“Mañana”. Es lo primero que aprendió en español León Munnik al llegar desde Pretoria, una ciudad situada al norte de la provincia de Gauteng, en Sudáfrica. Sin conocer prácticamente nada de Chile, solo el nombre de Chuquicamata y con escaso dominio del idioma, en 2014 se radicó en Calama para hacerse cargo de los trabajos del principal túnel de ventilación que tendrá la mina Chuquicamata Subterránea.
Este tiene una extensión de 918 metros y atraviesa un cerro a 2.850 metros de altitud.
“Fue difícil adaptarme, porque cuando pedía algo la respuesta era siempre para ‘mañana’, ahora por lo menos me dicen ‘para la tarde’”, cuenta Munnik, quien se mueve por la mina acompañado por dos traductoras. El clima seco y la comida se convirtieron en un problema. “Solo consumo frutas, lo demás lo preparamos en casa”.
El proyecto para explotar el mineral, que está justo debajo del actual rajo de explotación, es único a nivel planetario y contempla la construcción de 180 km de túneles para extraer 140.000 toneladas de cobre por día en una primera etapa. La mina permitirá extender en 40 años las faenas en Chuquicamata, y al término de su vida útil (2060) tendrá 1.020 km construidos de túneles, equivalentes a la distancia entre Santiago y Puerto Montt.
En la obra, que comenzó en 2011, trabajan 4.300 personas, entre ellos rumanos, españoles, italianos, sudafricanos, argentinos, eslovenos y peruanos, entre otros. Es el proyecto en ejecución con mayor multiculturalidad en el país y el de mayor envergadura, con 232 extranjeros de 11 nacionalidades distintas.
Juan Carlos García, un español a cargo de construir cinco túneles, dos de ellos de 4,5 kilómetros, cuenta que es primera vez que trabaja en un proyecto del tamaño de Chuquicamata Subterránea. Antes tuvo experiencias en minas de carbón de Asturias y en el desarrollo del túnel para el tren de alta velocidad entre Madrid y Francia.
“Es una experiencia única compartir conocimientos con personas de culturas tan distintas, en turnos extensos de cerca de 10 horas, día y noche, la mayoría bajo tierra”, explica García, quien llegó a Chile en 2012 junto a su esposa y sus dos hijas, las que ahora viven en Santiago.
Germán Flores, gerente general proyecto Chuquicamata Subterránea, comenta que “los trabajadores extranjeros, los cuales laboran principalmente en las empresas constructoras asociadas al proyecto (contratistas) alcanzan el 5% del total de los trabajadores que actualmente laboran en las faenas”.
El proyecto está pronto a cumplir un hito. Con un 27% de avance (entrará en operaciones en 2019), y trabajos paralelos en varios túneles que le darán operatividad a la futura mina subterránea, ya finalizaron las obras en dos túneles de inyección de aire y pronto se conectará el túnel de acceso con las obras interiores del yacimiento. Esto le dará independencia a la ejecución de la obra sin tener que provocar alteraciones en la actual operación del rajo abierto.