La ilusión de devolverle credibilidad al Indec sufrió ayer un duro revés cuando el Gobierno informó la renuncia de Graciela Bevacqua, la técnica que secundaba a Jorge Todesca y que había vuelto al organismo luego de ser echada por Guillermo Moreno, el ex secretario de Comercio Interior del kirchnerismo, culpable del manejó inescrupuloso de las estadísticas oficiales.

"La Dirección del Indec informa que en el día de la fecha el licenciado Fernando Cerro (un ex director nacional de Cuentas Nacionales en el Indec entre 1999 y 2008) ha sido designado como Director Técnico del organismo, quien reemplaza en sus funciones a la profesora Graciela Bevacqua", comunicó el Indec.

Sin embargo, más tarde el propio director del Indec, Jorge Todesca, admitió que le pidió la renuncia a Bevacqua porque "no compartía el sentido de urgencia para contar con estadísticas oficiales". Todesca también dijo que la ex funcionaria había fijado un plazo de ocho meses para armar el índice sin consultarlo.

Bevacqua por su parte afirmó, según declaraciones realizadas al diario La Nación, "que la echaron porque se negó a publicar un índice de inflación en los "tiempos políticos" que le requirieron desde el Gobierno y aseguró que ella quería hacer un indicador "estrictamente técnico y creíble".

"Estuve preparando durante todo este tiempo la infraestructura adecuada para hacer desde cero un IPC que no disimulara vicios sino que fuera estrictamente técnico y creíble". "Pese a los avances que en este tiempo se han realizado, resulta imposible con la seriedad que exige la materia hacerlo en los tiempos políticos que las circunstancias requieren".

El Indec viene sufriendo presiones para la publicación en el corto plazo de un nuevo índice de inflación, luego de que Todesca y Bevacqua decidieran desechar la metodología que se utilizó hasta el 10 de diciembre.

El delegado de ATE en el Indec, Raúl Llaneza, señaló en declaraciones al canal de cable TN que la conducción del organismo "está respondiendo a los tiempos políticos" y que los trabajadores están soportando "más presión en estos días que en los últimos nueve años", en los que fueron desplazados por las anteriores autoridades, que respondían a Moreno.

La urgencia del Gobierno radica en que necesita el índice de inflación oficial lo antes posible básicamente por dos motivos. El primero está atado a poder cerrar las paritarias en tiempo y forma. Con los precios subiendo al 4,1% en la Ciudad, cerrar paritarias anuales de 25% se le hace cuesta arriba no solo a los empresarios sino también al Estado. Como el objetivo para bajar la inflación es frenar la economía secando la plaza de pesos (una muestra es el freno a los pagos en la obra pública), contar con un índice oficial que marque una baja le resulta imperioso.

El segundo motivo está vinculado a que el Estado tiene 20.000 millones de pesos en bonos atados al Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). Ante la falta de un índice oficial nacional, el Gobierno decidió utilizar como motor de cálculo la base de la tasa de variación diaria de la evolución mensual del Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires. Pero esto último le genera dudas al mercado y también le podría traer al Gobierno dolores de cabeza en el plano legal. De hecho, y según fuentes del mercado, tenedores de bonos atados al CER, podrían litigar porque se utiliza un índice distinto al original.

El CER se originó tras la pesificación de créditos y deudas en moneda extranjera establecida en 2002, y también se aplica para actualizar las cuotas de los créditos hipotecarios cuya garantía no sea vivienda única, familiar y de ocupación permanente.

Pero más allá de las presiones, de las urgencias o del CER, la renuncia de Bevacqua es un golpe, tal vez el primero, a la credibilidad de un Gobierno que prometió transparencia absoluta en las estadísticas del Estado

La polémica por la aceleración de la inflación sumó un nuevo capítulo al conocerse el IPC Congreso que revivió Sergio Massa para suplir la ausencia de datos del Indec, luego del sugestivo apagón estadístico que dispusieron los nuevos directores Jorge Todesca y Graciela Bevacqua, hasta septiembre u octubre de este año.

Lo curioso es que el índice anunciado para enero, dio más bajo que el que difundió el viernes el Instituto de Estadísticas del gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta. El IPC Congreso presentado por el diputado massista Marco Lavagna y anticipado por LPO semanas atrás, dio para enero un 3,6%, confirmando además una desaceleración leve respeto a diciembre que había dado 3,8%.

El titular de la dirección Estadística porteña José Donati, que elabora el Ipcba, tuiteó el viernes con copia a un grupo de periodistas económicos que el índice porteño de enero había arrojado una inflación del 4,1%, marcando una aceleración respecto a diciembre que había dado 3,9%.

Se trató de un golpe durísimo al discurso del Gobierno que habla de una desacelación de la inflación y además surgió en el momento más inoportuno posible, cuando Macri trata de contener los reclamos sindicales al inicio de las paritarias, que la Casa Rosada quiere ubicar por debajo del 30% de aumentos.

LPO reveló que lejos de tratarse de algún inesperado pase de facturas de Horacio Rodríguez Larreta a Macri, la difusión de ese índice, que tomó por sorpresa a la Casa Rosada, al ministro de Economía, Alfonso Prat Gay y al propio Todesca, fue parte de la interna por espacios de poder que por estas horas tensiona al gobierno porteño.

En su presentación de hoy, Lavagna acompañado por el propio Massa y los opositores Margarita Stolbizer y Victoria Donda, explicó que la inflación acumulada en el trimestre noviembre 2015/enero 2016 fue del 9,9 por ciento, con un 2,2 por ciento en noviembre, 3,8 por ciento en diciembre y 3,6 por ciento en enero.

Lavagna destacó además la aceleración de la inflación interanual, que pasó del 25,2 por ciento en octubre de 2015 al 29,9 por ciento en enero pasado. 

“Los rubros que más subieron fueron los alimentos y bebidas, que son los que más consume la gente, se lamentó el diputado. Puntualizó, por ejemplo, que en el último trimestre la carne tuvo un alza de 27%, la frutas 22 y las harinas 17.

Recordó además que la suba de tarifas eléctricas recién comenzará a medirse en febrero y en mazo comenzará a pesar la canasta escolar.

“Todos los dirigentes tenemos la obligación de cuidar el bolsillo de la gente. Para que cuando termine 2016 no haya un solo argentino que haya perdido ni un kilo de arroz con respecto a 2015”, desafió Massa.

Pero varias veces buscó dejar claro que Macri no es el principal responsable de la inflación sostenida.  "Hay muchos empresarios que se hicieron los vivos con el cambio de Gobierno", lo defendió.

“Le pedimos al Gobierno tranquilidad”, agregó Massa, aunque luego pidió "hacer  el esfuerzo” para no demorar ocho meses la divulgación de estadística oficial.

Consultado por LPO, recordó que siempre creyó que una devaluación abrupta alentaría la suba de precios porque “las cadenas de valor tienen componentes importados”.

Pero se preocupó en aclarar que “la inflación no es un fenómeno de hoy: tiene que ver con la falta de respuesta en la política económica del Gobierno que se fue”.