Un día después de que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue llevado por la Policía Federal a declarar ante la Justicia por su presunta participación en el esquema de corrupción de Petrobras, Brasil amaneció hoy muy polarizado políticamente, y con la militancia del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) activa en el blindaje de su máximo líder.
La implicación de Luiz Inacio Lula da Silva en un caso de corrupción dividió al pueblo brasileño, en un escenario que tiene varios puntos en común con el argentino.
Manifestaciones a favor y en contra tanto del expresidente como del partido gobernante se registraron en diferentes ciudades del país
Ayer, más de 200 simpatizantes del expresidente brasileño se manifestaron ante la sede de la televisión Globo en Río de Janeiro para denunciar "la persecución de los medios" en el caso de corrupción en Petrobras.
"Si atacan a Lula, me atacan a mí", gritaban los manifestantes, con banderas rojas del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en el poder, fundado por Lula al final de la dictadura militar en 1980.
Ícono de la izquierda brasileña, Lula fue detenido brevemente el viernes en San Pablo, para ser interrogado en el marco del escándalo de corrupción en la gigante petrolera Petrobras.
Declarándose humillado por la medida coercitiva, Lula afirmó que podría haber acudido de forma voluntaria a la citación judicial y denunció como un "circo" jurídico mediático tras su interrogatorio.
Según el fiscal Fernando dos Santos Lima, Lula se benefició de "muchos favores" de grandes empresas constructoras implicadas en el escándalo de Petrobras.
Por otro lado, las sedes del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil en San Pablo, la mayor ciudad del país, y Belo Horizonte, capital del suroriental estado de Minas Gerais, fueron pintarrajeadas entre sábado y domingo por desconocidos, que dejaron mensajes contra el Gobierno de Dilma Rousseff.
"Basta de corrupción" y "País de la impunidad" fueron los mensajes escritos en la fachada del Directorio Nacional del PT en San Pablo.
Los mensajes, escritos en la madrugada de este domingo fueron borrados con una nueva capa de pintura en la mañana de ayer.
También el sábado, la sede del Instituto Lula, liderado por el expresidente, amaneció pintarrajeada con mensajes contra su figura.
"Lula ladrón, basta de corrupción; la hora llegó, corrupto", fue el mensaje escrito en una de las paredes de la fachada del edificio donde funciona la institución y que fue uno de los varios locales registrados el viernes por la Policía.
Lula da Silva está decidido, luego de su arresto temporal con interrogatorio en sede policial del viernes pasado, a sacar las bases de su Partido de los Trabajadores (PT) a las calles para que le den su respaldo contra "la persecución judicial" que dice sufrir. Mañana está anunciada una marcha. A la vez, la oposición prepara una manifestación para el próximo domingo contra Lula y la presidenta Dilma Rousseff.
Ayer, unos 200 militantes del PT se concentraron ante la sede del grupo Globo para protestar contra los medios de comunicación, mientras se reportaron "pintadas" contra sedes del PT. La polarización de la sociedad brasileña en torno a los gobiernos de Lula y de su sucesora Rousseff ha cobrado nuevo ímpetu con el interrogatorio de Lula por su presunta participación en el fraude a Petrobras, la petrolera estatal.
A los choques entre partidarios y opositores que se verificaron el mismo viernes en las inmediaciones de la casa de Lula, en un suburbio de San Pablo, Sao Bernado do Campo, ayer se sumaron dos episodios más, mientras se espera con inquietud una manifestación opositora para el próximo domingo.
Ayer, unos 200 militantes del PT se manifestaron frente a la sede de la cadena Globo en Rio de Janeiro para denunciar "la persecución de los medios". "Si atacan a Lula, me atacan a mí", gritaban los manifestantes con banderas rojas del Partido de los Trabajadores, fundado por Lula y otros dirigentes gremiales de izquierda en 1980. "Estoy aquí porque estoy indignada", dijo Simone Simoes, profesora jubilada, ante la sede de TV Globo. "No acepto la manipulación que los medios en general hacen de la investigación sobre Petrobras. Todas las acusaciones son dadas como verdad, las pruebas son secundarias", afirmó.
"Yo no soy del PT, nunca lo he sido, pero defiendo a Lula y al gobierno" de la presidenta Rousseff, "blanco de constantes agresiones mediáticas y judiciales", añadió Simoes. Según esta simpatizante de Lula, el opositor Partido Socialdemócrata (PSDB) ya advirtió que bloqueará toda votación en el Parlamento mientras no se acepte el proceso de destitución contra Rousseff. Angela Maria Mees, de 61 años, estimó que "la prensa en Brasil se constituye en el cuarto poder e intenta hacer caer un modelo de gobierno implantado por el PT hace 14 años para mejorar la distribución de los ingresos y más igualdad social". Es esta la lectura de la presunta persecución judicial que ha llevado a prisión al tesorero del partido y a un ex jefe de gabinete de Lula, entre otras figuras.
A la vez, dos de las principales sedes del PT fueron atacadas el fin de semana, mientras grupos oficialistas y opositores anunciaron nuevas movilizaciones a favor y en contra del gobierno en relación con el escándalo de corrupción. Graffitis como "Basta de corrupción" y "País de la impunidad" aparecieron esta mañana sobre el frente de la sede del directorio nacional del PT, en San Pablo. En ese lugar, Lula hizo su conocida declaración a la prensa el viernes, luego de ser liberado por la policía federal. Antes del mediodía, la fachada del comando partidario ya había sido pintada nuevamente por sus empleados. Asimismo, fue atacada con pintura, huevos y basura la sede del PT en Belo Horizonte y la del Instituto Lula, la fundación que dirige el ex mandatario, que amaneció con mensajes pintados contra su líder. El Instituto Lula aparece involucrado en la investigación penal contra su fundador.
Lula y el presidente del PT, Rui Falcao, llamaron a los militantes a salir a las calles y enfrentar las "arbitrariedades" que, según ellos, cometen quienes investigan el desvío de más de 2.000 millones de dólares de Petrobras. El pasado viernes ante la prensa, Lula ratificó su predisposición a postularse nuevamente a la presidencia en 2018, y desafió a la oposición a que lo enfrente "en las calles", un escenario que, dijo, conoce "mejor que nadie".
La otra "calle". Pero "la calle" se ha vuelto en estos años un escenario dominado por la oposición. Así ocurre al menos desde 2013, cuando las protestas arruinaron la Copa Confederaciones organizada por Brasil, al menos en cuanto a su rédito político para la presidenta Rousseff, silbada en la inauguración. Las protestas se extendieron a todo el país y desde entonces crecieron al ritmo del "Lava Jato". Por esto, el desafío de Lula seguramente tendrá una respuesta opositora. Los movimientos de oposición preparan para el domingo próximo una nueva jornada de manifestaciones en todo el país contra el gobierno y en apoyo a los investigadores del escándalo Petrobras.
La sensación de que el poder político presiona a la Justicia y a la Policía Federal se ha acentuado desde que la semana pasada renunció el ministro de Justicia José Eduardo Cardozo, en medio de rumores sobre que sufría presiones del PT para que "controlara" a los efectivos federales.
Un dato que quedó en segundo plano pero que es clave en las investigaciones contra Lula y Dilma es la declaración del senador Elcidio Amaral, detenido por la investigación Petrobras en noviembre.
El jueves, acusó a Lula y Dilma de estar al tanto de los manejos ilícitos en la petrolera. Amaral era jefe de bloque del PT hasta su arresto y firmó un acuerdo de "delación premiada". Por esto, "es necesario saber si la delación de Amaral va a ser homolgada por el Tribunal Supremo. Eso pondría al impeachment (de Dilma) de nuevo en el orden del día y podría tener consecuencias más graves para el ex presidente", consideró José Alvaro Moisés, politólogo de la Universidad de San Pablo al diario O Globo. Pero también puede ocurrir que el modo en que Lula fue detenido e interrogado lo ayude a victimizarse y a movilizar a sus seguidores, señaló el analista, que mostró preocupación por la creciente polarización de la sociedad brasileña.
Dilma Rousseff visitó al comienzo de la tarde a su antecesor Lula da Silva. El gesto fue más de compañera que de presidenta de Brasil, ya que la cita no figuró como agenda oficial. El encuentro ocurrió en el departamento de San Bernardo del ex jefe de Estado. Y fue desde el balcón que la gobernante salió con Lula y su Mujer con las manos entrelazadas y hacia arriba, un símbolo de unión ante las centenas de militantes del PT que montaron vigilia frente a la residencia.
Dilma llegó pasada las 13 al aeropuerto de Congonhas, el mismo que fue utilizado ayer para la indagación policial del líder político petista. Y de allí se dirigió hasta el departamento en helicóptero, acompañada por el ministro Jefe de la Casa Civil (coordinador) Jacques Wagner. Estuvo también presente otro dirigente partidario, el intendente de San Bernardo, Luiz Marinho.
No hubo declaraciones de ninguno de los participantes. Lula descendió a la calle apenas para “saludar a los compañeros”. Y argumento que no iría a hacer discursos “porque estamos al lado de un hospital”. Lo cierto es que hubo una razón adicional para realizar la reunión en el departamento del ex presidente; y no en un hotel, como suele ser de práctica cuando ambos se entrevistan en la capital paulista. Es probable que se sintieran menos expuestos a eventuales trascendidos.
En agosto de 2015, cinco meses después de que la Corte Suprema de Brasil autorizara la investigación contra 49 políticos funcionarios brasileños por el escándalo de Petrobras, la ONG de lucha contra la corrupción Transparencia Internacional lanzaba un comunicado advirtiendo que buscaría ramificaciones en Argentina, Chile, Guatemala, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela.
En Argentina no encontraron nada. Según Pablo Secchi, de la organización asociada a Transparencia Internacional Poder Ciudadano, el motivo fue la falta de unificación de la información: “Pedimos a la Procuración un listado de las empresas involucradas pero nos dijeron que sólo había una denuncia penal sobre Petrobras, en el juzgado nacional penal económico número dos. Como los delitos están caratulados por personas físicas, es muy complicado rastrear por el sistema de la Procuración el nombre de las empresas involucradas en casos de corrupción”.
Aunque ese camino se cerró, el caso terminó repercutiendo en Argentina. En diciembre, el diario Folha de S. Paulo se hizo eco del testimonio de un arrepentido brasileño que involucraba en el caso Petrobras a la empresa Electroingeniería, de empresarios amigos del kirchnerismo, al ex ministro Julio De Vido y al ex ministro menemistaRoberto Dromi, por la adquisición de Transener en 2006.
Finalmente en 2007 Petrobras vendió su participación accionaria a Transener, por US$ 54 millones. Los compradores fueron Enarsa y la privada Electroingeniería.
Tras la declaración del arrepentido, la diputada Elisa Carrió denunció penalmente al ex ministro De Vido en enero. "Cerveró habría afirmado que tanto él como Soares recibieron 300.000 dólares por las gestiones que realizaron en 2007 para la venta de la compañía argentina de transmisión eléctrica Transener, que dependía de Petrobras, a una tercera empresa”.
Hace apenas unas semanas el caso Petrobras hizo saltar el nombre de otro sospechoso habitual, el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, y el de uno de sus principales asesores, Manuel Vázquez. La Policía Federal de Brasil los acusó de haber recibido pagos ilegales de la constructora brasileña Odebrecht a cambio de obtener las obras de soterramiento del ferrocarril Sarmiento.
Firmado por el comisario Filipe Hille Pace y citado por el canal de televisión TN, el informe de la policía brasileña decía: “Fue constatado que el grupo Odebrecht utilizaba cuentas de la firma offshore KLIENFELD SERVICES LTD para la realización de pagos de ventajas indebidas a funcionarios públicos de otros países, como en el caso detallado, en el que hubo un pago en favor de Ricardo Raúl Jaime”.
En los correos electrónicos de un ejecutivo ligado a Odebrecht hay conversaciones entre un directivo de la firma, Mauricio Couri Ribeiro, y Vázquez. El asesor de Jaime reclamaba en esas conversaciones no haber recibido aún la coima prometida. Según el informe de TN, en los mails aparecía también la documentación bancaria que probaba una transferencia de 80 mil dólares: de Klienfeld a Pribont Corporation S. A., una firma uruguaya con cuenta en el FirstCarribbean International Bank (Curacao). De acuerdo con el informe policial, el destinatario era Jaime.