Alberto Calsiano, jefe del Departamento de Infraestructura de la Unión Industrial Argentina (UIA), le puso ayer cifras a la perturbación que venían transmitiendo los dirigentes fabriles: 6900 empresas medianas estarán muy comprometidas, dijo, por los aumentos tarifarios en energía eléctrica, y aprovechó para mostrar tres ejemplos de facturas anónimas que acababan de llegarle, una con 600% de alza y dos con 300 por ciento.
Fue el tema que la UIA eligió para abrir su primera reunión de comité ejecutivo del año. Que volvió a conducirla Adrián Kaufmann, presidente de la entidad, y que tuvo sólo dos ausencias significativas: Cristiano Rattazzi, líder de Fiat Auto, y el textil José Ignacio de Mendiguren.
"Hay que evaluar cómo afectan esos costos en la competitividad", se inquietó el santafecino Guillermo Moretti mientras escuchaba la presentación. Dependerá del sector y el contexto. Calsiano se había tomado el trabajo de pedirles en los últimos días a varios que le hicieran llegar las facturas que estaban recibiendo. Estimó entonces que el universo de empresas que están complicadas, si se incluye a las grandes, llega en realidad a 7500, pero que serán las medianas las que requerirán esfuerzos para no despedir personal como consecuencia de ese incremento de costos. Algunas firmas de ramas específicas, como las de la industria de la ferroaleación, amenazan desde hace tiempo con la posibilidad de cerrar.
La presentación sirvió para que todos se pusieran de acuerdo en el próximo paso, que la UIA le encargará a su Departamento de Infraestructura: llegar a Juan José Aranguren, ministro de Energía, o al menos a sus colaboradores, para plantearle las situaciones más preocupantes.
No será fácil. Aranguren es poco propenso a estas negociaciones. Durante las reuniones que terminaron hace tres semanas en el subsidio que el Estado les pagará a los petroleros, por ejemplo, se mantuvo durante varios momentos en silencio, y quien coordinó y se mostró más flexible fue el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. La UIA tiene, de todos modos, como ayer recordó Kaufmann, pensado pedir una primera reunión con el presidente Mauricio Macri.
Calsiano no habló sólo del presente, sino que se adentró en la historia reciente del descalabro energético. Expuso, por ejemplo, como habían crecido los subsidios al sector eléctrico durante los últimos 10 años: eran 2000 millones de pesos en 2005 y terminaron el año pasado en 145.000 millones.
De ahí que el ánimo de varios de los asistentes de ayer hubiera sido el de la comprensión para con un problema que, coinciden, urge atender.
Las elevadas temperaturas registradas en la zona metropolitana y problemas en la generación de energía volvieron a dejar hoy a miles de usuarios sin suministro eléctrico y el pico de clientes afectados se registró después de las 16, cuando 260.000 hogares no tenían servicio.
Las distribuidoras Edenor y Edesur aclararon que debieron realizar cortes "preventivos" ante el déficit en la generación de electricidad y por la elevada demanda que tocó un máximo de 24.267 megavatios a las 15,30, cuando la temperatura superó los 33 grados y la sensación térmica estaba cerca de los 40.
El pico máximo de demanda energética histórica se había alcanzado el pasado 12 de febrero cuando se alcanzó los 25.380 megavatios a las 14,35.
A las 16, según los registros del Ente Nacional de Regulación Eléctrica (ENRE), en la región donde el suministro corresponde a Edesur los usuarios afectados eran 191.131 usuarios, mientras que los clientes de Edenor sin suministro llegaban a los 69.958.
Según la página de Internet del ENRE, después de las 17 la cantidad de usuarios disminuyó: 119.899 usuarios en la región de Edesur y 13.780 en la de Edenor.
Edenor admitió que se debieron realizar cortes "preventivos por déficit de generación eléctrica".
"La empresa restablecerá el servicio apenas se supere ese evento. Edenor pide disculpas por esas interrupciones, que no responden a averías de sus instalaciones", indicó la distribuidora.
Los usuarios afectados desataron su furia en las redes sociales y desde allí hicieron oír sus reclamos y graficaron sobre las zonas más afectadas.
En cambio, otros clientes optaron por salir a la calle y realizar cortes para protestar por la falta de suministro eléctrico, como en la localidad bonaerense de Tortuguitas, donde denunciaron estar sin luz desde hace cuatro días.
Por ejemplo, algunos usuarios informaron que la estación de Quilmes no tenía luz y que en la avenida Avellaneda, en el barrio de Flores, se incendió una cámara y varias manzanas quedaron sin suministro.
En Villa Crespo, un grupo de vecinos denunció que el suministro eléctrico se les interrumpió el viernes pasado a las 17 y nunca más volvió, pese a la información suministrada por las distribuidoras en cuanto a que los cortes se realizan en forma rotativa para no afectar al mismo usuario.
Entre las zonas mas afectadas están Montserrat, Quilmes Oeste, Flores, Villa Domínico, Palermo, Martínez, San Isidro y la zona de los puertos, entre otros.
Al caer la noche, todavía unos 34.000 usuarios permanecían sin energía eléctrica en la ciudad de Buenos Aires y en el conurbano desde la mañana, en el marco de una sensación térmica que alcanzó los 38.9 grados a las 18, situación que las empresas concesionarias aseguran que se debe a "cuestiones ajenas" a su accionar.
La demanda superó los 24.121 megavatios a las 15,45, según informaron la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa) y el ENRE a través de un comunicado.