Cledis Candelaresi
Cuando durante el tórrido viernes los camalotes obstruían la toma de agua de la Central Costanera, obstaculizando su funcionamiento, Argentina importaba desde Brasil y Uruguay un volumen récord de energía eléctrica para subsanar su déficit. El aporte de países limítrofes y los cortes programados son las herramientas de las que dispondrá el Gobierno para afrontar también esta semana la alta demanda.
Aunque el calor agobiante cedió, los pronósticos de especialistas están previendo para estos días un cuadro similar al que se registró la anterior, cuando la única forma de atender los requerimientos de electricidad para refrigerar lugares de trabajo y domicilio fueron las interrupciones del suministro y la importación.
Cuando Costanera dejó de operar porque las plantas acuáticas hicieron imposible seguir trabajando, la demanda había alcanzado 24.885 megawatts. A esa hora se importaban 1.421 Mw desde Brasil y 860 Mw desde Uruguay, conformando un récord histórico de 2.281 Mw. El aporte parece proporcionalmente bajo. Sin embargo, resulta clave para que la situación no fuera más crítica.
El calor extremo es un estado coyuntural y es atendible que en el país no se genere energía suficiente para atender esos requerimientos excepcionales. Pero esos momentos exponen también un problema estructural, tanto en la generación como particularmente en la distribución que, por falta de inversiones, no puede soportar tanta exigencia.
De ahí que se prevea continuar con las interrupciones y con el aporte de países limítrofes, donde la electricidad resulta mucho más onerosa, tanto para las industrias como para los usuarios particulares.
Aunque habrá registros menores de temperaturas, la administradora del mercado eléctrico mayorista -Cammesa- está previendo para esta semana un despacho termoeléctrico de 13.200 Mw medios, que es similar a los 13.277 de la crítica semana pasada. De ahí que el alivio sobre un sistema que trabaja al tope sea limitado y no permita desechar aquellos recursos para afrontar las carencias.
También el gas utilizado para generar electricidad resultó insuficiente: la semana pasada faltaron entre 8 y 9 millones de metros cúbico/día. Más de un tercio del carburante que se despacha a plaza abastece a las usinas térmicas que, si no cuentan con esta combustión, tienen que apelar a otros combustibles bastante más caros.
De hecho en la tercera y calurosa semana del primer mes del año se utilizó un 60% más de fuel oil que en el 2015 para producir electricidad. Según Cammesa, el consumo de gas para fines de la semana pasada fue de 54,6 millones de metros cúbicos/día, lo que significa un 18,5% más que en la misma semana del año pasado.
Y el Estado también subvenciona parte del costo de generar electricidad. Con lo cual, consumir más energía implica un esfuerzo fiscal mayor por varias razones.
Ajuste inminente
Este cuadro es antesala del inminente anuncio sobre nuevos cuadros tarifarios, que harán indefectiblemente más cara la electricidad (y el gas por redes), en particular para los usuarios de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, hoy privilegiados con subsidios que le permiten pagar menos de un tercio de lo que efectivamente cuesta producir la energía que consumen.
La situación es menos ventajosa en el interior del país, así como en los países limítrofes que ofician de auxiliares en este momento.
Según detalla el último informe de Precios de la Energía de Montamat&Asociados -cuyo estudio aportó los nombres de Sebastián Scheimberg y Mauricio Roitman al Ministerio de Energía y Minería-, el precio de la electricidad en la República Argentina hoy equivale a sólo el 24% en relación con un valor promedio que se utiliza como referencia en ámbitos internacionales.
Resulta más difícil oponerse en este momento a los ajustes tarifarios en ciernes con un argumento económico. Pero Consumidores Libres ya salió al ruedo recordando el poder de fuego que tienen las asociaciones de consumidores en el tema, el mismo que bloqueó el ajuste que el otrora ministro de Economía de Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, intentó imponer sin éxito. Héctor Polino, titular de Consumidores Libres, advirtió que el poder regulador no puede disponer ajustes sin que éstos sean analizados por una audiencia pública.
Sánchez dijo a los medios que este miércoles se reunirá en la ciudad de Santa Cruz con el ministro argentino de Energía y Minería, Juan José Aranguren, para tratar la construcción de la línea de transmisión que permitirá a Bolivia exportar electricidad al mercado argentino.
Dentro de ese proyecto, por el que se extenderá una línea de transmisión entre el pueblo de Yaguacua, en la región sureña de Tarija, y la localidad argentina de Tartagal, se prevé que Bolivia venda a su vecino 440 megavatios de energía eléctrica.
En el área de hidrocarburos, el ministro boliviano indicó que se espera "definir los volúmenes de la venta de gas licuado de petróleo (GLP) y de gas natural licuado (GNL)" a Argentina.
Ambos países también dialogarán sobre el interés que tiene la estatal argentina YPF en desarrollar proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos en Bolivia, en concreto en tres áreas en el sur y el este del país andino.
Este jueves también arribará al país el viceministro brasileño de Minas y Energía, Luis Eduardo Barata, junto a altos ejecutivos de las estatales Electrobras y Petrobras para dialogar sobre la construcción de hidroeléctricas y la ampliación del contrato de venta de gas boliviano a Brasil, añadió Sánchez.
Bolivia vende a Argentina poco más de 16 millones de metros cúbicos diarios de gas y alrededor de 32 millones a Brasil.
El precio del gas boliviano para ambos mercados es de alrededor de 5 dólares por millón de Unidades Térmicas Británicas (BTU).