Mucho se escucha en estos días que si no hay arreglo con los holdouts el acceso al crédito de los mercados externos seguirá cerrado, y eso va a comprometer seriamente el financiamiento de obras de infraestructura nacionales y/o provinciales vitales para el desarrollo del país. Sin embargo, muy poco se ha dicho sobre el impacto que dicho arreglo puede generar en el mercado de M&A doméstico.
Claramente, el arreglo con los tenedores de deuda abre la puerta de acceso al mercado internacional, pero también abre la barrera que muchos bancos y/o empresas internacionales le han puesto al país como consecuencia del default. Muchas empresas extranjeras se han visto impedidas de invertir en un país que no honra sus deudas, al igual que bancos y organismos multilaterales.
Debemos ser claros en el mensaje que se transmite. El solucionar el frente externo, abriría la puerta a un boom de inversiones en sectores claves de la economía, vía desembolsos directos o vía financiamiento a actividades productivas.
No debemos perder de vista que la inversión extranjera es un motor central de crecimiento de la economía (y lo es especialmente en procesos recesivos), distinto de lo que puede ser el flujo de capitales especulativos, los que a la larga pueden terminar siendo perjudiciales para el país.
Por supuesto, las inversiones que vengan del exterior deben tener sus razonables controles y una adecuada dirección, para beneficiar a aquellas áreas donde el país requiere fuerte desembolso de recursos.
En nuestra visión, es vital contar con recursos que le den impulso a las áreas donde tenemos potencial de crecimiento, o poseemos graves falencias estructurales como energía, salud, petróleo, agro alimentos y minería, potenciando el crecimiento y la generación de empleo de calidad. La inversión extranjera es la herramienta fundamental para el progreso económico. Si bien existe discusión en torno a lo que significa, es importante destacar que, al ser privada, genera liberación de fondos del Estado Nacional o Provincial para las obras que requieren los sectores de menores recursos.
Por eso, vale la pena recalcar el rol central que tiene la inversión extranjera para mejorar el estado de situación de los sectores que la reciban, beneficiando no sólo a ese sector/industria específico, sino al desarrollo productivo y social del país en su conjunto. La inversión extranjera permite realizar mejoras en los procesos productivos, investigación, tecnología, instalaciones, maquinaria y equipo, infraestructura, comunicaciones, transporte, educación y capacitación, es decir, a todo aquello que ayuda a producir más y mejor.
El no haber recibido importantes flujos de inversiones externas en años pasados, también genera oportunidades en cuanto a precios y potencialidades a futuro. Esto le permitiría a la Argentina volver a ocupar un lugar de privilegio en la recepción de la inversión extranjera, como el que supo ocupar hace no mucho tiempo atrás.
La inversión extranjera es un motor fundamental del crecimiento de la economía y, por tanto, no debe soslayarse en el análisis que se hace cuando se mira el arreglo con los hold outs.