Fabián Ruocco (*)
Desde la antigüedad, la resurrección se consideró el símbolo más indiscutible de la manifestación divina, ya que se suponía que el secreto de la vida no puede pertenecer más que a la divinidad. El propio «sol inmortal», que cada noche descendía al «reino de los muertos», podía llevar consigo a los hombres y, al ponerse, matarlos. Pero también podía guiar a las almas a través de las regiones infernales, «resucitando» a la luz al día siguiente, con la mañana.
Asimismo, la palabra griega que en la Biblia se traduce “resurrección” esanástasis, se define como la “acción de ponerse de pie - levantarse de nuevo”, "alzarse", "resurgir y/o renacer". La resurrección constituye un símbolo de la trascendencia.
Aquí lo trascendente es el gesto de la convocatoria realizada para la próxima semana en Buenos Aires. Ya se ha preparado el Salón del tercer piso de Julio A. Roca 651. Se desempolvaron los clásicos cuadros con los escudos provinciales. En fin, la escenografía es coherente con una actitud congregatoria Federal que requiere gestionar multiplicidad de fuerzas e intereses cruzados.
Sin duda será un espacio para la catarsis, como una suerte de purificación de las pasiones del ánimo mediante las emociones que provoca la contemplación de una situación trágica del sector en el mundo y especialmente en América del Sur.
La Nación intentará a ser nuevamente articuladora de esfuerzo entre las provincias, las dueñas de los recursos, los inversores y los gremios, a través del legendario Consejo Federal de Minería - COFEMIN - que supo funcionar en tiempos pasados. Sin embargo, todo sucede en un contexto y en minería también sucede lo mismo tanto a nivel internacional como nacional.
En el primero, el reciente encuentro en DAVOS nos demostró, una vez más, que los inversionistas internacionales no están dispuestos a trabajar a la sombra de la incertidumbre a la hora de facilitar el financiamiento para grandes proyectos en infraestructura, energía, minería, agroindustria y telecomunicaciones, entre otras necesidades de Argentina, porque se encuentran condicionados a lanotable baja de los precios de los commodities, resultado de un escenario económico internacional desfavorable.
En el segundo, en la última década los contextos mineros también han cambiado, en esa enorme mesa vidriada, habrá siete provincias con leyes antimineras que generan un gran desconcierto sobre el verdadero rumbo que la Nación podrá dar esta actividad productiva. Sufrir un revés importante en este experimento dañará la reputación de los convocantes y perforará, nuevamente, la moral del sector que realiza esfuerzos titánicos para subsistir.
En cada una de esas Provincias antimineras sus Legisladores y algunos jueces, se posicionan, en actitudes de escaso compromiso con la actividad, en resguardo de toda situación o hecho que les pueda ocasionar perjuicios partidarios u otros intereses difusos.
Por otra parte, el peronismo realizó dos encuentros para acordar una posición común frente al macrismo y avanzar en la reorganización del PJ tras la derrota electoral. Los gobernadores justicialistas acordaron una postura en San Juan y los intendentes bonaerenses debatieron en Santa Teresita.
Los once gobernadores firmaron un documento al que titularon “por un verdadero federalismo” en el que cuestionaron la decisión del Ing. Mauricio Macri de elevar el porcentaje coparticipable a la ciudad de Buenos Airesy pidieron la restitución de un Decreto del gobierno anterior que los equiparaba con las tres provincias que acudieron a la Corte Suprema.
Además de la firma del documento conjunto, un almuerzo y fotos compartidas, varios de los gobernadores se refirieron a la situación del PJ nacional en el que la mayoría descartó de plano la inclusión de Sergio Masa porque, como dijo el salteño Juan Manuel Urtubey, “el milita en otro espacio”.
En el texto que firmaron en el bconocida por su desarrollo minero-, los mandatarios advirtieron que “el verdadero desarrollo viene de la mano de una mayor justicia distributiva” y reclamaron “la asignación de recursos fiscales con criterios eficaces en función de estos objetivos superiores”.
Habrá que llevar al COFEMIN a su próximo nivel hacia un futuro no realizado para no caer en la trampa deremendar su vieja estructura. Las recetas mineras del siglo pasado ya no aplican en este convulsionado siglo XXI. Por ello, otro de los principales desafíos para la nueva gestión lo constituye sin duda, las tareas de organización productiva donde se promueva y estimule a los diferentes sectores sociales para un manejo integral de la naturaleza que significa un esfuerzo conjunto que debiera requerir la ayuda de un nuevo COFEMIN, las organizaciones no gubernamentales, las universidades y los centros de estudios, las asociaciones profesionales, las cámaras empresariales y todos los sectores gremiales.
Todo se ve clarísimo en retrospectiva. El pasado debe ser nuestro maestro, pero no nuestro dueño. Sino la presunta resurección del Consejo Federal Minero quedará en el curso de la historia como parte de un mito, similar al relato tradicional del "fabuloso potencial geológico-minero argentino", que necesita de acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o circunstancias extraordinarias para producir cambios que nunca llegan ocurrir.
(*) Director General del CEDyAT.
