Empresario adquirió, en 2013, activos de la minera Li3. El empresario posee 2.563 hectáreas de pertenencias mineras en el salar de Maricunga. Lleva 18 meses de conversaciones con el Gobierno a fin de lograr una alianza público-privada.
Todo partió por su interés por los motores. Eso fue lo que llevó a Martín Borda Mingo -empresario de la industria salmonera, forestal y alimentaria y representante en el país de los autos Aston Martin- a interesarse por el negocio del litio. Adquirió en 2013 los activos en Chile de la minera estadounidense Li3, y hoy desarrolla un proyecto de US$ 360 millones para extraer y procesar litio existente en el salar de Maricunga, en la alta cordillera de la Región de Atacama.
¿Qué tienen que ver los motores en esto? “Hace cinco años -cuenta Borda-, en una reunión con ingenieros del rubro automotriz, salió el tema de los cambios que vienen en esta industria, y en particular en la reducción de emisiones”. Por el interés ambiental, los automóviles en el mundo están transformando sus motores a la tecnología turbo-híbrido, que usa baterías de litio.
Y eso está revolucionando el mundo automovilístico. El socio de Multiexport detalla que gigantes como Toyota tienen como objetivo al 2050 reducir en 90% la contaminación de sus vehículos. “Y ahí entran las baterías de litio, que hoy se usan tanto en los celulares como en los aviones más avanzados y, por supuesto, en los autos”, cuenta.
Chile es uno de los pocos países donde abunda este mineral. Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, nuestro país tiene el 18,9% de las reservas mundiales de litio, solo superado por Bolivia, que tiene el 22%, pero que no las explota industrialmente.
Con esa perspectiva en mente, Borda compró los activos de Li3 situados en el salar de Maricunga, quedando la firma estadounidense con una participación minoritaria. Así, con distintos viajes a Nueva York para negociar con Li3, se dio vida a la compañía Minera Salar Blanco, presidida por Martín Borda y que tiene a Cristóbal García-Huidobro como Chief Executive Officer (CEO).
Hoy la explotación de litio en Maricunga tiene un significativo nivel de avance, con más de tres años de desarrollo. Minera Salar Blanco ha hecho varias campañas ambientales y diversos estudios para concretar el proyecto, que hoy está en etapa de factibilidad. Las inversiones en este ámbito suman US$ 40 millones.
Aunque existen versiones de prensa que mencionan a Li3 como a cargo del proyecto, Cristóbal García-Huidobro es tajante en aclarar que la firma norteamericana no ejerce ningún rol de administración en Minera Salar Blanco.
La empresa controlada por Borda posee 2.563 hectáreas de pertenencias mineras en el salar de Maricunga, situado a 3.756 metros sobre el nivel del mar, a poco más de 170 kilómetros al noroeste de Copiapó, la capital de la Región de Atacama.
Según Cristóbal García-Huidobro, a fines de 2017 iniciarían su estudio de impacto ambiental, y si todo marcha bien y obtienen la venia de la autoridad, podrían comenzar la explotación dos años después de obtener la aprobación ambiental.
Inicialmente Minera Salar Blanco produciría 20 mil toneladas de carbonato de litio al año, detrás de SQM y de Rockwood, las dos compañías del rubro que operan en Chile. Estaría, en todo caso, entre las cinco mayores productoras de litio del mundo, y el proyecto sería escalable a nivel superior a 30 mil toneladas.
En la fase de construcción, este proyecto emplearía más de mil trabajadores, pero en régimen, el trabajo directo sería de unos 600, considerando los turnos para mantener operando la mina las 24 horas por los siete días a la semana.
“Sería un gran aporte para la Región de Atacama, una zona donde se han detenido muchos proyectos de inversión y que tiene un gran capital humano disponible”, sostiene García-Huidobro.
“También es una señal de apoyo a la inversión privada en el país, porque creemos en Chile”, agrega Martín Borda.
“Queremos producir piezas y partes de una batería de litio”
El interés de Minera Salar Blanco no es solo sacar litio y venderlo al exterior. “No queremos producir un commodity , queremos exportar valor agregado desde Chile”, enfatiza Martín Borda.
Concretamente, la compañía “quiere elaborar en el país cátodos de litio, que es una de las piezas más importantes de la batería”, comenta Cristóbal García-Huidobro. Agrega que aún no se pueden hacer completamente las baterías en el país porque hay otros elementos -zinc y cobalto, específicamente- que se explotan en África, y traerlos a Chile encarece al producto final.
Para poder desarrollar un proyecto de estas características, Minera Salar Blanco está en negociaciones con las principales productoras de baterías de litio del mundo. Su objetivo: “suscribir una alianza estratégica, que en un inicio puede ser de índole tecnológica y luego puede avanzar al ingreso a la propiedad de la minera”, explica Borda.
En este mercado, las líderes de la industria son Tesla, Valence, Toyota Chemicals, Samsung, LG, Sony y Panasonic.
Un cátodo de litio es una placa del mineral que se instala dentro de una batería para así recargarla, tal como se alimenta de energía un celular. La misma tecnología -pero en distintos tamaños, por supuesto- se utiliza para contar con energía en autos eléctricos o aviones como los gigantes Boeing 787. Y no solo eso. En Chile mismo, el desarrollo de esta industria potenciará la producción eléctrica, porque en estos nuevos sistemas de almacenamiento son claves las centrales solares o eólicas, donde los peaks de generación no coinciden necesariamente con los máximos niveles de consumo, y por ello se requiere un sistema para contener la energía.
Para Martín Borda, más allá del litio, el mayor valor en Chile es su capital humano. “Soy un convencido de que Chile tiene todo lo necesario para dar este salto tecnológico y dejar de ser proveedor de materias primas. Contamos con un recurso humano de gran calidad, una industria minera de clase mundial que facilita el proceso productivo y una industria de proveedores con altos estándares de calidad y servicio que hacen plenamente factible este proyecto”, destaca el empresario.
Por la envergadura y naturaleza del mismo, sus gestores tienen la convicción de que se debe concretar mediante una alianza público-privado en línea con lo establecido por el Gobierno.
“Queremos que este sea un proyecto país, un proyecto de Chile”, resume el presidente de la compañía. Esto es fundamental -agrega-, porque esta es una iniciativa que se desarrollará durante varios gobiernos, y su ambición de exportar un producto de mayor valor agregado implica un cambio en la fisonomía económica del país.
El litio ha estado envuelto en varias polémicas y debates de políticas públicas. El gobierno del ex Presidente Piñera impulsó una licitación internacional de concesión, que inicialmente ganó SQM y fue invalidada poco después, lo que provocó la renuncia del entonces subsecretario de Minería, Pablo Wagner.
En el actual Gobierno se formó una comisión para analizar la explotación sustentable del mineral, donde se definió su carácter estratégico y se mandató a Codelco para que lidere su desarrollo mediante alianzas público-privadas.
“Hemos hablado en los últimos 18 meses con distintas autoridades de Gobierno, no solo con Codelco (empresa que fue mandatada por las autoridades para liderar el desarrollo del litio en el país)”, sostiene el CEO de Minera Salar Blanco.
“Lo que buscamos es una alianza público-privada que permita el desarrollo de una nueva industria de mayor valor agregado en Chile”, concluye Martín Borda.
Soy un convencido de que Chile tiene todo lo necesario para dar este salto tecnológico y dejar de ser proveedor de materias primas”.”Lo que buscamos es una alianza público-privada que permita el desarrollo de una nueva industria de mayor valor agregado en Chile”.
“Soy un convencido de que Chile tiene todo lo necesario para dar este salto tecnológico y dejar de ser proveedor de materias primas”.
“Lo que buscamos es una alianza público-privada que permita el desarrollo de una nueva industria de mayor valor agregado en Chile”.
“Ocho apellidos vascos”: la historia familiar del empresarioMartín Borda pertenece a la cuarta generación de una familia vinculada a los negocios en Chile. Hijo del banquero y socio del Banco Sudamericano (hoy Scotiabank) de igual nombre, es parte de un clan que hace cien años fundó la Compañía Molinera San Cristóbal, dirigida hoy por su hermano Cristóbal Borda Mingo.
Vasco por los cuatro costados, confidencia que se rió mucho y, en ciertos momentos, se identificó con la película española “Ocho apellidos vascos”.
¿Y tiene sus ocho apellidos vascos?
“¡Claro! Yo soy chileno, pero 100% de origen vasco”, dice. “Soy Borda Mingo Aretxabala Echavarri. Todos llegaron a Chile y ninguno volvió a su tierra: se enamoraron del país y se quedaron acá”. En el caso de los Mingo, el empresario cuenta que “la familia de mi madre vino del País Vasco primero a Argentina, donde desarrolló el negocio de la curtiembre y la zapatería”.
Se trata de la bischofita, producto muy utilizado en la minería para evitar que se levante polvo en los caminos internos y que en Chile sólo la vende una empresa.
Una investigación de carácter reservada es la que lleva adelante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) y que afecta a empresas del área de la minería no metálica.
Se trata de una indagatoria que surgiría a raíz de una denuncia de un particular sobre presunta colusión en la producción y comercialización de la bischofita, sal de magnesio obtenida de ciertos salares en el mundo como consecuencia de la producción de potasio y/o litio y que se utiliza principalmente para el control de polvo en caminos sin pavimentar.
La denuncia va dirigida en contra de Sales de Magnesio Limitada, también conocida por su nombre de fantasía SALMAG Ltda, cuyos únicos socios son dos: Rockwood Litio y SQM Salar.
El mercado de la bischofita es uno de los más concentrados del mundo. El lugar más relevante de producción es el Salar de Atacama. De hecho este es el único lugar de Chile donde se puede obtener este material en el país. Otro de los lugares en los que se produce es en Kazajistán y en algunas otras zonas de Europa central.
PULSO tuvo acceso a la denuncia que tiene en sus manos la FNE. En el documento se sostiene que “ambas compañías, actuando contractualmente concertadas, admiten abiertamente fijar el precio de la tonelada de Bischofita, que se obligan a publicar -además- en su página web”.
A ello se suma que “SQM Salar S.A. y Rockwood, los únicos productores de este mineral se han juntado, mediante la celebración de un contrato de sociedad limitada, acaparando para ambos en conjunto y concertadamente la totalidad del mercado de la Bischofita, no sólo en Chile sino en los países limítrofes, con grave alteración de las reglas económicas sobre libre competencia”.
En el escrito que da cuenta de la investigación de la FNE se sostiene que “la Bischofita es mucho más barata que sus supuestos sucedáneos, y además no es fungible con éstos, siendo por lejos el material más usado y recomendado, lo que incluso hace que el Estado de Chile sea un gran comprador vía licitaciones públicas”.
Cabe consignar que el joint venture entre ambas compañías (Rockwood y SQM) es de duración indefinida, y comenzó con el objetivo de impulsar innovación en el área de la minería no metálica,
De hecho uno de los argumentos que señala una de las partes es que no existe colusión debido a los substitutos que podrían generar el mismo efecto.
Fuentes de la industria sostienen que Salmag enfrenta serios problemas para vender su producto derivado de bischofita, en la región de Tarapacá, pues existe un sustituto de similares características como el cloruro de sodio que cubre el mercado.
Desde Rockwood Lithium señalan estar en conocimiento del proceso de levantamiento de información que está realizando la Fiscalía Nacional Económica respecto de la empresa Salmag. “Salmag es un joint venture -cuyos socios son SQM y Rockwood- que se creó hace 16 años para comercializar Bischofita, una sal que se encuentra en la salmuera del salar de Atacama y que es utilizada para estabilizar caminos”, declaró la compañía ante la consulta de PULSO acerca de la investigación.