El dato resulta por demás de significativo en tanto 7 de cada 10 vehículos nafteros que circulan por la Argentina utilizan ese tipo combustible: por primera vez en 12 años la demanda de nafta súper evidencia una baja.
Y, según anticipan comercializadores y analistas del sector, la caída en el consumo incluso podría ampliarse hasta mitad de año, en virtud del aumento previsto por el Gobierno para el mes siguiente.
Según estadísticas del Ministerio de Energía a las que accedió iProfesional, durante 2015 las estaciones de servicio comercializaron casi 108 millones de litros menos respecto del período anterior. De hecho, el año pasado incluso tuvo un nivel de ventas que se ubicó por debajo de los números de 2013 -5.811 millones versus los 5.882 millones- más allá del permanente aumento del parque automotor.
Pero lo que preocupa, más allá del bajón detectado, es la perspectiva: en lo que va de 2016, y en parte por efecto del último aumento decretado por el ministro Juan José Aranguren, la comercialización continúa en picada. Y no faltan los testimonios, sobre todo en el interior del país, que hablan de una merma en la demanda de hasta un 10% respecto de igual mes pero del año anterior.
"Desde el primero de enero empezó a bajar el consumo de nafta en la provincia. Pero no solamente porque subió el precio del combustible, sino también porque notamos menos movimiento de los turistas", graficó el presidente de la Cámara de Expendedores de San Luis, José Gianello.
"Este mes cerramos con un 20% de ventas por debajo que el mismo período del 2015. Se notó un poco más de movimiento en la semana del Tour de San Luis pero después volvimos a tener menos consumo", agregó.
En ese punto de la Argentina, tras el primer incremento del año, el litro de nafta súper pasó a costar unos 15 pesos. En la misma provincia, fuentes de la misma organización coincidieron en que "hubo un 10 por ciento menos de venta en comparación con el año pasado. Además ya la gente no llena el tanque porque le cuesta mucho más, necesitan al menos 850 pesos".
La misma situación se repite en Córdoba, Santa Fe, Mendoza o San Juan. Al respecto, Analía Salguero, titular de la Cámara de Expendedores de Combustible de la zona de Cuyo, informó: "El aumento anterior fue muy significativo y tuvo un gran impacto. En muchos años no se vio afectado el consumo de manera importante como ahora en la venta de nafta súper".
"Si bien los meses de enero y febrero no son meses como para tomar en cuenta porque son irregulares respecto a los otros meses del año por vacaciones, también es cierto quecomparado a enero y febrero del año pasado, hubo una baja muy importante. No tenemos números aún pero en líneas generales todos los colegas lo notaron e inclusive es algo generalizado entre otras cámaras del país", añadió.
Para luego enfatizar: "Nosotros no tenemos ninguna ventaja con los incrementos y es perjudicial para todos, porque la gente deja de comprar y esto incide directamente en las estaciones de servicio que viven de vender el combustible".
Bolsillo Pesado
Desde la Asociación de Estaciones Independientes (AESI) su titular, Manuel García, sostuvo ante iProfesional que la contracción en la demanda de nafta súper "es algo inaudito, más todavía si tomamos en cuenta como sigue aumentando la cantidad de vehículos que se venden cada año".
"Hay una escenario de miopía dominante en el mercado y más a nivel gerencial. Es insólito que Aranguren, el ministro de Energía, salga a decir que la nafta es barata en la Argentina. Lo real es que para la gente el precio está muy elevado. Y eso se nota en cómo cada vez menos gente pide llenar el tanque", aseguró.
"Por primera vez en años tenemos una caída anual en la venta, con millones de litros que quedaron en los surtidores. En Capital Federal se ve claramente que dejaron de existir las colas para cargar. Terminamos diciembre con poca demanda y arrancamos enero con aumentos. ¿Cuántas estaciones de servicio pueden resistir un contexto así sin cerrar?", se preguntó.
Hacia adelante, la preocupación de los comercializadores se concentra en el nuevo incremento que Aranguren prevé para marzo.
"Vamos a seguir para abajo si la actitud pasa por el aumento en el surtidor. El Gobierno no está leyendo que se vende menos y que enero y febrero cerrarán en negativo. Marzo con aumento será otro mes perdido. Luego vienen las paritarias del sector. Vemos otro año de puntos de venta cerrados", alertó García.
Desde la Cámara de Empresarios del Combustible su secretario, Raúl Castellano, reconoció la baja para luego indicar que "con las subas de los últimos tiempos los únicos que se han beneficiados son los productores de petróleo, que venden al margen del mundo".
"Con la última devaluación se encareció todo para la cadena menos para las petroleras, que venden el barril en dólares. Las refinerías pagan en esa moneda para hacer el combustible, y de ahí ese costo aumentado comienza a caer hacia los surtidores. A la gente no le importa que al estacionero le quede menos del 10% de lo que vale cada litro. Aprecia cómo cada vez puede poner menos nafta en el tanque", sostuvo ante iProfesional.
Para Castellano, marzo será un mes crítico tanto para los consumidores como para las mismas estaciones de servicio.
"Se viene el aumento que ya fijó el Ministerio de Energía y, al mismo tiempo, tendremos la definición de las paritarias de nuestro sector. El costo laboral se lleva el 70% de lo que recaudan las estaciones de servicio. Si al incremento que saldrá de esa negociación de sueldos le sumamos la merma en la demanda, nos queda como resultado un escenario catastróficopara los escenarios", aseguró.
¿Síntoma de recesión?
Jorge Lapeña, ex secretario de Energía de la Nación, no tuvo pelos en la lengua al momento de referirse a las últimas estadísticas que hacen al expendio de combustibles en la Argentina.
"Aunque no faltan los voceros del gobierno anterior que lo niegan, lo real es que venimos de una recesión y la baja en la demanda es uno de los indicadores. La nafta está cara en Argentina si se la compara con los precios internacionales", declaró en estos días.
Para García, presidente de AESI, la Argentina también se encuentra inserta en un escenario de recesión, al tiempo que criticó los valores que muestran las naftas a los que consideró "una muestra del oligopolio que ejercen cuatro empresas".
"El Gobierno tiene un participación superior al 60% de la torta total de ventas de naftas, y eso explica por qué no le molesta cada vez que se dispara el precio de la súper. Hay un interés recaudatorio detrás. En cualquier país del mundo el combustible se abarata cada vez que baja el barril. Acá ocurre exactamente lo contrario. Y eso es por la influencia en el poder que tienen algunas compañías", disparó.
"Lo curioso de esta situación es que se está viendo lo inverso a otras situaciones. Normalmente se cree que más allá de la queja, el cliente sigue yendo a cargar combustible, llena el tanque. Bueno, eso se está invirtiendo en este momento. La gente sabe mejor que Aranguren que el precio de la nafta cada vez pesa más en el bolsillo. Hay que ver cuánto resiste el discurso del combustible barato que todavía pronuncia el macrismo", concluyó.
Aranguren ve otra cosa
Hace muy pocos días, el actual Ministro de Energía avisó que en marzo se daría un nuevo retoque en los surtidores.
"Está siendo evaluado en función de lo que fue el impacto del aumento del crudo y el precio del dólar", argumentó. De confirmarse, sería el segundo en el año, tras el incremento del 6% en enero.
En declaraciones a La Red, el funcionario macrista sostuvo que desde el Gobierno están "analizando cuál es el impacto de la devaluación", en el precio del combustible, antes de anunciar cualquier medida.
Consultado sobre la baja del crudo en el resto del mundo, el ministro respondió: "En Argentina no estuvimos vinculados con el mundo durante los últimos 12 años. Estamos al revés del mundo".
"El precio de la nafta en el país es una cuestión relativa, comparada con otra materia prima aún está barata", consideró.
El precio de la nafta aumentó luego de las elecciones presidenciales un 4%, y durante el primer mes del año sufrió otro ajuste del 6% como resultado de un acuerdo entre las compañías productoras de crudo, las refinadoras y el Gobierno.