Los precios del oro se han desplomado hasta situarse por debajo del nivel de 1.200 USD durante la jornada de negociación de este martes en Europa, pues disminuye el interés en los activos considerados refugio seguro como el metal precioso ante la recuperación de las bolsas mundiales.
En lo relativo a la división Comex del New York Mercantile Exchange, el oro para entrega en abril se negoció a 1.191,50 USD, mínimos intradía, para después frenar algunas pérdidas hasta situarse en 1.199,80 USD a las 3:45, hora de la costa este (las 9:45 en España), retrocediendo un 3,2% o 39,60 USD.
El lunes no se liquidaron los precios del oro del Comex, pues los mercados de Estados Unidos permanecieron cerrados con motivo de la celebración del Día del Presidente.
Los precios del metal precioso se elevaron el pasado jueves hasta registrar mínimos de un año en 1.263,90 USD, impulsado por la huida de los inversores hacia el refugio seguro. Los futuros se dispararon la semana pasada un 7,02% o 65,60 USD, siendo ésta su mejor actuación desde diciembre de 2008.
Los precios del petróleo se han visto bien respaldados en las últimas semanas ante los indicios de que los vientos en contra de la economía y las finanzas podrían dificultar que la Reserva Federal pueda la subir los tipos de interés este año tanto como les gustaría.
Los actores del mercado empiezan a descartar que se lleve a cabo cualquier subida de tipos de interés este año, aunque la Fed aún afirma que se producirán cuatro subidas. Una subida gradual de los tipos supone menos amenaza para los precios del oro que una serie de pequeñas subidas bruscas.
Los precios del metal precioso han registrado un avance de casi un 13% en lo que va de año, pues los inversores huyen en busca de refugio seguro ante la creciente inestabilidad de otros mercados financieros.
De cara a la semana que comienza, los actores del mercado estarán muy pendientes de las actas de la última reunión sobre política monetaria de la Fed, que se publican el miércoles, para conocer más indicios acerca de si el banco central de Estados Unidos subirá o no los tipos de interés este año.
Los inversores dirigirán la atención también hacia la publicación de los datos sobre inflación de Estados Unidos, para conocer más indicios acerca del estado de la economía.
Por otra parte, en el Comex, la plata para entrega en marzo se desplomó un 3,58% o 56,5 centavos, para negociarse a 15,22 USD por onza troy durante la mañana de la jornada de negociación en Londres.
Por otra parte, los futuros sobre el cobre se dispararon más de un 2% ante las crecientes expectativas en torno a que los bancos centrales de Europa y Asia implementen más medidas de estímulos.
Tomemos como ejemplo el oro. Tradicionalmente, una de las desventajas del metal amarillo era la ausencia de rentabilidad. Pero, en el nuevo mundo de tipos de interés negativos e incluso de rentabilidades negativas de la deuda, esa ausencia ha dejado de ser un fallo.
La semana pasada, los bonos japoneses a diez años ofrecieron por primera vez en su historia una rentabilidad negativa; lo mismo ocurrió con la deuda alemana con el mismo vencimiento. Y, si los rendimientos no son realmente negativos, son muy bajos. Los bonos del Tesoro a dos años ofrecieron una rentabilidad del 2,7% de media entre 2001 y 2010, según datos de FactSet data. En los últimos cinco años, esa media ha caído al 0,4%. La rentabilidad ahora mismo se sitúa en el 0,7%, pero este año ha sufrido una dura caída ante las dudas del mercado sobre la capacidad de la Reserva Federal de aumentar los tipos. Como no podía ser de otra forma, el oro se ha beneficiado de esta situación. En términos absolutos está fuerte, después de haber subido un 14% este año. Frente a la evolución de muchos índices bursátiles, que han sufrido caídas de doble dígito, el oro brilla con fuerza. El repunte de la semana pasada, del 5,5% fue el más fuerte en una semana desde 2011, según Deutsche Bank.
Es cierto que los bonos han demostrado que el cero no es un obstáculo a la rentabilidad; además, las matemáticas de los bonos funcionan igual con cifras negativas. Cuando cae la rentabilidad, sube el precio. Sin embargo, seguramente haya ciertos límites: a menos que los bancos centrales vayan camino de ahondar en territorio negativo, se puede decir que los bonos ya están muy caros. Aunque es difícil valorar el oro, no hay un límite implícito a los precios. Lo importante para los inversores es el nuevo atractivo del oro en la actual situación, aunque la clase de activo que ha cambiado es la renta fija. Las carteras llenas de valores con rentabilidades muy bajas o negativas ofrecen pocos beneficios para el futuro. Los fallos que en su día hicieron perder brillo al oro son los mismos que deslustran el mundo de los bonos en este momento.