasfondo y la posible intención de estos movimientos.

Al revés de lo que se supone, el ex presidente fue el principal apoyo del ex ministro de Hacienda Joaquim Levy, un monetarista de la Universidad de Chicago reclutado apenas la mandataria inauguró su segundo priodo y que fue quien inició el actual plan de ajuste y recortes del gasto público. Ese funcionario liberal acabó siendo despedido por Dilma debido a las presiones domésticas por los costos sociales del rígido programa y la recesión imperante. Fue su primer signo concluyente de debilidad. El segundo es esta cesión de poder casi total que hace a manos de su mentor político.

Duo. La presidente Dilma Rousseff con Lula da Silva, que ahora virtualmente liderará el gobierno. AP
 

Aquel apoyo de Lula a Levy no debería sorprender. Lejos de la retórica para la tribuna, en sus dos mandatos el ex presidente sumó a funcionarios que se abrazaron a formulas claramente ortodoxas como Antonio Palocci en la cartera de Economía o Henrique Meirelles en el Banco Central. Este último es un ex CEO del Bank of Boston a quien el flamante superministro, según los rumores en Brasil, devolvería inmediatamente a ese cargo crucial u otro de similar influencia.

Hay una anécdota que refuerza esta visión. Cuando Lula ganó la reelección en la segunda vuelta en octubre de 2006, la vanguardia más izquierdista del PT festejó la victoria anunciando que Brasil iba ahora a despreocuparse por la inflación y apurar el crecimiento por via del Estado. Eso fue porque el mandatario había hecho un discurso bien de trinchera durante la campaña revoleando todo el formulismo típico del caudillismo tercermundista. Lula demoró apenas instantes en dar una conferencia de prensa en la residencia presidencial de la Alvorada para desacreditasr esos planteos y garantizar que seguían las mismas políticas económicas.

¿Es ahora lo mismo? Si se tiene en cuenta ese paquete de antecedentes, es posible concluir que, en el gabinete de Dilma, el ex presidente pretende hacer lo que la debilitada jefa de Estado ya no puede asegurar y, en ese camino, arrebatarle la iniciativa a la oposición. Es bien probable que este paso se ha hecho con el aval del PMDB, el socio principal del PT y el partido del vicepresidente Michel Temer. Si es así, queda más claro por qué esa fuerza no abandonó el gobierno, como se suponía, en su convención nacional del sábado último. De lo que se trataría es de mantener y preservar el ajuste en marcha y contener la amenaza de las propias bases del oficialismo que son parte de quienes están recibiendo lo peor de ese jarabe. No será sencillo, ya no hay viento de cola. Brasil resignó casi 4% de riqueza el año pasado y caerá otro tanto en 2016. Pero más de un millón de trabajadores perdieron su empleo en ese periodo y no hay seguridad laboral para quienes concluyen la universidad. En los últimos doce meses el gasto de las familias declinó 4%. 

La indignación de la gente el pasado domingo. Millones en las calles. El cartel dice, Lula y Dilma ladrones de Brasil. AFP
 

Si descartamos cualquier alternativa de un marcado giro heterodoxo que la situación económica ya no permitiría más allá de los discursos --y que en verdad Lula jamás practicó realmente aunque dejó marchar la confusión--, ahi empieza la apuesta. Su prestigio, supone, podría más que su sucesora para mantener la creación de Levy licuando la reacción en las calles. Sino va por ese camino los mercados lo destruirían y es vulnerable a ese tipo de golpes. El ex presidente es consiente de que el riesgo de que el ajuste se desbarate, es el más potente propulsor del actual desastre político en Brasil y el alimento central de la ofensiva del impeachment. Cuenta, eso si a favor, con la carencia de liderazgos fuertes en la oposición, quemados también por la corrupción.

La escena recuerda algunos tonos de la pesadilla griega. Alabado hasta hace muy poco por la progresía mundial, el primer ministro Alexis Tsipras, de parecida retorica lulista de tribuna y líder de Syrisa, una suerte de PT heleno, llamó en julio pasado a un referéndum para que la gente vote a favor o en contra de un duro programa de austeridad. El NO a Bruselas y los acreedores que el dirigente reclamó en todos los actos, ganó por paliza, 60%. Pero Tsipras ignoró el sentido del voto y convirtió ese resultado en un respaldo propio para emprender uno de los planes de ajuste mas duros de la historia moderna griega.

La comparación es atractiva. A Tsipras los griegos no le facturaron esa traición. Pero en el caos de Brasil el experimento puede exhibir límites muy pronto. La recesión junto a la corrupción es una combinación destructiva. Los brasileños están hartos de pagar los costos de estas calamidades y, además, con un robo al Estado de nivel espectacular como ha sido la red de sobornos montada alrededor de Petrobras.

La debilidad de Dilma, puede también ser la de Lula cuya imagen está muy desgastada con 60% de la gente decidida a no volver a votarlo. Es un cuadro que puede agravar la crisis con una carga adicional, porque el ex presidente en el gabinete será más que la propia mandataria y se convertirá, al fin del día, en la cara de todo lo que suceda y sin liberarse de sus expedientes judiciales.  


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