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ECONOMÍA
WSJ: FMI recorta previsiones. Brics a la sombra. Crédito barato ya no alcanza
20/01/2016

El FMI vuelve a recortar sus previsiones de crecimiento mundial

WSJ

-El Fondo Monetario Internacional recortó de nuevo el martes su previsión para la economía mundial y alertó de que las turbulencias en China y un contagio financiero al resto de mercados emergentes amenazan con frenar el crecimiento mundial.

La institución rebajó sus previsiones de crecimiento mundial para este año en 0,2 puntos porcentuales hasta una tasa del 3,4%, y explicó que tomó esta decisión ante la desaceleración en muchos de los principales países en vías de desarrollo y el crecimiento más lento del previsto en Estados Unidos. En 2015, la economía mundial creció un 3,1%.

“Será un año de muchos desafíos”, dijo el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld.

Los mercados mundiales descendieron con el nuevo año, en gran parte por los temores a un estancamiento de la economía china. La floja demanda y el desplome de los precios de las materias primas han empeorado las perspectivas de crecimiento en todos los mercados emergentes. Los inversionistas han retirado su capital en grandes cantidades, lo que ha devaluado las divisas y elevado los costos de financiación. A todo esto se suman los elevados niveles de endeudamiento y las tensiones políticas, que no hacen sino deteriorar todavía más las previsiones de muchos países.

Los exportadores han sido los más afectados.

El FMI rebajó sus previsiones para Brasil, y ahora espera una contracción del 3,5% para este año, 2,5 puntos porcentuales menos que en la previsión anterior. La economía rusa, por su parte, se contraerá un 1% este año, 0,4 puntos porcentuales más que en la previsión anterior.

Para la economía estadounidense, afectada por la fortaleza del dólar, el FMI prevé un crecimiento del 2,6% este año, ligeramente por encima del crecimiento del 2,5% registrado el año pasado, pero 0,2 puntos porcentuales por debajo de la previsión anterior.

La eurozona y Japón crecerán un 1,7% y un 1%, respectivamente, mientras que China crecerá un 6,3% este año y un 6% el próximo, por debajo del 6,9% registrado en 2015.

Los Brics pasan del brillo a las sombras

WSJX

Hace cinco años, las mayores economías en desarrollo del mundo y su acelerado crecimiento generaban temores en los países desarrollados sobre la llegada de un nuevo orden mundial.

Sin embargo, en lugar de conducir a la economía mundial por un cauce más calmado, los llamados Brics —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— podrían hundirla.

La debilidad del consumo global, el derrumbe de los precios de las materias primas y un conjunto de problemas económicos y políticos han hecho que dos miembros, Rusia y Brasil, caigan en recesión. Esto a su vez ha desatado la mayor fuga de capitales en los mercados emergentes en más de dos décadas. Los inversionistas han retirado cerca de US$500.000 millones de esos países en los últimos 12 meses.

El futuro económico es incierto y los esfuerzos por conformar un bloque que desafíe el poderío del Grupo de los 7 mayores países industrializados son vistos con una sana dosis de escepticismo.

“Las expectativas de un nuevo orden económico de los Brics fueron un poco exageradas”, reconoce Hung Tran, director gerente ejecutivo del Instituto de Finanzas Internacionales, una entidad que agrupa a las empresas financieras. Mientras las economías maduras se vuelven más dinámicas y los mercados emergentes se desaceleran, “el impulso que justificaba un mayor peso y un rol más protagónico en la coordinación económica llegó a su máximo”, agrega.

Hace algunos años, pocos podían esperar una caída tan abrupta. China se expandía a una tasa promedio superior a 10% al año, e incluso llegó a crecer 14% en 2007. India promedió un crecimiento de 8%, Rusia de 5% y Brasil y Sudáfrica de cerca de 4%. En comparación, los países del G-7 se expandieron a una tasa promedio de 1,4% en el mismo período.

Con la perspectiva del tiempo, queda claro que observadores e inversionistas debieron haber sido más escépticos. Las economías dependientes de las exportaciones y las materias primas han sido propensas a los ciclos de auge y caída, presas de los vaivenes de la demanda global de sus productos. El aporte colectivo de los Brics al crecimiento global ha caído desde un nivel máximo de 50% en 2013 a 36% en la actualidad.

Desde 2011, los tres grandes factores que propulsaron el crecimiento estelar de los Brics se han revertido. Los precios de las materias primas, que subieron casi 80% entre 1999 y 2001, han caído a niveles que no se veían en más de una década. El crecimiento del comercio mundial ha descendido desde cerca de 7% al año en los seis años previos a la crisis a alrededor de 2% ahora. La economía China, el principal motor de crecimiento del grupo, registró en 2015 su menor tasa de crecimiento en 25 años, de 6,9%. La segunda economía del mundo corre el riesgo de estancarse conforme las autoridades tratan de pasar de un modelo dependiente de las exportaciones y el crédito a uno más sostenible basado en el consumo interno.

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No son los únicos vientos en contra de los Brics, que también afrontan problemas de endeudamiento, turbulencias políticas y grandes desafíos demográficos. “Las condiciones financieras globales se han vuelto más restrictivas y los mercados en desarrollo son particularmente sensibles a los efectos”, dice Maurice Obstfeld, economista jefe del Fondo Monetario Internacional.

La mayoría de los países aprovecharon los años de crédito barato para endeudarse más de lo que sus actuales proyecciones de crecimiento ameritan. La deuda total de los mercados emergentes alcanzó un máximo de 200% del Producto Interno Bruto para ubicarse en US$58 billones. El mayor aumento correspondió al sector empresarial.

Esto ha generado una serie de complicaciones financieras. El fortalecimiento del dólar dificulta el pago de billones de dólares de deuda denominada en esa moneda. Las fábricas dejan de operar, los bienes raíces quedan vacantes y otros activos tienen un mal desempeño, y a las empresas no les queda más remedio que la cesación de pagos.

Los altos niveles de deuda probablemente frenarán el crédito que se necesita para estimular el crecimiento y elevarán los costos de financiamiento. El alza de las tasas de interés en Estados Unidos se suma a la presión alcista sobre el costo del dinero.

La política también está generando obstáculos al crecimiento. Rusia, duramente golpeada por el desplome de los precios del petróleo, también ha sufrido las sanciones impuestas por los países de Occidente por su intervención en Ucrania. El gobierno brasileño es víctima de un creciente escándalo de corrupción que pone en peligro sus reformas económicas. Y muchos economistas plantean dudas sobre la capacidad del Partido Comunista de China para superar los problemas de corrupción y turbulencias financieras.

Los Brics también tienen por delante un desafío demográfico: el crecimiento de la fuerza laboral se está agotando o, en el caso de China, disminuyendo. Eso socava la capacidad de expansión de estas economías.

Para superar esta serie de desafíos, el FMI y el Banco Mundial advierten que los gobiernos deben emprender reformas urgentes para mejorar la productividad y competitividad de sus economías. Las recetas varían de un país a otro, pero incluyen una mayor inversión del sector privado, reformas laborales, un fortalecimiento del sistema judicial y protecciones más robustas a los derechos de propiedad. Brasil y Sudáfrica, por ejemplo, deben abordar cuellos de botella en su infraestructura. Rusia y China necesitan estimular una mayor competencia en sus mercados y privatizar las compañías estatales ineficientes.

De todos modos, pocos economistas son optimistas y en su mayoría reconocen que las perspectivas de los Brics al menos les preocupa. El Banco Mundial prevé que el crecimiento potencial de estos países caiga de 6% hace unos años a menos de 4%.

Otro indicio clave de la incapacidad de los países emergentes para transformar sus economías se encuentra en la clasificación que elabora el Banco Mundial sobre el clima de negocios que impera en los diferentes países. Los Brics, con la salvedad de Sudáfrica, no han registrado grandes variaciones en la lista. India, por ejemplo, se ubicó en el puesto 130 entre 189 países este año, un avance de cuatro lugares frente a 2007.

Al mismo tiempo, India también muestra potencial para las reformas estructurales. El primer ministro, Narendra Modi, cumplió algunas de sus promesas de cultivar una mejor relación con los empresarios y apuntalar las finanzas del gobierno. Los mercados se estabilizaron y el país registra el mayor crecimiento entre los Brics. La pregunta ahora es si el gobierno llevará a cabo otra serie de medidas que prometió.

Los esfuerzos para realizar las reformas estructurales se han vuelto particularmente importantes debido a que se prevé que los precios de los commodities sigan débiles por un largo período y hay pocas señales de un aumento importante de la demanda de las economías desarrolladas en un futuro cercano.

Estas son las razones por las que el Banco Mundial y otros organismos advierten que la era de crecimiento bajo que aqueja a los Brics y otros mercados emergentes podría estar recién comenzando.

Las preocupaciones ya no giran en torno a un nuevo orden mundial, sino a un nuevo desorden mundial. “La mayor preocupación ahora es que a medida que su crecimiento pierde fuerza, e incluso se contrae, parecen bastante defensivos y hasta paranoicos”, dice Matthew Goodman, ex director de economía del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que ahora se desempeña en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Goodman subraya las crecientes tensiones sobre seguridad cibernética y la posibilidad de que se produzcan conflictos regionales en los mares del sur de China y en las fronteras de Rusia. “¿Van ahora a adoptar una postura defensiva y generar problemas para un sistema de normas que ha funcionado bastante bien para el mundo hasta el momento?”.

El crédito barato ya no alcanza para estimular la economía mundial

wsj

En los meses previos a una reunión de planificación económica para 2016 que se llevaría a cabo a fines del año pasado, los principales asesores del presidente chino, Xi Jinping,revisaron una serie de estudios sobre las reformas de libre mercado que en su momento defendieron el presidente estadounidense Ronald Reagan y la primera ministra británica Margaret Thatcher.

La dependencia tradicional del gobierno chino del crédito barato para estimular la demanda había llegado a su límite. Los asesores buscaban nuevas formas de reactivar la economía, como recortes de impuestos y de tarifas que pagan las empresas para alentar la inversión y el consumo. “El viejo modelo de la economía keynesiana ya no funciona en China”, dijo un alto funcionario cercano a los líderes chinos.

En su reunión de octubre, la Reserva Federal de Estados Unidos también estaba planificando sus próximos pasos. Ante la mejora del mercado laboral, el banco central se preparaba para subir las tasas de interés de corto plazo, pero algo seguía preocupando a sus funcionarios. Algún shock podía causar una nueva recesión y obligar a la Fed a bajar otra vez las tasas a cero. Tendrían poco margen para proveer estímulo adicional mediante el abaratamiento del costo del dinero. Las minutas del encuentro constataron que “algunos participantes resaltaron que sería prudente contar con herramientas adicionales de política que pudieran usarse en tales de situaciones”.

En diferentes centros globales de poder, un tema empezó a dominar las conversaciones de fines del año pasado. El crecimiento a base de crédito barato orquestado por los bancos centrales de las principales economías del mundo se agotó. Si las autoridades quieren respaldar una expansión global en 2016 y más allá, no tendrán más remedio que proponer nuevas soluciones, incluyendo un enfoque en reformas de largo plazo.

El derrumbe de los mercados mundiales con el que comenzó el año sugiere que escasea la confianza de los inversionistas en la capacidad de los formuladores de política para abordar estos desafíos.

La tasa de interés de corto plazo promedio en las economías desarrolladas es de 0,36%, según el banco estadounidense J.P. Morgan Chase, y en el caso de varias economías europeas es negativa. Las carteras de bonos y otros activos de los bancos centrales en EE.UU., Europa y Japón están infladas. Problemas de plazos más largos aquejan a las economías industrializadas que no pueden ser resueltos por el crédito barato, como el envejecimiento de la población y un menor crecimiento de la productividad, a lo que hay que sumar una combinación de desequilibrios fiscales y discrepancias políticas que afectan la inversión a largo plazo y la reforma tributaria.

“Cuesta pasar por alto la necesidad de contar con una infraestructura más moderna en muchas partes de la economía estadounidense”, señaló Stanley Fischer, vicepresidente de la Fed, en un reciente discurso sobre los límites de la política monetaria. “Y no debemos olvidar que esa inversión efectiva adicional en educación también fortalece el capital de la nación”.

Aunque las políticas de la Fed han contribuido a una recuperación modesta de la economía estadounidense, la política fiscal no ha hecho su parte. El banco central quería que el presidente Barack Obama y el Congreso dominado por el opositor Partido Republicano alcanzaran un acuerdo para reducir el déficit fiscal a largo plazo y tener una política fiscal más expansiva en el corto plazo. En lugar de ello, Obama y sus adversarios republicanos produjeron lo opuesto: una contracción del gasto fiscal en las primeras etapas del actual ciclo de expansión e incertidumbre a largo plazo.

Esto constituye un problema si EE.UU. vuelve a caer en una recesión. Puesto que los déficits se expandirán a medida que la generación de la posguerra se jubila, y se acoge al sistema estatal de salud Medicare, el gobierno dispondrá de menos margen para recortar impuestos o gastos durante la próxima crisis económica.

“Los bancos centrales tendrán menos municiones para combatir recesiones en el futuro”, señala Douglas Elmendorf, decano de la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard. “Necesitaremos usar la política fiscal de manera más enérgica para combatir recesiones en el futuro”.

La Fed evalúa sus opciones, como el uso de tasas de interés negativas y la expansión o manipulación de su portafolio de valores, que ya asciende a US$4,5 billones, para manejar no solamente las tasas de corto plazo, sino también las de largo plazo. Fischer mencionó ambas alternativas en su discurso.

Los límites de las políticas de estímulo monetario se volvieron más evidentes a fines del año pasado, después de que el Banco Central Europeo expandió su programa de compra de bonos con el fin de reducir las tasas de corto plazo y debilitar el euro. Las acciones europeas cayeron y la moneda se fortaleció cuando quedó claro que el BCE hizo menos de lo que prometió.

Pese a que la entidad emprendió un gigantesco plan de estímulo en 2014 y 2015 para apuntalar la zona euro, siempre enfatizó los límites de lo que podían lograr estas medidas si no iban acompañadas de reformas económicas. El desempleo del bloque supera 10% y en Grecia y España la cifra excede 20%.

Mario Draghi, presidente del BCE, finaliza cada una de sus conferencias de prensa ensalzando las virtudes de las reformas y advirtiendo acerca de los peligros de los altos impuestos y la burocracia. “He mencionado varias veces el ejemplo de alguien, un joven emprendedor, que tiene que esperar nueve meses, 12 meses, para obtener las autorizaciones y los permisos para abrir un negocio y luego, para cuando consigue las autorizaciones, se ve abrumado por distintos tipos de impuestos. Uno no esperaría que solicite un crédito”, señaló Draghi en octubre de 2014. “También necesitamos reformas estructurales”.

En China, las recientes turbulencias en los mercados fueron provocadas por la incertidumbre en torno a las prioridades del gobierno y su capacidad para administrar la economía.

El banco central tiene más margen para reducir las tasas de interés que sus pares en las economías desarrolladas, pero la entidad reconoce los peligros que implica insistir demasiado en esa estrategia. La respuesta del gobierno a la crisis financiera de 2007-2009 generó un auge de gasto e inversión que desembocó en excesos en la capacidad industrial y en el mercado de bienes raíces. Ahora, trata de ajustar la oferta, en lugar de la demanda.

“El problema no es una falta de demanda”, dijo un funcionario. “Lo que necesitamos es una reforma por el lado de la oferta para suplir la demanda insatisfecha de productos de mayor calidad como alimentos más seguros y mejor cuidado de salud”.

La estrategia de Xi para 2016 contempla el cierre de empresas que sufren de un exceso de capacidad, como las siderúrgicas, la reducción del inventario de viviendas no vendidas, la rebaja contable de deuda incobrable y la implementación de reformas estructurales.

Muchos observadores consideran que la reducción del exceso de capacidad ha sido desde hace tiempo uno de los objetivos del actual gobierno, pero se ha topado con una férrea resistencia de parte de funcionarios municipales y provinciales a quienes les preocupa el alza del desempleo y la desaceleración del crecimiento. Hay señales preliminares de que el gobierno ahora habla en serio. Un astillero de la provincia de Zhejiang se acaba de declarar en bancarrota, la primera empresa del sector respaldada por el Estado que hace eso desde que los pedidos para construir barcos dejaron de llegar el año pasado.

Es probable que el banco central siga con los recortes de tasas de interés, en parte para ayudar a disminuir los costos de las empresas, pero el enfoque de China en estimular la demanda mediante reducciones de tasas y gastos fiscales se ha debilitado.

Desde noviembre de 2014, el Banco Popular de China ha bajado las tasas en seis ocasiones, pero las empresas pequeñas y medianas han tenido problemas para acceder al crédito, mientras que las compañías estatales ineficientes, que ya tenían un alto nivel de deuda, se han seguido endeudando. El pasivo acumulado por las empresas equivale a 160% del Producto Interno Bruto, según los cálculos de la calificadora de riesgo Standard & Poor’s. En 2008, en cambio, era de 98%.


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