Los países que no pertenecen a la OCDE deberán doblar sus inversiones en electricidad en los próximos 25 años -hasta 2040-, para pasar de, aproximadamente, US$ 240 mil millones anuales a cerca de US$ 495 mil millones, para satisfacer la creciente demanda de energía, según un estudio realizado por el Foro Económico Mundial y Bain & Company.
Esta inversión es más de la presupuestada por los países que pertenecen a la OCDE, entre ellos, Chile.
Entre 2000 y 2014, estas economías de rápido crecimiento invirtieron cerca de US$ 4 billones en la generación de energía, tanto convencional como renovable, y en transmisión y distribución. Este monto es similar a los invertidos por los países OCDE en este mismo período, pero se estima que en los próximos años esto deberá cambiar.
Ahora, las economías emergentes impulsarán la mayor parte de la demanda de nueva generación, lo que significa un cambio en el modelo tradicional, comentan en Bain. Agregan que "dentro de los próximos 25 años, se espera que los mercados emergentes del mundo desplieguen más capacidad de generación renovable que sus homólogos desarrollados".
Hasta ahora, el sector público ha suministrado cerca del 70% de la inversión de electricidad en países no pertenecientes a la OCDE, pero "estos gobiernos podrían caer muy por debajo de suministrar los fondos necesarios para satisfacer la creciente demanda de energía", sostienen en la consultora.
Por ello, estos países están recurriendo a inversionistas tanto nacionales como internacionales, para financiar sus proyectos en electricidad y cerrar brechas con los mercados desarrollados. Esto supone un gran desafío, dado que estos inversionistas suelen ser cautelosos de los rendimientos volátiles y de las políticas o regulaciones que no son tan establecidas como las de los países desarrollados.