Abengoa se comprometió hace un mes a acometer desinversiones por 150 millones de euros antes de que finalizara el plazo legal del preconcurso de acreedores, el próximo 28 de marzo. Entre medias rebajó el importe al entorno de los 100 millones. Ahora, cuando ya sólo faltan cuatro semanas para el día D, esta cifra también se antoja excesiva.
La compañía, que ya en septiembre puso el cartel de se vende a activos por más de 2.300 millones, se ha topado con que hay interés por parte de fondos, ingenierías y constructoras, pero éstas no están dispuestos a acometer las operaciones hasta conocer el desenlace de la ingeniería sevillana. La dificultad para encontrar interlocutores, según señalan algunos grupos, es un problema adicional que complica las posibles negociaciones.
Hasta la fecha, Abengoa se ha desprendido de sus antiguas oficinas en Madrid, ubicadas en la calle General Martínez Campos, y de su participación en la planta termosolar Shams-1, en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), a su socio en el proyecto Masdar -junto con Total- por un importe de alrededor de 30 millones de euros. Adicionalmente, la empresa que preside José Domínguez negocia la venta del edificio de casi 8.400 metros cuadrados que alberga las antiguas oficinas centrales de la Abengoa en Sevilla.
En septiembre, en el marco del acuerdo para la ampliación de capital que finalmente fracasó, Abengoa, que entonces lideraban Felipe Benjumea y Santiago Seage, aceptó vender activos por 1.200 millones. Este importe suponía cerca de la mitad del valor en libros de todos los activos que tenía en venta hasta septiembre, que ascendía a 2.189 millones. Entre las posibles ventas figuraban dos plantas de cogeneración y un hospital en Brasil, las desaladoras de Ghana, plantas solares en Sudáfrica, Chile o Argelia, líneas eléctricas en Perú, una central de agua en Estados Unidos, un parque eólico en Uruguay, una planta de cogeneración y un ciclo combinado en México o instalaciones fotovoltaicas en España.
Todos estos proyectos siguen en el mercado, al igual que el negocio de primera generación de Abengoa Bioenergía, por la que el grupo estima ingresar 1.000 millones. Lazard es la firma que ha contratado Abengoa para este cometido.
En el marco de las negociaciones con los acreedores, Abengoa estimó en 1.500 millones las desinversiones en 2016. En el plan de negocio que ha elaborado Álvarez & Marsal, remitido a los acreedores, la compañía, sin embargo, no concretó las ventas previstas. Ni siquiera se menciona la posible desinversión en Bioenergía. En el documento, no obstante, indica que espera deshacerse de activos no estratégicos por valor de 473 millones en 2016 y 2017, al tiempo que pretende salir de proyectos con altos requerimientos de caja, de forma que estas necesidades se reduzcan en 2.095 millones.
Por los activos de Bioenergía, que se ha acogido a la protección de quiebras -preconcurso de acreedores- en Estados Unidos, Abengoa ya ha recibido interés de algunos grupos. La venta está estructurada para hacerla en tres partes: Brasil, Estados Unidos y Europa. Sin embargo, la incertidumbre en torno a la viabilidad de la ingeniería andaluza es máxima, lo que está llevando a todos los posibles compradores, de este activo y de otros muchos, a esperar a que haya una solución que garantice su futuro -bancos y bonistas prevén tener listo el plan esta semana-.
Así lo expresó el jueves el consejero delegado de Ferrovial, Íñigo Meirás. La constructora estudiará, llegado el caso, activos de Abengoa, como los relacionados con agua y las redes eléctricas en Brasil, como ya informó este diario. En ningún caso le interesa el negocio solar. En la misma línea, el vicepresidente de Acciona, Juan Ignacio Entrecanales, señaló a elEconomista en recientes fechas que mirarán los activos de Abengoa, "pero aún no".
En principio, las plantas de España no están en el radar de Acciona. Siemens se ha interesado por Inabensa, Sener o TSK también están a la expectativa, Ericsson quiere Abentel y fondos como el francés Ardian Infrastructure estudian "dos o tres activos" del grupo andaluz. Un problema coincidente es la dificultad para encontrar el interlocutor adecuado para negociar. "No es fácil saber quién decide (empresa, bancos, bonistas, proveedores...)", señala el responsable de una de estas firmas.
DF
El presidente de Abengoa, José Domínguez Abascal, comunicó a sus trabajadores que, por el momento, no ha conseguido la liquidez necesaria para pagar los sueldos correspondientes a febrero, aunque espera que "en los próximos días" pueda resolver este asunto.
En una carta a los empleados, a la que tuvo acceso Europa Press, Domínguez Abascal ha apuntado que "desafortunadamente los esfuerzos que está llevando a cabo Abengoa para conseguir la liquidez necesaria para el pago de todos los salarios de febrero aún no han dado resultado".
Tras reconocer que es "consciente del grave perjuicio" que esto causa a un gran número de empleados de Abengoa, Domínguez Abascal espera que "en los próximos días podamos resolverlo", por lo que los trabajadores serán informados para indicarles la fecha en la que se producirá el pago.
Igualmente les ha recordado que se encuentran "en la recta final" para cerrar un preacuerdo para la reestructuración financiera de Abengoa, ante lo que Domínguez Abascal confía en que serán capaces de lograrlo "en los próximos días" y que a partir de él "podamos garantizar la viabilidad futura de Abengoa".
La empresa está negociando con sus acreedores financieros -entre los que además de bancos y tenedores de bonos, incluye a aseguradoras- un plan de refinanciación que incluyen nuevas líneas de liquidez y avales, que podrían sumar casi 2.000 millones de euros (unos US$ 2.294 millones). En concreto, necesita unos mil millones de euros (unos US$ 1.102 millones) para cubrir las necesidades diarias de tesorería y otras más estructurales para relanzar su negocio. Además, les ha ofrecido que se queden con el 95% de la compañía a cambio de asumir quitas de hasta el 70% de su deuda corporativa, ahora superior a los 9.500 millones de euros (unos US$ 10.471 millones).
Domínguez Abascal ha agradecido el "trabajo y compromiso" de los trabajadores y lamenta "profundamente" que se haya llegado "a esta situación que espero sea breve".
El calendario para alcanzar un acuerdo con los acreedores ha entrado en una fase crítica. El 28 de marzo debe haber un acuerdo para presentar ante el juzgado y evitar así el concurso y, previsiblemente, la liquidación de Abengoa.