El mediador designado por el juez Thomas Griesa , Dan Pollack, informó este mediodía que el plazo límite del gobierno argentino para efectuar el pago a los fondos buitre NML y Aurelius, tras el acuerdo alcanzado, es el 14 de abril al mediodía.
Sin embargo, aclaró aclaró que "el plazo puede ser extendido si las partes así lo deciden". Y consideró que "el acuerdo es muy bueno para las personas que han estado discutiendo durante 15 años".
Según precisó el Special Master, los holdouts líderes de la ofensiva judicial contra el país por la deuda, alcanzaron un arreglo que implica el pago de US$ 4653 millones, lo que representa una quita del 25% sobre la sentencia.
"Este es un gran paso adelante en este litigio de larga duración, pero no el paso final", indicó Pollack quien detalló que el pago se hará en efectivo y en dólares.
El arreglo que cerró el Gobierno con el fondo de Paul Singer, el magnate que lideró la ofensiva judicial contra la Argentina que llevó al país al "default técnico" a mediados de 2014, es mejor que el que lograron otros bonistas. La quita sobre la sentencia es inferior, del 25 por ciento, contra el 30 o 27,5 por ciento previsto en la propuesta original presentada por la Argentina.
Además, el acuerdo con estos cuatro fondos buitres incluye gastos legales, algo que en los acuerdos anteriores no se mencionó. "Si hay diferencias las puedo resolver y si no lo puedo hacer se hará ante el juez Thomas Griesa", agregó.
La Argentina y los litigantes "esperan", en las palabras de Pollack, finiquitar el acuerdo en seis semanas. Duranta ese período, la Argentina debe derogar la ley cerrojo y la ley de pago soberano, además de emitir nueva deuda para pagar los acuerdos.
ElGobierno ya cerró un acuerdo con el 85% de los bonistas que permanecen en default desde fines del 2001. Esta cifra surge tras el preacuerdo sellado con los fondos NML y Aurelius, los fondos buitre con mayor cantidad de bonos en cesación de pagos.
En los negociadores argentinos había una sensación de alivio y regocijo tras el anuncio del mediador Dan Pollack, que comunicó el convenio. "Fueron siete viajes en dos meses para poder explicarle a Pollack todo lo que nadie le había explicado antes", indicó una fuente que participa de las negociaciones. La fuente confirmó que este acuerdo también tiene una quita del 25% para los acreedores.
"El Gobierno planea emitir bonos por cerca de US$ 12.000 millones para pagarle a los fondos buitre"
En este contexto, el Gobierno planea emitir bonos por cerca de US$ 12.000 millones para pagarle a los fondos buitre y combinar en su programa financiero del 2016 colocaciones en el mercado local y en el exterior.
Así lo explicaron a LA NACION fuentes oficiales, que aclararon que, aunque algunos bonistas no acepten finalmente el acuerdo con el Gobierno, "ya no tendrán poder de fuego".
Aunque hasta ahora se venía hablando de una emisión de US$ 15.000 millones, las cuentas en la Secretaría de Finanzas arrojan un número menor: de 10 mil a 12 mil millones de dólares para salir del default.
"De los US$ 6000 millones que no ingresaron a los canjes, hay unos US$ 1500 millones que no hicieron juicio; pero a eso hay que agregar lo acordado con los bonistas italianos, por lo que la suma total rondará entre 10 y 12 mil millones", explicó la fuente.
Si bien trascendió que pensaban emitir tres bonos (a 5, 10 y 30 años), la idea es tener toda la flexibilidad posible, por lo que si el mercado demanda un bono a 4 o a 7 años, también se colocarán títulos a esos plazos. "La Argentina tiene que construir una nueva curva", indicaron.
Sobre la evolución del precio de los bonos, admitieron que "desde que se conoció que el acuerdo estaba a punto de concretarse, los valores aflojaron", cumpliendo la premisa de que los mercados compran con el rumor y venden cuando las noticias se concretan.
La intención oficial es hacer un mix entre colocaciones en el mercado local y en el exterior, una vez que se concrete el acuerdo con los holdouts. "Cuanto mejor funcione la batalla contra la inflación, mejor nos irá en el mercado local y eso reduce la necesidad de financiamiento externo", afirmaron.
Pero todavía, como planteó el ministro Alfonso Prat-Gay , no hay que cantar victoria: hoy vence el plazo fijado por el juez Thomas Griesa para que los holdouts acepten la oferta argentina, como una de las dos condiciones fijadas para levantar las restricciones contra el país (la otra es la derogación de la ley cerrojo y la de pago soberano). Esto no significa, aclararon en Finanzas, que a partir de mañana cualquier otro bonista no pueda firmar el acuerdo, bajo las mismas condiciones.
Por otro lado, mañana Griesa escuchará a las partes para determinar si, efectivamente, se levantan las medidas cautelares y el país puede regularizar los pagos a los bonistas que entraron a los canjes del 2005 y 2010 y que no cobran desde 2014.
MATIAS TOMBOLINI
Sobre el filo de un convulsionado año como el 2001 y que presagiaba un 2002 cargado de dificultades, nuestro país, con Adolfo Rodríguez Saá como presidente, entraba en default, el cual inicialmente ascendía a u$s 81.836 millones. El más grande de la historia económica hasta ese momento.
Dicha cesación de pagos con los acreedores propios y extraños, fue solo uno de los aspectos de una debacle que se enmarcó en lo peor que ha tenido el recorrido de la economía argentina en 200 años. La historia de la deuda externa, tiene en el imaginario colectivo la marca asociada al robo, la estafa y la avivada. Ya que con una larga lista de incumplimientos de los compromisos que nosotros mismos asumimos, pagar la deuda luce de mal modo, como si respetar los contratos fuera cosa de cipayos y vende patrias. Esta forma de razonar resulta curiosa pero no inverosímil en virtud de nuestro pasado.
Por otra parte muchas veces se asocia el disgusto de la sociedad con el pago de la deuda externa con cierta característica, que algunos suponen genética, la cual nos predispondría a ser malos pagadores. Esa idea del ex presidente de Uruguay Jorge Battle, cuando nos tildó a los argentinos de "ladrones del primero hasta el ultimo" no es más que una interpretación simplista de un tema que cala hondo en la vida económica, social y política de nuestro país.
La historia de la deuda externa argentina comienza con el empréstito de la Baring Brothers, solicitado por el gobierno de Rivadavia en el año 1824. Pedimos un millón de libras, con tierras fiscales como garantía pero a las arcas del Estado apenas llegaron 552 libras del millón solicitado.
Nuestra sociedad no presenta tasas de morosidad e incumplimiento por encima de la media mundial. Pagamos la tarjeta de crédito, los préstamos prendarios e hipotecarios en línea con lo que sucede en el resto del mundo. Solo que cuando nos hablan de deuda externa, la percepción es que el dinero que pedimos prestado nunca llegó al destino para el que se solicitó originalmente. No es genético sino la sensación de haber sido estafados a lo largo de 190 años.
Lo que parece nos cuesta admitir es que si fue una estafa, por un lado está el prestamista y por otro el tomador, que fue la Argentina, y ambas partes son responsables. Sobre todo porque además de no quedar claro el destino del dinero que pedimos, hasta finales de siglo XX esos préstamos venían de la mano de recetas sobre qué debíamos hacer y que no en nuestra propia economía.
En suma, el problema que tenemos los argentinos con la deuda externa esta íntimamente ligado al destino de la misma y las condiciones que vinieron adosadas a los préstamos en términos de política económica. Sin embargo, resulta que el crédito es una de las palancas fundamentales del capitalismo, y no tiene nada de malo pedir prestado a 30 años por ejemplo si el dinero se usa para construir un puente o una ruta que se va a usar durante 50 años. Sucede que siempre subyace la pregunta si la plata se usará para lo que se pide y qué nos piden a cambio del dinero que pedimos, además de la tasa de interés.
En referencia al último acuerdo con los holdouts vale repasar los motivos que viabilizaron el mismo, en lo que sería un paso necesario para poder regresar a los mercados internacionales. Por el lado argentino está clara la voluntad del gobierno por abordar los aspectos prácticos del problema como forma de enfrentarlo, antes que desde el aspecto retórico Patria o buitres. Así como la necesidad del Gobierno que la Argentina salga del Veraz en el que nos encontramos y que nos impide emitir deuda a la misma tasa que nuestros vecinos. Al tiempo que destrabar inversiones que estando en el Veraz no llegan ni llegarán.
En términos del contexto hubieron señales de la Argentina al mundo y del mundo a la Argentina, desde la visita de Macri a Davos hasta el recibimiento de tres presidentes de las primeras ocho economías del mundo (Italia, Francia y EE.UU.), cuando no habrán pasado ni 120 días del nuevo gobierno.
Por su parte, cuando Argentina manifestó voluntad de acordar, le dieron cuerpo a una estrategia de negociación por etapas que encerró (si cabe el termino) a los buitres.
n 1) Sentaron a los más chicos que acordaron rápido.
n 2) Griesa manifestó que repondría el Stay (que es como sacar a la argentina del Veraz casi totalmente)
Finalmente los buitres se enfrentaron a la posibilidad de aceptar la quita propuesta o ir a un juicio eterno (sin la presión del Stay) cuando en realidad ya ganaron una fortuna.
Por delante el desafío será no solo honrar las deudas sino el esfuerzo que hacemos los argentinos para pagarlas. La mejor manera de hacerlo es sencillamente usando ese dinero para mejorar la vida del conjunto antes que las arcas de los vivos de siempre.