Martín Dinatale
¿Por qué Macri se muestra tan inclinado hacia Europa? "¿Por qué no?", responde rápido un destacado funcionario de la Casa Rosada.
Luego de su paso por el foro de Davos y ante la inminente visita de figuras de peso de la política europea como el primer ministro italiano Matteo Renzi y el presidente de Francia Francoise Hollande el Gobierno ya dio claros indicios de que buscará estrechar lazos con el viejo continente. Así se diferenciará una vez más de la política kirchnerista más proclive a los acuerdos con China y Rusia o con otros socios que no eran los tradicionales.
Macri recibirá a Renzi el próximo lunes en su despacho y 10 días después hará lo mismo con Hollande. En el Gobierno hay una excesiva expectativa ante esas visitas. Es entendible: Macri confía en dar anuncios positivos de inversión extranjera o créditos frescos en los próximos días luego de tres semanas de tarifazos, despidos, inflación y amenazas de paros.
La Unión Europea (UE) se presenta para Macri en estas horas como una suerte de paraíso. Los bonistas italianos fueron los primeros que accedieron al plan de quita de la deuda que ofreció Prat Gay y, según admiten varios diplomáticos de la UE, las empresas españolas, italianas o francesas están ávidas por exportar su productos a la Argentina luego de tantos años de barreras comerciales y plantearán frondosas propuestas de inversión. Pero los fondos no llegarán tan pronto y la premura de la Casa Rosada por inversiones es inversamente proporcional a la celeridad con la que se anunciaron aumentos tarifarios de las empresas de servicio.
¿Será la Unión Europea el salvavidas de Macri para su primera etapa de gobierno? ¿Convendrá que la economía argentina quede tan atada a los vaivenes de la crujiente política europea?
Las señales que hubo en los últimos tiempos de Bruselas no son tan alentadoras. Ayer mismo se vivió un martes negativo en todas bolsas europeas. La de Milán cayó un 3,21%; Atenas 2,89%; Madrid, 2,45%, París, 1,98%; Frankfurt, 1,1% y Londres, 0,99%. No son cifras catastróficas para el mercado pero indican un deterioro de la economía mundial y de la UE en particular.
El relanzamiento de los vínculos de la Argentina y la UE va más allá de las relaciones bilaterales. El Presidente busca ansioso la resolución definitiva de la eterna negociación por un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la UE.
Pero no todo puede ser diamante bruto tras ese acuerdo. El economista Fernando Peirano escribió hace unos días en Página 12 que "los acuerdos de comercio e inversión terminan operando como modernos caballos de Troya a las puertas de los países en desarrollo: bajo el ropaje de un benévolo presente se invita a convalidar asimetrías existentes y dejar de lado todo intento por construir otro futuro", dijo.
Por sus vínculos familiares con Italia o por el honor a la tradición del comercio argentino con Europa a Macri le quedará con la UE un reto inicial. Revertir los datos de inversión y exportación que dejó en los últimos años el kirchnerismo. Según cifras de la CEPAL, mientras la Argentina era el tercer principal exportador de la región en 2003 (sólo exportaba menos que México y Brasil), nuestro país ya perdió ese tercer lugar al año siguiente (Venezuela exportó más que la Argentina). Y nuestro país, que había sido el cuarto mayor exportador hasta el pasado 2014, perdió ese lugar (quedó quinto) a manos de Chile ese año. Lo mismo ocurrió con las inversiones directas extranjeras europeas. Hace 10 años la Argentina estaba entre los tres países de América latina que elegían los empresarios de la UE para hacer negocios detrás de Brasil y México. Hoy quedó en el sexto lugar detrás de Perú, Chile y Colombia, entre otros.
Claro que hay optimistas aun y que no sólo están en la Casa Rosada. El embajador de la UE en la Argentina Ignacio Salafranca es uno de ellos. Suele reiterar que los vínculos de la Argentina y la Unión Europea no pueden quedar sólo en relaciones de retóricas. "Es fundamental pasar de las bienaventuranzas a los libros de contabilidad", dice. Y lleva en sus manos libros de contabilidad con una verdad a secas: la UE es el segundo socio comercial de la Argentina en la región, después de Brasil, y el principal inversor en la región.
Más allá de las inclinaciones de Macri con mayor peso por Estados Unidos o por Europa lo concreto es que una vez más la diplomacia argentina se muestra en un reiterado camino pendular que las relaciones internacionales no siempre aconsejan.
En reserva, el Gobierno ya empezó a renegociar con Pekín uno de los temas que mayor polémica provocaron en los últimos años. Se trata de la construcción de una estación espacial de China situada en Neuquén, que podría tener un uso militar ya que la empresa estatal Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), que se encargará del control del lugar, depende del Ejército Popular chino.
La intención de Mauricio Macri no es anular el tratado que Cristina Kirchner firmó con Pekín y que fue ratificado por el Congreso en enero de 2015. Por el contrario, el Presidente instruyó a su designado embajador en China, Diego Guelar, y a la canciller Susana Malcorra que negocien en buenos términos con el gobierno de Xi Jinping los cambios en el tratado, con la idea de incluir una cláusula específica que derribe el eje de la controversia. Se trata de un artículo que el Gobierno quiere incluir en el acuerdo que establezca específicamente que la estación espacial, situada en la localidad neuquina de Bajada del Agrio, "no tendrá uso militar alguno". Esta mención no está incluida en el tratado que se firmó.
Macri quiere cerrar este frente con China antes de viajar en septiembre a Pekín para la cumbre de presidentes del G-20, cuando se reunirá con Xi Jinping.
El designado embajador argentino en China, Diego Guelar, ya tuvo varias reuniones con su par chino en Buenos Aires, Yang Wanming, y avanzó en este terreno tal como lo había conversado con Macri. Según pudo saber LA NACION, las gestiones diplomáticas se intensificarán desde los primeros días de marzo en Pekín, cuando Guelar llegue allí para empezar en concreto su mandato como embajador.
En reuniones reservadas el embajador Yang se mostró dispuesto a dialogar sobre los cambios específicos que busca hacer el gobierno de Macri. Claro que el tema será abordado en lo inmediato entre ambos estados y la canciller Susana Malcorra tomará cartas en el asunto ya que Macri viajará a Pekín en septiembre para la reunión del G20. Para ese entonces el Gobierno quiere tener cerrados todos los frentes con China, país al que considera un socio estratégico por el nivel de exportación de soja que ejecuta y por las inversiones que tiene proyectadas Pekín en el país.
Además del acuerdo por la estación espacial de Neuquén, el Gobierno está en etapa de "revisión" de todos los acuerdos que firmó Cristina Kirchner con Xi. Estos tienen que ver con planes de energía nuclear y proyectos de infraestructura. La Casa Rosada también evalúa frenar el proyecto de construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, adjudicadas a un consorcio encabezado por Electroingeniería, la china Gezhouba Group Corporation e Hidrocuyo.
El embajador chino en la Argentina reiteró en varias oportunidades que "no habrá uso militar de China en la estación espacial de Neuquén porque el proyecto es de uso pacífico para avistaje espacial". A la vez, la Comisión Nacional de Actividad Espacial (Conae), que es la contraparte de la Argentina en el uso del avistaje satelital, también desmintió en reiteradas ocasiones que vaya a existir un uso militar de la estación de Neuquén.
La Conae sólo podrá utilizar el 10% de tiempo del trabajo de la estación, es decir, "2 horas y 40 minutos por día para actividades científicas y tecnológicas". Pero tanto la letra chica del acuerdo de la Conae con CLTC como el pacto del Gobierno de Neuquén con China figuran en anexos reservados que no se hicieron públicos en el Senado.
Cuando el tratado con China por la estación espacial se llevó al Congreso para su aprobación, los referentes de la oposición cuestionaron la iniciativa. En su momento el propio macrismo hizo duras objeciones al acuerdo al igual que lo hicieron en reserva altos mandos de las Fuerzas Armadas, y varios diplomáticos extranjeros tienen sus dudas respecto del posible uso dual (militar y espacial) que se le pueda dar a la antena que China instalará dentro de 200 hectáreas en Neuquén para un proyecto que tiene una duración de 50 años con exención impositiva incluida.
El camino para hacer las modificaciones al tratado bilateral como quiere Macri no resultará sencillo más allá de las buenas intenciones de ambas partes. Es que si China no acepta los cambios y la Argentina decide dar por finalizado el tratado, el artículo 8, inciso 4 de ese acuerdo sostiene que para dar por concluido el tratado "la parte peticionante deberá notificar a la otra parte por escrito con al menos cinco (5) años de antelación".
En rigor, este y otros inconvenientes legales que presenta el acuerdo con China ya los había advertido en enero de 2013 la embajadora Susana Ruiz Cerutti, encargada de la Dirección de Consejería Legal del Ministerio de Relaciones Exteriores (Dicol). Por medio del dictamen 11/2013, N° 1507/12 la funcionaria había alertado al entonces canciller Héctor Timerman del tema.
A su vez, Ruiz Cerutti dijo que se les confería a la empresa china "CLTC, a sus autoridades y a sus empleados en la construcción y operación de la misma, una serie de privilegios, derechos, facultades, exenciones y garantías de gran amplitud". Claro que estas recomendaciones que elevó la directora legal de la Cancillería eran no vinculantes y fueron desoídas por Timerman. Fuentes del Palacio San Martín dijeron a LA NACION que Ruiz Cerutti ya alertó sobre estas cuestiones a la canciller Malcorra.
El blog Eliminando variables reveló más detalles del documento de Ruiz Cerutti, aunque menciona consideraciones de la jefa de la Dicol que finalmente no estuvieron presentes en el texto final del tratado.
El ex embajador de Chile en la Argentina Luis Maira advirtió que será "muy complejo" extraditar al ex guerrillero chileno Galvarino Apablaza, que desde hace 10 años posee el estatus de refugiado político otorgado por el Gobierno argentino. Será "muy complejo, largo y disputado dentro de Argentina", dijo. Apablaza es acusado por la justicia chilena de ser el presunto autor intelectual del asesinato del senador Jaime Guzmán.
Detalles del tratado de la Argentina y China
Los gobiernos de Cristina Kirchner y Xi Jinping firmaron en 2012 un acuerdo para la construcción de una estación espacial en Neuquén, que fue aprobado por el Congreso argentino el año pasado. El acuerdo tiene 8 artículos y varios de ellos fueron objetados desde la propia Cancillería.
La estatal china Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC) se encargará del control del lugar y depende del Ejército Popular chino. Del lado argentino, la Comisión Nacional de Actividad Espacial (Conae) sólo podrá utilizar 10% de tiempo del trabajo de la estación, es decir, "2 horas 40 minutos por día para actividades científicas y tecnológicas".
La empresa china ocupará 200 hectáreas y se hará cargo del manejo de la estación con personal chino por 50 años.
Tanto los partidos de la oposición al kirchnerismo como altos mandos de las Fuerzas Armadas deslizaron el riesgo de que la estación tenga un uso militar hacia el futuro.
La Argentina mantiene un vínculo asimétrico con el gigante asiático
Intercambios
La mayoría de lo que importa la Argentina de China son bienes tecnológicos; lo que se exporta, productos primarios, provenientes del agro
4929
millones de dólares
Fue el déficit en nuestra balanza comercial en 2015 por el comercio bilateral con China
15
acuerdos bilaterales
Firmó Cristina Kirchner con su par chino, Xi Jinping, durante 2014. Se destacan la construcción de dos reactores nucleares, la construcción de dos represas y la estación espacial en Neuquén