N. de la R: Nota-infome con vínculos para entender la historia
DANIEL BOSQUE*
Hasta hace poco tiempo, Río Turbio era sólo una vaga referencia en la prensa nacional. El escandaloso manejo de Yacimienos Carboníferos Fiscales (YCRT) en la década K en estos días es noticia en La Nación y esta semana estuvo en boca de la prensa y de la política. El acertijo es hasta donde llegarán las investigaciones alentadas por el gobierno y quienes serán los identificados como responsables
“Quiero ver gente del kirchnerismo presa”. Si es cierto eso que dicen que dijo Mauricio Macri a sus colaboradores, los actores de los ilícitos que se invertigan en YCRT, harían bien en preocuparse.
Mientras avanza la auditoría ordenada por decreto nacional, la cadena de corrupción está comenzando a salir a flote tras el frustrado entierro en cal viva que pretendió el FPV en la maratón express de las 96 leyes del 9 de diciembre. La creación de YCF (45% Nación, otro tanto provincia y 10% ATE), tras la invocada normalización del polo carbonífero hubiera significado un “pregúntenle a la gestión anterior” al igual que cuando se fue la privatización de Sergio Taselli.
YCRT está siendo sometida a una cirugía por sus escandalosos contratos mientras comienza el escaneo de un ente cuya figura jurídica hoy y desde hace tiempo forma parte del limbo argentino: no es empresa ni ente autárquico. Es un organismo intervenido por el gobierno nacional, que sigue insuflándole unos US$ 40 millones/mes para equilibrarlo.
Daniel Meilán confiesa a quien le pregunte la decisión de llegar el hueso en la investigación de lo que su equipo describe como el Yacyretá de la minería. Hay unos US$ 800 millones que fueron a parar a un pozo negro en el transcurso de las obras del complejo mina-usina.
Las maniobras comenzaron durante la gestión de Daniel Peralta, interventor en tiempos de la tragedia de los 14 mineros en 2004.Y siguieron hasta el diez de diciembre cuando el nombramiento de Omar Zeidán, el radical que perdió la intendencia de Río Turbio por un puñado de votos y responde al líder provincial Eduardo Costa, quien si gano pero perdió por la Ley de Lemas que impuso en la gobernación a Alicia Kirchner.
Zeidán y su equipo estuvieron activos en la prensa todo enero, a propósito de su plan de ajuste con el que dicen haber ahorrado $ 80 millones para 2016. Atanasio Pérez Osuna, que venía del riñón de ATE le dejó de regalo unos 900 nombrados desde agosto 2015, en su inmensa mayoría jóvenes sin experiencia minera.
En una jugada que sorprendió en el sector, Meilan convoco para la gerencia general de YCRT al ex country manager de Cerro Vanguardia, Jorge Palmés. La misión de este peso pesado del empresariado minero argentino, hasta ahora en el más absoluto low profile, seguirá dos ejes: concluir con un diagnóstico desde la Nación acerca de la factibiidad de Río Turbio e indagar acerca de qué pasó con los números y los dineros públicos en el organismo en los últimos diez años.
Acerca de lo primero, los más optimistas y defensores del proyecto carbonífero, en tiempos en que el mundo desalienta esta opción energética, dicen que la mina, con su nuevo diseño y las innovaciones en equipos, podría alcanzar en seis meses el piso de 100.000 ton/mes para abastecer la polémica usina estadounidense Foster Wheeler y montada por la española Isolux Corsan.
En la pesquisa del colador por donde se fueron varios ceros, aparecen invariablemente tres nombres que tendrán mucho que decir, junto a sus abogados, si prospera una causa judicial por el pasado reciente de YCRT. Son el ex inspector de obra nombrado por el MINPLAN, Nestor Prades; el ex gerente de Explotación, Fernando Lisse, y Miguel Larregina, ex coordinador general de YCRT. Los tres, en el tablero de ajedrez armado por la Secretaría de Mineria de la Nación, habrían tenido roles claves en el desvío de fondos.
Larregina manejaba todo el sistema de compras, Lisse era el factotum de los increíbles contratos con las filiales de la Universidad Tecnológica Nacional y Prades daba por bueno todo lo que se contrataba, además de manejar una red de empresas en las que participaba, resumió una fuente inobjetable a Mining Press/EnerNews.
Aguas arriba, el partícipe necesario number one era Jorge Mayoral, quien como autoridad de aplicación firmó todas las decisiones a través de resoluciones pequeñas, medianas y grandes sobre el progreso de las obras. Según el observador consultado, la cadena de responsabilidades judiciales se corta en el ex coordinador ministerial Roberto Baratta o en el jefe de todos, Julio de Vido.
El negocio, comenzando por Isolux Corsan, que tendrá que explicar muchas cosas aquí y en España era no terminar la obra y agregar las llamadas variantes, con las cuales el precio de las obras no dejó de dispararse. No es la primera vez que la contratista ibérica se ve salpicada por estos manejos ultramarinos, tras los cuales se refugia en reclamos diplomáticos sobre los que el gobierno argentino ya está advertido.
Isolux se prestó a todo, incluso a la inauguración engañosa de Cristina Kirchner, que puso en marcha la usina cuando no existían las condiciones para hacerlo, como parte de la campaña electoral, lo que derivó en recientes denuncias sindicales, explicaron otras fuentes a este diario.
Pero al abrir los cajones, salta pus para todos lados en un sistema de administración fraudulenta, dijo la misma fuente. YCRT no estuvo exenta del festival de nombramientos del kirchnerismo en retirada. Tampoco de los ñoquis patagónicos: como en el caso del estudiante hijo de un legislador santacruceño que vive en Recoleta y figuraba en nómina como operario de mina. La dotación sumó en noviembre 17 abogados.
La cuestión del personal va por otro costado de la auditoría encargada. Hoy YCRT tiene 3.000 empleados, de los cuales 1.200 son personal de mina, 170 para manejar la usina de 11MW (sobre una capacidad instalada de 22 MW) para mover la mina.
Río Turbio no produce desde julio del año pasado y el último registro de la empresa es la extracción de 2014, cuando produjo 190.000 ton. Nadie le quitará a Río Turbio su unción de Capital Nacional del Carbón, lograda a instancias de los legisladores kirchneristas. La asignatura pendiente es cómo abordar hoy la profundidad de esta historia, tan oscura como el mismo mineral.