Diego Hernández, el CEO de Antofagasta plc, fue uno de los cinco chilenos que, contando al titular de Hacienda, Rodrigo Valdés, participó en las actividades del Foro Económico Mundial de Davos.
Al ejecutivo, un asiduo asistente a esta importante cita, le llamó la atención que a diferencia de años anteriores, cuando el evento estuvo dominado por un tópico específico, como por ejemplo el crecimiento de China, en esta oportunidad los temas estuvieron más segmentados y con un énfasis en el corto plazo. En lo que respecta a los ánimos, esta vez notó una mirada más negativa que lo habitual, así como menos interés por la situación de las economías emergentes y de los países productores de materias primas en general.
Aunque por razones lógicas fue muy interesado por lo que se dijera de China, el mayor consumidor mundial de cobre, el ex ejecutivo de BHP Billiton dice que de eso hubo poco, que la sensación que le quedó es que los pesimistas sobre el crecimiento del gigante asiático son los menos y en general lo que hubo fueron reproches sobre la transparencia respecto de lo que en la práctica implica el denominado “new normal” o la nueva etapa de esa economía, donde el énfasis estará en el consumo interno, aunque “no existe tanta duda en cuanto a la capacidad de China para seguir creciendo a una tasa un poco menor, pero creciendo al fin y al cabo”.
Hernández se apoya en la tesis de que ese país no puede abandonar sus programas de urbanización, lo que asegura que seguirán consumiendo materias primas aunque sea a un ritmo más bajo.
“Tienen que construir infraestructura para que los 400 millones de personas que se estima migrarán a las ciudades puedan vivir en ellas y eso nos hace estar optimistas de que China seguirá creciendo, quizás con altos y bajos, y con eso los precios del cobre, tal vez no serán los que vimos, pero estarán mejor que en la actualidad”, explica.
Hernández considera que el rol del titular de Hacienda como único representante del gobierno chileno en este foro internacional fue bueno, ya que a su juicio y “en términos relativos, Chile aún tiene una buena historia que contar, es respetado, pero naturalmente que en ese concierto no se habló mucho de Chile”.
Entre tanta fragmentación, donde el grueso de las presentaciones y las conversaciones se pasearon por la amenaza terrorista, fenómenos migratorios, temas geopolíticos o el temor por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, el ex timonel de Codelco notó sólo una materia de largo plazo: la denominada “Cuarta Revolución Industrial”.
Se trata de la automatización de los procesos o la aplicación en la economía real de la robótica, lo que repercutirá en la pérdida de trabajos, especialmente en los segmentos medios, según alertó el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Para enfrentar este nuevo cambio, dice el principal ejecutivo del brazo minero del grupo Luksic, los países tienen que anticiparse, lo que en el caso de Chile está lejos de suceder.
“Necesitamos tener una visión país de más largo plazo, cuando se habla de esta posible cuarta revolución industrial. Hay que prepararse no solo desde el punto de vista de las inversiones, sino que también de la regulación y con ejemplos como la reforma laboral queda claro que aún estamos en la segunda revolución industrial, porque más que proteger los puestos de trabajo actuales y defender un sindicalismo a la antigua, debería apuntar a esa nueva manera de relacionarse, con una visión de futuro”.
Otro imperativo, añade, es volver a atraer la inversión extranjera, pero no solo con temas de estabilidad tributaria, porque “hay estudios que demuestran que los proyectos chilenos de cobre son competitivos comparados con el resto del mundo y que cuando la situación repunte los inversionistas tienen que optar por Chile, pero para eso se requiere avanzar para agilizar la obtención de permisos y dando certeza jurídica”.
La política conservadora y una siempre bienvenida cuota de suerte, explican a juicio de Diego Hernández que Antofagasta Minerals esté entre las pocas grandes mineras que está enfrentando sin grandes contratiempos la baja generalizada de los commodities.
"Esta empresa es conservadora, que no hizo compras a precios altos, no se endeudó y no hizo proyectos a costos tremendos. Eso nos ayudó porque tenemos poca deuda y nuestros balances son lo bastante sólidos como para pasar bien este ciclo de precios bajos, comparado con otras empresas que hicieron todos lo contrario", dice el ex timonel de Codelco.
La decisión de no diversificar las operaciones de la compañía a otros metales es lo que completa el cuadro: "Producir sólo cobre nos valió críticas, pero fue bueno porque éste sigue siendo el mejor commodity: fue el último que bajó y será el primero que va a subir", puntualiza.
La minera chilena Antofagasta dijo el miércoles que espera aumentar su producción de cobre este año gracias al aporte de sus nuevas minas, al tiempo que reportó una extracción en el 2015 por debajo de su previsión.
La minera que cotiza en Londres produjo 630.300 toneladas de cobre en el 2015, lo que representa una baja de un 10,6 por ciento frente al año previo y por debajo de su objetivo de 635.000 toneladas.
La compañía dijo que espera que una producción de entre 710.000 y 740.000 toneladas en el 2016.
"Vamos a aprovechar el crecimiento en Antucoya y Centinela Concentrados y vamos a tener un año completo de producción de nuestra participación en (la mina) Zaldívar", dijo el presidente ejecutivo de la firma, Diego Hernández, en un comunicado.
La mina de cobre Antucoya alcanzaría su capacidad plena de producción de 85.000 toneladas al año a mediados del 2016.
La compañía también compró a Barrick Gold una participación de un 50 por ciento en la mina de cobre Zaldívar en Chile el año pasado.
Al igual que sus rivales, Antofagasta se enfrenta a unos precios bajos de las materias primas debido a la desaceleración del crecimiento en China, el mayor consumidor mundial de metales industriales.
La minera también se vio afectada el año pasado por una baja ley de los minerales en sus yacimientos, un clima desfavorable y protestas ambientales.