En la semana que pasó, el Gobierno comenzó a delinear su estrategia para conseguir financiamiento y lograr así el compromiso de reducir paulatinamente el déficit fiscal. La presentación del programa fiscal y de metas de inflación por parte del ministro Alfonso Prat-Gay, el viaje del secretario de Finanzas Luis Caputo a Estados Unidos para abrir la negociación con los fondos buitre y el anuncio de que la semana próxima colocarán deuda por US$1.000 millones, indican que la administración de Mauricio Macri empieza a vincularse con los mercados financieros. En esta estrategia también hay que incluir lo que ocurrirá esta semana: el viaje del presidente al Foro empresarial de Davos, al que la Argentina vuelve a asistir después de 12 años de ausencia, y la confirmación por parte de Prat-Gay de que el Banco Central tomará deuda por US$6.000 millones con bancos internacionales.
Tras reunirse en Nueva York con el negociador Daniel Pollack y los representantes de los holdouts, Caputo anunció que en la semana del 25 de enero presentarán la oferta a los fondos buitre. El miércoles, Prat-Gay había dado algunas pistas acerca de cuál será la estrategia. Después de destacar que este conflicto “ha sido tremendamente caro”, señaló que los intereses que fijó Thomas Griesa son muy altos: los punitorios alcanzan el 37% del total del monto de la sentencia de US$9.882 millones. De allí que las expectativas estén puestas en que la propuesta oficial incluya un recorte sobre estas tasas.
Para los mercados, la clave está en saber qué tan rápido se cerrará el acuerdo. “Si un acuerdo pudiera ser alcanzado durante la primera mitad de febrero, el mero anuncio del mismo impactará favorablemente en la prima de riesgo país”, señala la consultora ACM. Para estos analistas, la “quita” que ofrecerá el Gobierno –y que los buitres podrían aceptar– rondaría el 25%, aunque con arquitectura financiera esa reducción podría ser aún mayor.
“Tengo emociones encontradas con respecto a la velocidad del acuerdo. La intención tiene que ser sacar esto de la mesa y solucionar el problema lo antes posible, pero no a cualquier costo. Hay que buscar que el acuerdo no sea demasiado gravoso y esto implica negociar en forma firme y tener vocación por llegar a una solución. Esto podría implicar mayores plazos de negociación. Lo ideal es lograr que Griesa reponga elstay (una medida cautelar que le permitiría al Gobierno salir del default técnico)”.
La negociación con los holdouts corre en paralelo con la reapertura por US$1.000 millones de la colocación del Bonar 2020. La emisión se realizará en el mercado local y podrá ser suscripta en pesos. También está pensada para que opere como un canje para los tenedores del Bonar X, que vence en 2017. En este caso, la expectativa está puesta en cuál será la tasa a la que se endeudará el flamante gobierno en su primera emisión.
El Bonar 2020 ya tuvo una licitación en octubre pasado, cuando se ofreció como un canje por el Bonar 2015 que vencía en ese momento. Pero de los US$1.500 millones que el entonces ministro Axel Kicillof planeaba colocar, solo pudo licitar US$670 millones a una tasa de 9,4%. Hoy, la apuesta del mercado es que Prat-Gay haga valer la buena reputación que le dio el levantamiento del cepo y que obtenga un tasa en torno al 8%, lo que sería leído como otro respaldo de los mercados a la política económica del macrismo.
“La tasa puede estar incluso por debajo del 8%”, dice Alvarez. “El Gobierno viene manejando muy bien las expectativas, sobre todo en el frente financiero. La salida del cepo le dio un handicap importante. Creo que va a haber demanda porque el interés por Argentina es importante. De acá a doce meses, Argentina tiene que tener un mejor crédito que Brasil”, dispara Alvarez.
Los martes, el Banco Central habitualmente realiza la licitación de las Lebac o Letras del Banco Central, que desde la devaluación de enero 2014 pasaron a ser el principal instrumento para los inversores institucionales. En ese marco, el Gobierno había emitido bonos que ajustaran por un promedio de la tasa de licitación de Lebac. Nacieron entonces los denominados “Bonac” cuyos códigos en bolsa son: A2M6, A2S6, AY16 y AL16. Los dos primeros pagan intereses de acuerdo al promedio de los de 90 días, mientras que los dos últimos por el de 262 días.
Desde el último martes de diciembre, el Central ha dejado de licitar letras internas, ya que desde entonces las mismas pueden ser adquiridas por tenedores extranjeros. Esta situación está contemplada en las condiciones de emisión de los Bonac que establecen que si el promedio no se pudiera calcular por no existir licitaciones de Letras Internas, los títulos pasarían a pagar una tasa de interés Badlar (la misma que el resto de los bonos en pesos como el AS16, AM17, AO17, AMX9 y PR15), más un margen adicional.
En el mercado estos títulos rápidamente pasaron a ser considerados bonos Badlar, aunque todavía no hay comunicados oficiales que lo aseguren. Sin embargo, ahora surgen nuevas dudas de si seguirán tomando la licitación de Lebac, en especial con los título AY16 y AL16. Estos dos serían los más afectados de continuar tomándose como Bonac y por ello cotizan con un descuento interesante. Pasar a tomar estos bonos como títulos que pagan interés Badlar implicaría un rendimiento del 34% o 35% y con cobertura respecto de la tasa de interés. Ello quiere decir que si las tasas de interés aumentan, también aumentará el rendimiento de los títulos y viceversa.
Se trata de dos bonos cortos en pesos con un buen rendimiento para el inversor minorista, con el único riesgo de que el Tesoro decida seguir tomando el promedio de las licitaciones actuales de Letras para pagar los intereses. Se trata de un evento poco probable, porque las condiciones de emisión de los títulos hablan expresamente de Letras Internas, instrumentos que el Central ha dejado de emitir. Los grandes inversores ya los toman como bonos que paguen tasa Badlar, pero aún no están dispuestos a correr el riesgo sin un comunicado oficial. De confirmarse que se trata de bonos que pagan interés Badlar, estos dos títulos serían inversiones más rentables que las Letras del Banco Central y son de más fácil acceso para los bonistas más pequeños.
Más allá de estos instrumentos, las tasas de interés en pesos de los bonos bursátiles no lucen lo suficientemente atractivas para el inversor minorista. Para obtener mejores resultados, siguen estando disponibles los títulos provinciales dólar-link que se pueden llegar a obtener con rendimientos anuales del 10% en dólares como el NDG21 de la provincia de Neuquén, o bien algo superiores como el PMO18 y PMD18 de Mendoza o el PUO19 de Chubut. Sin embargo, éstas son provincias con dificultades fiscales algo más importantes que las neuquinas.