Daniel Sticco
El precio del petróleo se caracteriza por su singular volatilidad en el mundo, porque influyen factores económicos, movimientos naturales de oferta y demanda de un recurso que abunda para pocos y escasea para muchos, según el ciclo de los negocios, pero también conspiran causas geopolíticas, generalmente con epicentro en Medio Oriente.
Pero en la Argentina, no siempre esos movimientos son trasladados a las empresas extractivas y a los consumidores, sean industrias o personas que lo usan principalmente para mover sus autos, según sea la política energética o antiinflacionaria.
Actualmente, frente a una cotización internacional que ha perforado el piso de los USD 30 el barril, el menor en 12 años, después de haber tocado máximos de hasta casi USD 150 a mediados de 2008, en la Argentina el Gobierno mantiene un precio para las empresas petroleras, que pagan los usuarios, equivalente a USD 60 el barril: USD 67 para el crudo liviano que se extrae en los pozos de Neuquén y USD 55 para el pesado, de menor calidad.
Al respecto, en declaraciones radiales, el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, un experto en el tema petrolero, luego de 37 años de haber trabajado en la industria, de los cuales los últimos 12 fue CEO de Shell en la Argentina, identificó tres causas por la que los consumidores hoy pagan por todos los usos del crudo (directo e indirecto) poco más del doble que el precio internacional:
1. "Tenemos que recordar de dónde venimos. De los últimos 12 años, en 10, ocurrió al revésdonde el precio internacional estaba por arriba de USD 100 el barril y en la Argentina estaba entre 40 y 60, ha habido una transferencia de ingresos, y eso evitó invertir y que hoy podamos estar dependiendo menos de la importación";
2.Actualizar el precio al nivel internacional actual provocaría que "quedara mucha gente fuera
de su puesto de trabajo en las nueve provincias que producen petróleo y gas, y esas jurisdicciones tendrían serios problemas financieros, porque dependen muchas de ellas del ingreso por regalías"; y
3."No tenemos facilidades logísticas en la Argentina para poder importar el equivalente a la producción local porque no tenemos puertos, canales de acceso adecuadamente de dragado, no
tenemos facilidad de almacenaje".
Y también se podría agregar un cuarto factor, el nivel del tipo de cambio de pesos por dólar, porque su relación casi siempre ha estado vinculada a decisiones de política económica y ha estado por debajo de los valores de equilibrio que requiere la industria, que salvo casos contados tiene menos productividad y competitividad que la producción agrícola-ganadera pampeana.
Así, si se diera por válido que a fines de 2001 el tipo de cambio estaba atrasado en un 40%, por eso cuando se salió de la convertibilidad fija de un peso por un dólar de los 90 se partió de una relación de $1,40, hoy, ajustado por la inflación arrojaría una paridad cercana a $20, la cual podría compensar a las petroleras con el equivalente a un barril de unos USD 40, mucho más cercano al nivel internacional.
Naturalmente, en ese escenario, el salario medio de la economía caería aún más en dólares, y podría ser motivo de fuertes tensiones en el mercado de trabajo.
Doble impacto en la balanza energética
Juan José Aranguren destacó en declaraciones a Radio Mitre que la fuerte baja del precios internacional del petróleo genera un doble impacto sobre la economía doméstica, uno sobre las perspectivas del sector, y otro sobre las finanzas públicas.
En el primer caso el ministro explicó que "afecta en función de que las inversiones que nuestro país necesita para recuperar su autoabastecimiento y para no depender de la importación van a estar demorándose".
Mientras que en el segundo subrayó que "afecta positivamente en que esa factura de importación disminuye su valor en función de una disponibilidad más barata de los energéticos en el mundo".
Los argentinos que en estos días salen a la ruta se sorprenden con diferencias mayores a las habituales en los precios de la nafta, a medida que recorren el país. Este verano, en un mismo viaje, un automovilistapuede pagar en una estación de servicio hasta 55% más que en otra por el mismo combustible. Una disparidad que, para el bolsillo, puede representar $ 325 por tanque. Y que ya empieza a influir en la planificación de los viajes.
Un relevamiento nacional de Clarín comprobó el fenómeno. Tras la suba de un 6% que tuvieron las naftas hace dos semanas, llenar un tanque de 50 litros con súper en Capital pasó a costar al menos $ 690. Pero en otros puntos del país la misma carga se cobra entre $ 545 y $ 843. Otra comparación: si un tanque de premium sale desde $ 777 en la Ciudad, en el interior se lo paga de $ 605 a $ 930, según la provincia.
Los viajeros más favorecidos son los que van a la Patagonia porque en diciembre un cambio impositivo trajo rebajas del 22% a cinco provincias. Antes ese beneficio sólo estaba al sur del paralelo 42, pasando El Bolsón. Pero ahora también se aplica en La Pampa, Neuquén y Río Negro, en el sur de Mendoza (Malargüe) y en el partido bonaerense de Carmen de Patagones.
Así, rumbo a los Andes patagónicos, hoy es posible cargar súper a $ 11,74 por litro en Santa Rosa, a $ 10,89 en Neuquén y a $ 11,09 en Bariloche y Villa La Angostura (menos de $ 600 por tanque), mientras que la premium se consigue allí por debajo de $ 13. Son valores mucho menores a los porteños, donde YPF expende la súper a $ 13,80 y la premium a $ 15,56.
Yendo al Noreste se ve lo opuesto. En ciudades como Corrientes, Resistencia y Posadas, el litro de súper cotiza a $ 16 en los surtidores de YPF y llega a $ 16,85 en los de Shell, mientras que el litro de premium alcanza los $ 18,59. Eso hace que un tanque se llene por $ 800 como barato, y hasta por $ 930.
En el resto del país los valores son más moderados, pero superan por lejos a los de Capital. Hacia el noroeste, la súper de YPF ya no baja de $ 15,28 el litro en Salta, Jujuy, La Rioja y Catamarca, mientras que la premium llega a $ 17,85 en Shell. Similar a lo que ocurre en las ciudades de Santiago del Estero, Rosario y Córdoba, donde la súper arranca en $ 15,30 y la premium alcanza los $ 17,60. Un escalón por debajo, los precios arrancan en $ 14,27 en Mendoza y en $ 13,90 en San Miguel de Tucumán.
Las brechas más grandes se dan entre provincias, pero también hay diferencias amplias en cada ciudad. Lo ven los porteños al llenar un tanque con premium, que les puede salir $ 777 en YPF o $ 822 en Shell (6% más). Los valores, en tanto, se disparan al cruzar la General Paz y todavía más avanzando en territorio bonaerense. La petrolera estatal cobra $ 15,46 el litro de súper en Mar del Plata y $ 15,49 en Pinamar, 12% más que en Capital.
“Salvo en la Patagonia, donde pesa lo impositivo, los precios varían por razones de mercado. En Buenos Aires sale menos porque las refinerías están ahí y hay mucha competencia. Más lejos los precios crecen porque llevar el combustible cuesta más y hay menos oferta. Además, cada petrolera tiene su política: algunas fijan valores por zona y otras permiten que cada estacionero lo defina”, explicó Cristian Folgar, economista especializado en Energía y ex subsecretario de Combustibles.
“Cargar en el noreste siempre fue más caro, pero no tanto. Sucede que, por varios años, durante el kirchnerismo, se permitieron subas siempre mayores en el interior que en Buenos Aires, que es donde medían la inflación. Fue una decisión política cuyos efecto siguen”, comentó Oscar Díaz, secretario de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos.
Lo que notan es que las brechas imponen hábitos. Muchos viajeros, antes de salir, ahora planean los puntos de carga y eligen las rutas que les dejan cargar más en provincias “baratas”. “Otros incluso compran de más. Se la llevan en bidones para usar en los territorios más caros”, graficó Díaz.
Informe: corresponsales interior.
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El pago con tarjeta permite ahorrar hasta un 20%
Para los automovilistas que necesitan bajar gastos, buscar las estaciones de servicio con los mejores precios de su zona es sólo una parte del trabajo. La otra es detectar cuáles también aceptan tarjetas bancarias y en qué días tienen promociones con esos plásticos. Y es que el pago por medios electrónicos permite reducir lo que se abona hasta en un 20%.
Los domingos, por ejemplo, los clientes del Banco Ciudad pueden ahorrar un 10% pagando con tarjeta de débito en cualquier estación. Ese día el Francés también ofrece descuentos del 10 al 15% en locales con bandera Esso o Axion.
Otro banco con beneficios es el ICBC. En este caso, son del 10 al 20%, rigen los viernes y son para sus clientes Premium y Exclusive. El Patagonia, por su parte, brinda entre 10 a 20% de ahorro los jueves a los que paguen con sus tarjetas de crédito. Y el Nación tiene 10% los martes en YPF para socios del programa Serviclub.
De todos modos, pagar con tarjeta de débito conviene siempre, incluso cuando no haya promociones. Es porque permite recuperar de inmediato un 5% del precio sin IVA. Las compras de combustibles se habían quedado fuera de esta devolución, pero el Gobierno dispuso restaurarla desde este mes hasta el 30 de abril.