El crecimiento más allá de sus activos en operación. Ese es uno de los puntales de Antofagasta Minerals (AMSA) en su estrategia por aumentar su posición entre los mayores productores de cobre del mundo.
Mientras las gigantes del negocio minero están enajenando activos para disminuir sus altos niveles de deuda, el brazo minero del grupo Luksic dice que está mirando las opciones que entrega el mercado.
Según una presentación a inversionistas realizada ayer por Diego Hernández, CEO de Antofagasta plc, la compañía está “monitoreando potenciales adquisiciones o joint ventures que acrecienten el valor” de la firma.
En la presentación, realizada en Estados Unidos en el marco de la conferencia minera organizada por BMO, la evaluación de oportunidades de compra de activos no está sólo circunscrita sólo a Chile, sino que también miran al extranjero.
Esto, adicional a la compra ya ejecutada del 50% de la mina de cobre Zaldívar, por la que pagaron a Barrick US$ 1.005 millones.
En ese momento, AMSA destacó que la adquisición de la mitad de esta operación ubicada en la Región de Antofagasta, era un paso clave para lograr el millón de toneladas de cobre por año, producción que le permitiría saltar del noveno al quinto lugar en el ranking de mayores productores del mundo.
En 2015 la producción de cobre de AMSA llegó a 630.300 toneladas, mientras que las perspectivas para este año rondan entre 710.000 toneladas y 740.000 toneladas.
Eso sí, Hernández dejó en claro que el primer paso en su estrategia de crecimiento es la consolidación de los activos que ya operan.
En ese sentido, destacó que continuarán con el programa de competitividad y costos que en 2015 les permitió ahorrar US$ 160 millones. En ese sentido, si el cash cost (C1) de AMSA cerró en US$ 1,50 por libra del metal rojo, el objetivo de este año será reducirlo a US$ 1,35 la libra, es decir, una disminución del 10%.
También entre sus objetivos primarios está la inclusión de Zaldívar a la compañía, con foco en capturar las sinergias.
Asimismo, detalló que dejaron para 2017 la decisión inicial de invertir US$ 4.300 millones en la expansión de sus actuales minas. En específico, se trata del crecimiento de Los Pelambres por $ 1.600 millones y la construcción de un segundo concentrador en Centinela por US$ 2.600 millones.
Esto es adicional a inversiones ya realizadas o en curso, como Antucoya (US$ 1.900 millones), Centinela (US$ 110 millones), la planta de molibdeno en la misma faena (US$ 125 millones) u Óxido Encuentros (US$ 636 millones). Con esto, y sumada la inversión en Zaldívar, AMSA ejecutaría US$ 8.000 millones hasta el final de la década.