Incorporar tronaduras, para disminuir los costos de producción, es uno los objetivos primordiales en los que trabaja el yacimiento carbonífero Mina Invierno -ligado a Copec y Ultramar-, el que atraviesa un complejo momento dado el bajo precio del carbón.
Después de haber tenido un proceso de solicitud de autorización ambiental fallido -ya que la autoridad solicitó más antecedentes para evaluar la Declaración de Impacto Ambiental-, ahora el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Magallanes hizo ver sus aprehensiones sobre la propuesta realizada por la operación de los Angelini y Von Appen.
En un documento con consultas -denominado ICSARA, con más de 50 preguntas-, el SEA le indicó a la empresa que “con los antecedentes disponibles en la presentación no es posible asegurar la no generación de riesgo para la salud de la población, debido a la cantidad y calidad de efluentes, emisiones o residuos” que implica la incorporación de tronaduras.
Por eso, entre otras solicitudes, pidió que Mina Invierno presente “los antecedentes que permitan determinar y justificar el área de influencia del proyecto, para los contaminantes de ruido y vibración, la que en cualquier caso debe definirse de acuerdo al escenario de mayor emisión, correspondiente a la suma energética de las operaciones del proyecto actual y aquellas que incorpora la modificación del mismo”.
Agregan que “con el fin de asegurar que no se generarán efectos sobre la salud de las personas, se requiere aclarar las medidas de control ingenieril que se implementarán, para que los niveles de ruido en faenas de tronadura no sobrepasen el ruido de fondo, dado que existen trabajadores que realizan su descanso en horario diurno, según los roles de las jornadas laborales”.
La obtención del permiso es considerado como clave en la compañía para disminuir los costos de extracción del carbón y, de esta manera, capear la caída de la materia prima, impulsada por la menor demanda de este combustible para la generación, mayor influencia del shale gas y sobre producción china.
Según la DIA, la faena perfeccionará “la estrategia de extracción mecánica mediante palas hidráulicas utilizada actualmente, lográndose una mayor eficiencia en las faenas mineras”. La compañía solicita un máximo de cuatro tronaduras semanales con un volumen aproximado no superior a 100.000 m3 de material a remover en cada una.
La fuerte caída en el precio del carbón, y tal como lo adelantara en diciembre Diario Financiero, obligó a Copec a hacer una pérdida financiera. Según comunicó a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), la situación de Mina Invierno tendrá un “efecto negativo” en sus resultados corporativos a diciembre de 2015 de US$ 145 millones, por efecto del peor desempeño del yacimiento de carbón.
La firma detalló que los resultados obtenidos del test de deterioro, validados con la auditora EY, arrojan una pérdida de US$ 290 millones para Laguna Blanca -que controla Mina Invierno- constituida por “deterioros en los montos correspondientes a propiedades, plantas y equipos, valor de realización de inventarios, intangibles y activos por impuestos diferidos”.
El fin del súper ciclo de las materias prima trajo consigo la puesta en venta de activos mineros. Si en Chile ya grandes empresas como Barrick, Anglo American y Glencore han enajenado activos (o están en procesos), ahora es el turno de firmas más pequeñas. Tal en el caso de la minera belga Nyrstar, que puso a disposición de inversionistas interesados, varias de sus faenas, entre ellas El Toqui, productora de zinc, plomo, oro y plata ubicada en la Región de Aysén.
De acuerdo a información de la compañía, El Toqui produjo 37.000 toneladas de concentrados de zinc en 2014, su principal producto. Al mismo año contaba con 406 empleados.
Esta faena está operativa desde 1963 y en agosto de 2011 Nyrstar accedió a la propiedad de la mina tras comprar el activo a Breakwater Resources.