(Enviado Especial a Toronto) Si un costado bueno tiene el cambio climático y el calentamiento del planeta es que, si no ocurre un meteoro imprevisto, la capital de Ontario estará esta vez más templada para los peregrinos latinoamericanos que lleguen a la Prospectos and Developers Association (PDAC 2016)
La organización del tradicional evento es optimista: Este año bisiesto puede ser la bisagra entre el ciclo debajo de los precios minerales y la tan ansiada recuperación. Pero el pronóstico es que los visitantes no superarán este año los 20.000, un 15% menos que el año pasado.
El número poco dice de la calidad, origen y motivación de quienes deambulen por la muestra: la limpieza en el parquet del Toronto Stock Exchange y otras bolsas también tiene su traducción en la cita máxima de la exploración mundial.
“Se verán menos mineras Junior con pocas espaldas y más proyectos con alguna madurez en los que la inversión es más factible, y seguirán haciéndose notar los países emergentes, como los de América Latina que están en una linda puja de marketing”, dice Alberto Carlocchia, ex manager de mineras y hoy en la Cámara Argentino Canadiense de Comercio, una de las entidades que se puso al hombro la misión a PDAC que sumará entre 200 y 300 argentinos, según quién los sume.
Argentina hace dos días dio bastante floja en la encuesta global de empresarios mineros del Fraser Institute, pero a nadie preocupa porque todos saben que eso fue antes de las macrinomics. “Argentina es hoy tema de conversación obligado en la minería mundial, todos preguntan y quieren contactarse, saber qué hay, aunque por ahora con cautela”, dice Guilllermo Re Kuhl, organizador del pabellón privado #1023 Argentine Pavilion.
El notable giro copernicano de la política económica y sectorial llama a los negocios Aunque por ahora según reconocen los funcionarios los inversores están preguntando no sólo por los yacimientos y proyectos sino también por la prospectiva económica y política del país.
El armado de la misión argentina, desde el gobierno, fue contrarreloj y superando el boicot que dejó Jorge Mayoral en su éxodo (Argentina perdió su predio a manos de Ecuador). “The best is yet to come" (Lo mejor está por venir) es el título pretencioso que le ha puesto a su presentación de Daniel Meilán y Mario Capello . Los funcionarios llevarán un listado más realista como perspectivas de corto plazo.
En la troupe de argentinos se verán este año ejecutivos de mineras y exploradoras, funcionarios, proveedores (la delegación sanjuanina, con apoyo del gobierno, es numerosa). Y unos cuantos abogados y tenedores de áreas que promocionarán sus portafolios como si fuera pan caliente.
El dilema menor pero ilustrativo ha sido qué hacer con las míticas bufandas blanqui celestes, de las que quedó un stock comprado en la era K. Fueron el símbolo qué inundó esta y otras ferias del mundo a la que Argentina llevó stands y comitivas con fondos del SEGEMAR.
“Los argentinos no necesitan bufandas para que los veas. Te das cuenta donde están porque hablan en voz más alta que lo normal y porque los hombres se besan en lugar de darse la mano”, resalta con simpatía un viejo empresario peruano habitué de la PDAC.
Le faltó anotar la inquietud de los albicelestes, con o sin bufanda, por saber cómo va el fútbol: para muchos es duro estar lejos del Boca-River.
Otros tiempos: cuando reinaban las bufandas